En los años 1980, la CIA incita a Awatha al-Zuwawi
a crear, en Libia, una oficina destinada al reclutamiento de mercenarios
para su posterior envío a Afganistán, donde participarán en la yihad contra
los soviéticos. A partir de 1986, los reclutas libios comienzan a entrenarse
en el campamento de Salman al-Farisi, en Pakistán, bajo el mando del
millonario anticomunista Osama ben Laden.
Más tarde, cuando Ben Laden se va a Sudán, los
yihadistas libios lo siguen. Ya en Sudán, estos elementos se reagrupan
dentro de su propio sistema. A partir de 1994, Osama ben Laden envía
yihadistas libios de regreso a su país con la misión de asesinar a Muammar
el Kadhafi y de derrocar la Yamahiria Popular y Socialista.
El 18 de octubre de 1995, el grupo [enviado a
Libia] se estructura bajo el nombre de Grupo Islámico Combatiente en Libia (GICL).
Durante los 3 años posteriores, el GICL realiza 4 intentos de asesinato
contra Muammar el Kadhafi y trata de crear un movimiento armado en las
montañas del sur de Libia. En respuesta, el ejército libio –bajo las órdenes
del general Abdel Fattah Yunes– lleva a cabo una campaña de erradicación de
dicho movimiento y la justicia libia emite una orden de arresto contra Osama
ben Laden, orden que INTERPOL difunde a partir de 1988.
Según el agente del contraespionaje británico
David Shayler, el desarrollo del GICL y el primer intento de asesinato
contra Muammar el Kadhafi organizado por Al-Qaeda son financiados con una
suma de 100 000 libras por el MI6 británico [1].
Libia es en ese momento el único Estado del mundo
que busca a Osama ben Laden, quien aún dispone oficialmente de respaldo
político en Estados Unidos a pesar de haber expresado su oposición a la
operación «Tormenta del Desierto».
Como resultado de las presiones de Trípoli, Hasan
el-Turabi expulsa de Sudán a los yihadistas libios. Estos trasladan sus
infraestructuras a Afganistán, donde instalan el campamento de Shaheed
Shaykh Abu Yahya, precisamente al norte de Kabul. Ese campamento se mantiene
en funcionamiento hasta el verano de 2001, momento en que fracasan las
negociaciones que Estados Unidos mantiene con los talibanes en Berlín para
la construcción de un oleoducto a través de Afganistán. El mollah Omar,
quien ya se prepara para la invasión anglosajona, exige entonces el control
directo de aquel campamento.
El 6 de octubre de 2001, el GICL es incluido en la
lista del Comité de Aplicación de la resolución 1267 del Consejo de
Seguridad de la ONU, lista en la que aún figura actualmente. El 8 de
diciembre de 2004, el GICL es incluido en la lista de organizaciones
terroristas del Departamento de Estado de Estados Unidos, en la que aún
figura en este momento. El 10 de octubre de 2005, el ministerio británico
del Interior prohíbe el GICL en el territorio británico, medida que aún se
mantiene en vigor. El 7 de febrero de 2006, el Comité de la ONU impone
sanciones a 5 miembros del GICL y a 4 empresas vinculadas a ese grupo que,
sin embargo, siguen operando impunemente en el Reino Unido bajo la
protección del MI6.
La tendencia yihadista se organiza precisamente
durante la «guerra contra el terrorismo». La expresión «Al-Qaeda», utilizada
para designar una gran base de datos que servía a Osama ben Laden para
escoger a los mercenarios que necesitaba para determinadas misiones, se
convierte poco a poco en el nombre de un grupúsculo cuyo tamaño disminuye a
medida que va estructurándose.
El 6 de marzo de 2004, el nuevo jefe del GICL,
Abdelhakim Belhaj, quien había luchado junto a Osama ben Laden en
Afganistán [2]
y en Irak, es arrestado en Malasia y trasladado a una prisión secreta de la
CIA en Tailandia, donde se le aplica el llamado suero de la verdad y es
torturado. Como resultado de un acuerdo entre Estados Unidos y Libia, Belhaj
es repatriado a Libia, donde es nuevamente sometido a la tortura, pero por
parte de agentes británicos, en la cárcel de Abu Salim.
El 26 de junio de 2005, los servicios secretos
occidentales organizan en Londres un encuentro de opositores libios. Allí
conforman la «Conferencia Nacional de la Oposición Libia» mediante la unión
de 3 facciones islámicas: los Hermanos Musulmanes, la Hermandad de los
Senussi y el GICL. El manifiesto adoptado establece 3 objetivos:
derrocar
a Muammar el Kadhafi;
ejercer
el poder durante un año (bajo el nombre de «Consejo Nacional de
Transición»);
reinstaurar
la monarquía constitucional de 1951 y proclamar el Islam como religión del
Estado.
En julio de 2005, Abu al-Laith al-Liby se fuga –de
manera absolutamente increíble– de la prisión de alta seguridad de Bagram,
en Afganistán, y se convierte en uno de los jefes de Al-Qaeda. Llama
entonces a los yihadistas del GICL que aún no lo han hecho a unirse a
Al-Qaeda en Irak. Los libios se hacen mayoritarios entre los kamikazes de
Al-Qaeda en Irak [3].
En febrero de 2007, Al-Liby dirigió un espectacular ataque contra la base de
Bagram en momentos en que el vicepresidente estadounidense Dick Cheney se
disponía a visitarla. En noviembre de 2007, Ayman al-Zawahiri y Abu al-Laith
al-Liby anuncian la fusión del GICL con Al-Qaeda.
Abu al-Laith al-Liby se convierte en segundo de
Ayman al-Zawahiri y, por consiguiente, en el segundo al mando de Al-Qaeda ya
que nada se sabe en ese momento de Osama ben Laden. Un avión sin piloto de
la CIA mata a Al-Liby a fines de enero de 2008.
Durante el periodo 2008-2010, Saif al-Islam
Kadhafi negocia una tregua entra la Yamahiria y el GICL. Esta organización
publica un largo documento, Estudios correctivos, en el que admite
haber cometido un error al llamar a la yihad contra los creyentes de su
propia religión en un país musulmán. En tres oleadas sucesivas, la Yamahiria
concede una amnistía a todos los miembros de Al-Qaeda y estos son liberados
con una sola condición: que renuncien por escrito a la violencia. De un
total de 1 800 yihadistas, sólo un poco más de un centenar rechazan el
arreglo y prefieren permanecer en la cárcel.
Ya liberado, Abdelhakim Belhaj abandona Libia y se
instala en Qatar.
A principios de 2011, el príncipe saudita Bandar
ben Sultan emprende una serie de viajes con vistas a reactivar Al-Qaeda
ampliando su reclutamiento, hasta entonces exclusivamente árabe, a los
musulmanes del Asia central y del sudeste asiático. Varias oficinas de
reclutamiento se abren entonces en Malasia [4].
Los mejores resultados se obtienen en Mazar-i-Sharif, donde más de 1 500
afganos se enrolan para emprender la yihad en Libia, en Siria y en Yemen [5].
En sólo unas semanas, Al-Qaeda, que ya por entonces no era más que un
grupúsculo agonizante, logra alinear más de 10 000 hombres. El reclutamiento
resulta excepcionalmente fácil en la medida en que los yihadistas son los
mercenarios más baratos de todo el mercado.
El 17 de febrero de 2011, la «Conferencia Nacional
de la Oposición Libia» organiza en Benghazi el «día de la cólera»,
que marca el comienzo de la guerra.
El 23 de febrero, el imam Abdelkarim Al-Hasadi
proclama la creación de un emirato islámico en Derna, la ciudad más
integrista de Libia, de la que provienen la mayoría de los yihadistas
convertidos en kamikazes de Al-Qaeda en Irak. Al-Hasadi es un viejo miembro
del GICL y fue torturado por los estadounidenses en Guantánamo [6].
El emir Al-Hasadi implanta el uso obligatorio de la burqa [El velo islámico
para las mujeres Nota del Traductor.] y restablece los castigos corporales.
El emir organiza además su propio ejército, cuyos primeros miembros serán
varias decenas de yihadistas, y rápidamente reúne más de un millar de estos.
El general estadounidense Carter Ham, comandante
del AfriCom, a cargo de la coordinación de la operación aliada en Libia,
expresa su inquietud señalando que entre los rebeldes a los que se le ordena
proteger hay yihadistas de Al-Qaeda que han matado soldados estadounidenses
en Afganistán e Irak. La misión pasa entonces a manos de la OTAN.
En la región libia de Cirenaica, ya «liberada»,
los hombres de Al-Qaeda siembran el terror, cometiendo masacres y
practicando la tortura. ¿Su especialidad? Degollar a los partidarios de
Kadhafi y arrancarles un ojo, además de amputarles los senos a las mujeres
que consideran impúdicas. El abogado de la Yamahiria, Marcel Ceccaldi, acusa
a la OTAN de «complicidad con crímenes de guerra».
El 1º de mayo de 2011, Barack Obama anuncia que
Osama ben Laden –de quien no se tenían noticias creíbles desde hacía más de
10 años– ha sido eliminado en Abbottabad, Pakistán, por el comando 6 de los
Navy Seals. Este anuncio permite cerrar el expediente de Al-Qaeda y dar una
nueva imagen a los yihadistas para convertirlos nuevamente en aliados de
Estados Unidos, como en los viejos tiempos de las guerras de Afganistán,
Bosnia Herzegovina, Chechenia y Kosovo [7].
Todos los miembros del comando 6 de los Navy Seals mueren el 6 de agosto al
estrellarse su helicóptero.
Abdelhakim Belhaj regresa a su país [Libia] en un
avión militar de Qatar al comienzo de la intervención de la OTAN. Asume el
mando de los hombres de Al-Qaeda en las montañas del Djebel Nefussa. Según
el hijo del general Abdel Fattah Yunes, es el propio Belhaj quien ordena, el
28 de julio de 2011, el asesinato de su viejo enemigo, ahora convertido en
jefe militar del Consejo Nacional de Transición. A la caída de Trípoli,
Abdelhakim Belhaj abre las puertas de la cárcel de Abu Salim y libera a los
últimos yihadistas de Al-Qaeda que se encontraban allí. Belhaj es nombrado
gobernador militar de Trípoli y exige que la CIA y el MI6 le presenten
excusas por la forma en que lo trataron en el pasado [8].
El Consejo Nacional de Transición lo pone a cargo de la creación del
ejército de la nueva Libia.