EL
SHAIJ SIDI HAMZA BUSHISHI
Presentamos una selección de sentencias de Sidi
Hamza, Shayj de la táriqa Qadiriyya Butchichiyya, uno de los maestros
espirituales más conocidos en Marruecos, establecido en la zawiya de Madagh, en
los alrededores de la ciudad de Berkane, entre Nador y Uxda al nordeste del país.
Si los siglos pasados han visto florecer y consolidarse sucesivamente a la
Taibiyya, Nasiriyya, Darkawiyya o Tidjaniyya hoy en día es la Butchichiya la táriqa
que está logrando en Marruecos un mayor crecimiento. Estando
también implantada en Francía, Inglaterra, Estados Unidos y en gran
parte del mundo islámico. Habiendo sabido conectar en Marruecos con capas
ciudadanas y universitarias, en contraste con un sufismo
de carácter marcadamente popular que lentamente languidecía, la
Butchichiyya está vivificando el sufismo por una conjunción de la intensidad
en la práctica espiritual con el rigor intelectual. Interesada por el mundo de
la educación y de la cultura cuenta con numerosos cuadros en estos ámbitos.
La Butchichiyya es una rama de la Qadiriyya, la más antigua de las táriqas de tasawwuf, no en vano Sidi Hamza está emparentado a la vez por lazos carnales y espirituales con Abdel Qader Yiliani fundador de la Qadiriyya. La relación de la Qadiriyya con el Magreb y Al Andalus, son muy antiguos. Ya del sufí de Cantillana Abu Madian el Gauz enterrado en Tlemecen se dijo que trató a Abdel Qader en Meca, existiendo, por otro lado, descendientes directos de Abdel Qader que se establecieron en Al Andalus, desplazándose posteriormente al Maghreb a raíz de la expulsión. La Butchichiyya nace en el siglo XVIII con Ali Butchichi, en el siglo XX es famoso Sidi el Mujtar por ser el primero en oponerse en Marruecos a la invasión francesa, habiendo sido aliado del Emir Abdel Qader el Argelino al que prestó refugio. Pero no es hasta los años sesenta del siglo XX con sidi Abu Madian (no confundir con el anteriormente citado) y de sus díscipulos el Haÿ al Abbas (padre de Sidi Hamza) y el mismo Sidi Hamza que la táriqa no alcanza una irradiación exterior gracias, al decir de ellos, por la conversión de una táriqa que se había vuelto rutinaria sin poder de transformación (de mera bendición o tabarruk), como adviene a las mayoría de las táriqas al alejarse del nivel espiritual de los fundadores, en una tariqa viviente (haÿ) al poseer sus representantes el secreto (sirr) de la realización. Sea lo que fuera, las sentencias que presentamos seguidamente tratan de diversos aspectos de la vía con un inequívoco aroma de genuina experiencia sufi.