ENTREVISTA DE RICHARD KELLER AL LIDER COREANO KIM JONG-EUN

PARA LA TELEVISIÓN SUIZA

 

 

            Tras salvar un sinfín de presiones diplomáticas que tenían por objeto evitar que se realizara esta entrevista, el 24 de septiembre de 2017 fui recibido por el líder koreano en su despacho del palacio presidencial. La iniciativa partió del canal privado “Thor” de la televisión suiza. La intención que subyace a lo que bien podríamos denominar el acontecimiento periodístico del año no es otra que la de ofrecer al mundo “la versión koreana de los hechos”. En todas las facultades de derecho del mundo se estudia que una persona no puede ser, al mismo tiempo, juez y parte. Sin embargo, hasta ahora han sido los Estados Unidos, una de las partes, los que han jugado el papel de juez en el conflicto US-Korea. Hoy, en cambio, es el líder koreano Kim Jong-Eun quien tiene la palabra.

 

RK- Señor presidente, ¿supone realmente Korea del Norte una amenaza para el mundo? Esa, al menos, es la imagen que desde hace tiempo Estados Unidos proyecta a través de sus medios de comunicación.

 

KJ- Eso dice Estados Unidos, y en verdad que lo dice, pero no deja de ser paradójico que lo diga un país en el que no hay un centímetro cuadrado sin armamento nuclear, bases militares, agencias de inteligencia, campos de pruebas… Un país que fue el primero en fabricar la bomba atómica y el primero y el único en tirarla –arrojó dos en Japón y un poco más tarde bombardeó Tokio con napal… 80.000 muertos… Un país que ha organizado todos los conflictos bélicos que ha habido en el mundo después de la segunda guerra mundial… Un país que no cesa de dividir para ganar predominio en la arena internacional –intentó dividir Vietnam con una guerra que duró 15 años. No lo consiguió, pero ha conseguido dividir Korea y hacer que seamos enemigos unos de otros… Un país que no ha dejado de propiciar golpes de estado aupando al poder líderes cuya ideología era contraria a la que había justificado esos subrepticios cambios de gobierno… Un país fundado sobre el genocidio indio y la esclavitud –es la primera vez en la historia que un pueblo esclaviza a otro sólo por el color de la piel. Los esclavos eran siempre cautivos de guerra sin que tuviese ninguna influencia su color o procedencia. Estoy seguro de que son muchos, europeos incluidos, los que creen que el 4 de julio de 1776, con la declaración de independencia, se acababa la esclavitud en América. Sin embargo continuó y se reencarnó más tarde en la demagógica ley de segregación racial que no fue abolida hasta 1964. Abolida en el papel, pero no en la práctica, ya que se mantiene de una forma u otra hasta nuestros días. Es este país el que acusa a Korea del Norte de ser una amenaza para el mundo. Trump se ha burlado muchas veces de mí, me ha insultado y ha tratado de humillarme con sus sarcasmos de jugador de póker, pero la realidad es que una buena parte de América quiere que se vaya de la Casa Blanca, y es él quien cada día es ridiculizado en los medios de comunicación americanos e incluso en los de sus aliados occidentales –él y toda su familia.

 

RK- No puedo, sino estar de acuerdo con usted en todas las referencias históricas que ha citado. Sin embargo, es sabido que el mundo necesita un orden. Es unánimemente aceptada la máxima –es mejor un mal orden que el caos. Yo creo que cuando la gente habla de Korea del Norte como una amenaza para la paz mundial se refiere a que quizás, con su programa nuclear tan avanzado, podría desestabilizar la ecuación de fuerzas y ello podría llevar indirectamente a un conflicto bélico mundial.

 

KJ- Sí, yo también asumo esa máxima, pero no olvide que ha sido América quien ha incumplido los compromiso que contrajo con Korea del Norte cuando se firmó el armisticio. Más tarde, en 1995, Estados Unidos organizó el KEDO –Korean Peninsula Energy Development Organization, ¡¿Ve?! Un sugestivo nombre con sus siglas y su bello logo. Eso es lo único en lo que América utiliza su inteligencia –en fachadas semánticas. Detrás nunca hay nada. El KEDO se comprometió a construir en Korea del Norte dos plantas nucleares para producir energía y el envío de 500.000 toneladas anuales de combustible pesado hasta que dichas plantas estuvieran terminadas y en activo. A cambio, Korea del Norte renunciaba a iniciar su programa nuclear con miras a producir energía y armamento atómico. Sin embargo, pasaban los años y ni se construían las centrales nucleares ni se mandaba el combustible prometido. No obstante, el personal, en su mayoría americano, si llegó a Korea del Norte y se estableció allí, nadie sabe con qué intención. En un principio, iban a ser los Estados Unidos los principales contribuyentes al proyecto, pero pronto les paso la inversión a sus dos socios de KEDO –Japón y Korea del Sur. Estos se quejaron de que la parte que ahora se les asignaba del presupuesto global suponía una carga imposible de llevar. El propio senado americano se negó en varias ocasiones a la aprobación de fondos para tal proyecto. Korea del Norte enseguida entendió que toda esa parade de proyectos y buenas intenciones no era, sino una forma de ganar tiempo y retrasar al infinito el desarrollo energético de Korea del Norte.

    Usted ha mencionado la máxima que dice que es mejor incluso un mal orden al caos, pero lo que Estados Unidos está propagando por el mundo es precisamente el caos, el desorden, la confusión y el enfrentamiento entre los pueblos.

    Estados Unidos no quiere la paz, no quiere un mundo mejor, no quiere revisar sus sistemas industriales para evitar un exceso de contaminación –Trump acaba de abandonar la agencia internacional que controla la emisión de gases contaminantes e impone medidas restrictivas a los países miembros para intentar disminuir los niveles de polución. Estados Unidos, como Europa, presas de una insaciable avaricia, sólo quiere reunir en sus manos toda la riqueza del globo terráqueo, a cualquier precio.

    Seguramente habrá oído hablar de la isla de Jeju. Es una pequeña isla en Korea del Sur al este del mar de China. Después de la segunda guerra mundial, esa isla se convirtió en el centro de oposición a la separación de Korea. Este sentimiento se materializó en el levantamiento de 1948, poco antes de las elecciones presidenciales en Korea del Sur, lo que significaba, de facto, el reconocimiento definitivo de dos Koreas. El ejército de Korea del Sur y las fuerzas armadas que los Estados Unidos tenían allí estacionadas respondieron brutalmente asesinando a más de 25.000 personas, en su mayoría civiles. No fue un caso colateral fruto de las tensiones del momento. Cuando en 2007 el presidente de Korea del Sur anunció que iba a construir una base naval en la isla, la gente se echó a la calle en protesta por aquel atropello ecológico, y porque veían en ello la mano de América. Se hizo un referéndum y el 94% de la población de Jeju votó en contra. No obstante, el proyecto continuó adelante indiferente a la opinión pública. Se hacen referéndums, se hacen elecciones… pero todo está apañado de antemano. Ahora se le llama “isla de la paz”.

 

RK- No obstante, con China y Rusia respaldándoles no deberían tener temor a un ataque estadounidense. Estos dos países podrían actuar como verdaderos guardaespaldas. ¿No cree? De la misma forma que Estados Unidos es el protector de Korea del Sur.

 

KJ- Sin duda que son dos corpulentos guardaespaldas, pero debe fijarse en una cosa –la situación, el estatus de Korea del Norte es muy diferente al de Korea del Sur. Nosotros somos, hoy, un país independiente, libre a la hora de tomar decisiones, de configurar nuestra política. Tenemos nuestro propio armamento y nuestra propia tecnología. Para ello hemos tenido que pagar un alto precio –luchar contra Estados Unidos, no someternos a sus diabólicos caprichos. Hemos estado muchas veces en el hospital curándonos las heridas, pero cada vez que salíamos éramos más fuertes. Por el contrario, Korea del Sur es prisionera de USA, de su protector. Recientemente le han colocado baterías anti-misiles que ellos no controlan ni saben cómo han sido diseñadas ni fabricadas, pues para USA Korea del Sur es un simple peón, una base, una plataforma, un elemento más de la estrategia general de dominación del Pacífico Sur.

    Si pregunta a los surcoreanos, advertirá que la gran mayoría de ellos es contraria a la división del territorio Koreano, y a favor de la reunificación sin América de por medio. Y ello porque los surcoreanos ven como su país está completamente dominado por USA, son ellos los que toman todas las decisiones. Es la misma situación que vive Japón. En mi opinión nunca debieron rendirse. Es preferible desaparecer como pueblo, como nación, a desmontar tu propia historia, tu idiosincrasia. Japón ha tenido que cambiar sus valores milenarios para adecuarse a la cultura bananera estadounidense. Hoy Tokio es un circo en el que lo que más abundan son los monos, los imitadores de occidente. Japón debió seguir luchando hasta vencer o sucumbir al ataque nuclear. Por eso USA nos teme, porque sabe que Korea no se va a rendir, nunca.

 

RK- Sin embargo, quizás merezca la pena abandonar ese pulso con Estados Unidos. China y Rusia bastan para que Korea del Norte se sienta segura sin necesidad de un programa nuclear tan ambicioso como el que ustedes están desarrollando. De nuevo tenemos que utilizar la máxima –incluso un mal orden es mejor que el caos.

 

KJ- La situación en Korea del Norte y en general en el mundo es mucho más compleja que hablar de buenos principios. La gente no conoce la historia de Korea, ni siquiera conoce la suya propia, por mucho que la estudie, ya que después de la segunda guerra mundial los “vencedores” la han reescrito para que su ecuación –occidente es el origen y la civilización– no se desequilibre. Sin embargo, sin un amplio y correcto conocimiento de la historia, somos como niños a los que se camela con cuentos de hadas. La historia de Korea es una historia limpia y modélica en muchos aspectos. Durante siglos hemos sido el país más avanzado del mundo. Ya en el siglo XIII habíamos desarrollado en Korea la tipografía móvil, diseñándose y manufacturándose poco tiempo después 9 fuentes diferentes de letras fundidas en bronce. Todo ello antes de que Europa descubriese que existía la tipografía. No había en el siglo XIII un solo país que pudiera igualarse a Korea en tecnología, arte, literatura, ciencia y espiritualidad. Podemos decir que la única sociedad que se ha regido enteramente y durante siglos por el confucionismo ha sido Korea. Sin embargo, y a pesar de su clara superioridad, mi país nunca ha invadido otros territorios fuera de la península koreana. Nunca hemos sido una amenaza para ningún pueblo. No así Japón que desde 1592 no cesó de atacar Korea hasta su anexión en 1910. Durante este periodo, un gran número de científicos y artesanos fueron llevados a Japón y obligados por la fuerza a enseñar allí la avanzada tecnología koreana. Tras las continuas guerras con Japón, comenzaron a llegar las potencias occidentales con sus “buenas intenciones” disfrazadas de comerciantes y misioneros católicos. Detrás venían barcos franceses de guerra a concluir los negocios, franceses y americanos. A todos ellos les dimos la debida respuesta. Korea, mister Keller, tiene una larga historia de invasiones extranjeras. Somos una de las naciones más antiguas del mundo. Sabemos lo que hay debajo de las mesas de negociaciones. Conocemos bien a occidente. Conocemos bien el mundo. Somos conscientes de que no podemos confiar en nadie. Korea del Sur se echó en brazos de los Estados Unidos y ahora es su esclava, su puta, su almacén de armas. Sin embargo, nosotros hemos desarrollado nuestro propio programa de defensa. Es cierto que tenemos buenas relaciones con China y Rusia, pero Korea nunca delegará sus asuntos en otras naciones.

 

RK- ¿No ve ninguna posibilidad, señor presidente, de sentarse a dialogar con las potencias occidentales, especialmente con los Estados Unidos?

 

KJ- Estoy convencido de que es usted sincero, aunque algo ingenuo, al hacerme esta pregunta. Permítame que le responda a través de una mirada retrospectiva a la historia. En las últimas décadas hemos presenciado escenarios terribles. Hemos presenciado cómo Los Estados Unidos azuzaban a Irak, su aliado en oriente medio, para que entrase en guerra con Irán y de esta forma poder negociar mejor la puesta en libertad de los empleados que trabajaban en la embajada americana y que habían sido tomados como rehenes por las fuerzas de seguridad iraníes. Homeini exigía a los Estados Unidos que extraditase al Sha de Persia para ser juzgado y para que volviese a Irán toda la riqueza que durante décadas había estado acumulando a expensas de mantener empobrecida una buena parte de la población. Tras un año de infructuosas negociaciones, los Estados Unidos diseñaron una nueva estrategia para forzar a Irán a liberar a los rehenes –la guerra con Iraq. Después hemos presenciado cómo Estados Unidos se volvía contra su aliado iraquí, el presidente Sadam Husein, y le declaraba la guerra so pretexto de haber invadido Kuwait, cuando todos sabemos que había sido un arreglo pactado entre Bagdad y Washington. Por alguna razón hasta ahora desconocida, la invasión quedó frustrada y los ejércitos aliados se batieron en retirada. Más tarde presenciamos cómo el propio gobierno americano, o una parte de él, el deep state, derribaba las torres gemelas de Nueva York y acusaba a los muyahidín afganos de haber perpetrado el atentado. Una vez que estos habían desalojado a los soviéticos de su territorio con la ayuda americana, hacía falta ahora desalojarlos a ellos y colocar un gobierno títere que les permitiera instalar sus bases militares. El atentado de las torres gemelas justificó el ataque masivo a Afganistán. Antes se habían encargado de fabricar al-Qaeda y a su líder Usama bin Laden. Tras todas aquellas infames maniobras, Estados Unidos acusó a Irak de haber fabricado armas de destrucción masiva, tras 15 años de estricto boicot. Nadie se lo creyó, pero al final todos se unieron en coalición y atacaron a Irak desde los propios países arabo-musulmanes. Ahora estamos presenciando los últimos coletazos de la macabra primavera árabe. Estados Unidos ha creado el ISIS como un grupo armado desestabilizador que se pasea a su grado por todo oriente medio. ¿Cree realmente que podemos sentarnos a negociar con alguien así? Sólo podemos luchar. No hay diálogo posible con occidente. Violan una y otra vez sus compromisos, crean las organizaciones terroristas que afirman estar combatiendo, ejecutan a sus propios aliados o los abandonan a su suerte después de haberles incitado a organizar un conflicto bélico. ¿Acaso es de esto de lo que habla Trump a su distinguida audiencia en el rose garden de la Casa Blanca?

 

RK- ¿Cree que Turquía podría jugar un papel estabilizador en este conflicto y en general en las controversias que agitan el mundo de hoy?

 

KJ- Muy posiblemente podía haber jugado ese papel a no ser por la desmesurada arrogancia de su líder, Erdogan. Es sabida la preeminencia que Turquía tiene en el mundo musulmán, tanto árabe como no árabe, pero su presidente ha querido jugar, como se suele decir, a todas las bandas y el resultado final ha sido que la bola se ha quedado en medio de la mesa. Si recuerda, Turquía comenzó a finales de la primera década de este siglo una política de acercamiento hacia los países musulmanes de la cornisa sur mediterránea –Libia, Egipto, Yemen y Siria principalmente. Se abolieron los visados de entrada entre esos países y se estimularon los intercambios comerciales eliminando muchas trabas burocráticas. Sin embargo, Erdogan no quiso entender que esa política iba en contra de estar en la NATO y de solicitar la entrada de Turquía en la Unión Europea. El resultado fue la “primavera árabe”, macabro eufemismo de “masacre árabe”, a través de la cual se enfrentó a Turquía con sus nuevos aliados y socios. Erdogan tenía ahora que elegir entre estar con Europa y América, o aliarse con ese puñado de países “tercermundistas”… y eligió la peor opción –occidente. Se deshizo el proyecto de un nuevo califato bajo la supervisión turca y, al mismo tiempo, comenzaron las tensiones con Europa y América. Turquía se ha quedado fuera de juego, como la bola de billar, en medio de la mesa internacional. Siria, por ejemplo, apoyó incondicionalmente esta unión favoreciendo las relaciones políticas y económicas con su país vecino, pero cuando estalló la crisis en Siria, Turquía fue el primer país en abandonarla, en oponerse al gobierno con el que había pactado los acuerdos políticos y económicos y en jugar un papel fundamental en todo aquel escenario favoreciendo lo que podríamos llamar “la crisis de los refugiados sirios”. Erdogan quería demostrar al mundo que él estaba con la democracia y la libertad de expresión, pero después del golpe de estado que le montaron sus aliados, entendió que eran ellos sus peores enemigos y comenzó un tímido flirteo con Rusia, pero ya era demasiado tarde –organizó un referéndum para cambiar la constitución y poder seguir “gobernando” eternamente, justo lo que había reprochado al líder sirio. Turquía va a ser la gran perdedora en este conflicto. Su continuo vaivén de intereses la ha desprestigiado como un posible factor mediador y estabilizador. Por el contrario, lo que hemos visto en China, Rusia, Irán y Siria ha sido una línea política invariable y una absoluta fidelidad a los compromisos adquiridos con terceros países. Turquía ha demostrado adolecer de la misma enfermedad crónica de la que adolece occidente –la inestabilidad, la ruptura de los compromisos adquiridos y el continuo vaivén de intereses. Todo ello características de los países del tercer mundo. Gran Bretaña decidió salirse de la Unión Europea y ahora dice que quizás esa no sea la mejor opción y piensa ahora en volver a la Unión. No hay madurez en Europa. No hay ningún proyecto ni programa. Europa es una entelequia que no tiene ninguna realidad. Se mantiene artificialmente a través de medidas déspotas emitidas por los gobiernos europeos que nada tienen que ver con su sacrosanta democracia. Scotland quiere separarse del Reino Unido y ya empiezan los tanteos en Gales. Cataluña acaba de celebrar un referéndum con un aplastante resultado a favor de la independencia. Hace tiempo que el norte de Italia quiere separarse del sur. Acusan a Corea del Norte y a otros países de tener gobiernos dictatoriales y de esa forma eluden su devastadora realidad –originadores y patrocinadores de todo el terrorismo internacional. Asesinan dentro y fuera de sus propios países. Todo les está permitido, pues ellos son juez y parte en todos los conflictos y en todos los asuntos. Por ello no es posible el diálogo. Hay que luchar y cerrarles así la boca. El boicot siempre ha sido una medida déspota y tiránica, y esa es la política general de occidente –en el momento que un país comienza a tomar decisiones se le monta un boicot internacional en el que participan decenas de países que nada tienen que ver con el asunto que ha provocado esa medida. Simplemente tienen que obedecer a su amo.

 

RK- Señor presidente, antes de finalizar la entrevista nos queda una última y obligada pregunta: ¿Hay solución al caso Korea del Norte? ¿Podemos llegar a alguna conclusión después de su análisis político?

 

KJ- Hay una solución. Una sola –desmantelar el expansionismo americano. Si los Estados unidos no tienen la visión que tuvo la Unión Soviética y son incapaces de entender que su imperio les está aplastando como a ellos les aplastaba el suyo, entonces tendrán que ser terceras partes quienes desmantelen el montaje americano. Los Estados Unidos son la amenaza para el mundo. Son ellos quienes han organizado y propiciado todas las guerras en las últimas décadas. Esa es nuestra propuesta –desmantelamiento inmediato del sistema de poder americano. Y espero que tenga una pronta puesta en práctica.

 

RK- Esperemos que ese desmantelamiento, si es la solución, se lleve a cabo por los Estados Unidos de muto propio y pacíficamente. Gracias señor presidente por habernos recibido y concedido esta entrevista y deseamos que en la próxima haya buenas noticias para todos.

 

KJ- Gracias a ustedes por haber aceptado mi invitación.