El profeta Jonás (a.s.) 

en la tradición islámica 

 

        La  figura de Jonás tragado por un pez, de una parte, y el arrepentimiento que había predicado a los ninivitas, de otra, aparece en la Sura número X del Corán, que lo menciona -bien con el nombre de Yûnus, de Sahib al-hut (dueño del pez), o haciendo referencia a él- en las siguientes Suras:

 

    «Te hemos inspirado como inspiramos a Noé ya los profetas que vinieron después de él, pues inspiramos a Abraham, Ismael, Isaac, Jacob, a las doce tribus, a Jesús, a Job, a Jonás, a Aarón, a Salomón y a David, a quien dimos los salmos» (IV, 161/163) I.

 

    «Y guiamos a Ismael, a Elías, a Jonás y a Lot; a cada uno de ellos le distinguimos sobre los mundos» (VI, 86).

    «¿Por qué no hubo ninguna ciudad que creyese y le aprovechase su mensaje, excepción hecha de las gentes de Jonás? Cuando hubieron creído, apartamos de ellos el tormento de la humillación en la vida mundanal y los dejamos gozar un momento» (X, 98).

 

    « Y acuérdate del Dueño del Pez, cuando se fue indignado y creyó que no podríamos hacer nada contra él. Nos imploró auxilio en las tinieblas, diciendo: "No hay verdad sino Tú". ¡Glorificado seas! Cierto, yo he estado entre los injustos (XXI, 87), "Le escuchamos y le salvamos de la aflicción; de la misma manera salvamos a los creyentes"» (XXI, 88).

 

    «Jonás estuvo entre los enviados cuando huyó en el barco cargado. Se sacó la suerte y estuvo entre los que perdieron y el Pez lo engulló mientras él se lamentaba. Si no hubiese estado entre los que glorifican a su Señor, hubiese permanecido en su vientre hasta el día en que serán resucitados los hombres. Le arrojamos a una playa desnuda, mientras estaba enfermo, e hicimos brotar, encima, un pie de calabacines. Enseguida lo enviamos a cien mil o más infieles. Creyeron y les concedimos el goce mundanal por un tiempo» (XXXVII, 148).

 

    « ¡Soporta el decreto de tu Señor! ¡No seas como el Huésped del Pez cuando gritó mientras estaba encerrado! » (LXVIII, 48. 

        En la tradición musulmana se han desarrollado con bastante imaginación estos relatos que, a veces, nada tienen que ver con su punto de origen. Como dice Sidersky, los tradicionistas al-Kisa'i y Ta'labi han ampliado notablemente los relatos coránicos añadiendo numerosos detalles. Por tanto, este trabajo recogerá la leyenda musulmana de este personaje a través de los textos árabes, sobre todo de al-Kisa'i  y de Ta'labi.

 

 

INFANCIA y JUVENTUD DE JONÁS 

 

        El tradicionista al-Kisa'i nos narra que los padres de Jonás -llamados Mattay y Sadaqa- vivían en Jerusalén. Cuando Mattay tenía setenta años cohabitaron en la noche de 'Ashura' y nació Jonás. Al poco tiempo murió su padre, quedando su esposa Sadaqa y su hijo en la miseria. Sin embargo, Allah tuvo compasión de ellos y nunca les faltó el sustento, ya que teñían una caña de madera en la que encontraban siempre comida, y unos pastores les daban leche de sus ovejas. A los siete años le compró su madre ropas de lana y ya, desde su infancia, frecuentaba a los ascetas y meditaba con ellos.

 

        A los veinticinco años vio en sueños a su padre diciéndole: ",Oh, Jonás, marcha a Ramla, pues en ella hay un santo llamado Zakariya' ben Yahya que tiene una hija buena llamada 'Anaq. Pídesela en matrimonio y cásate con ella". Jonás obedeció y, al día siguiente, se encaminó a dicho pueblo, donde encontró -como ya le había indicado su padre- a Zakariya' ben Yahya, que estaba sentado en el zoco vendiendo perfumes. Al contarle lo sucedido, Zakariya' le dijo que había visto también en sueños a su padre y sabía que iba a casarse con su hija. Celebraron, pues, el matrimonio, permaneciendo en Ramla tres días, y a continuación, marcharon hacia Jerusalén. De los textos consultados, solamente el de al-Kisa'i nos refiere que tuvieron dos hijos. 

 

JONÁS ES ENVIADO A NÍNIVE

 

        No sabemos con exactitud en qué ciudad vivía Jonás -una vez enviado por Allah- pues, unos tradicionistas dicen que «en una aldea de Mawsül llamada Nínive, cuya gente adoraba a los ídolos», mientras que algunos refieren que vivía en otra ciudad ya que el texto árabe dice «que en la ciudad de Nínive reinaba un rey déspota llamado Ta'lab ben Shard que atacó a los Banu Israel, cogiendo prisioneros a unos y matando a otros. Por esta razón, Allah inspiró a Jonás que fuera como profeta a la ciudad de Nínive». Cuando tenía treinta años salió de la ciudad donde vivía con su familia, que estaba compuesta por su mujer y sus dos hijos, en dirección a Nínive, aunque al principio se negó.

 

        Cuando llegó a orillas del Tigris, lo atravesó primeramente con su hijo mayor; luego, al pasar a su hijo menor se le cayó al río juntamente con sus bienes. Su hijo mayor -que estaba en la otra orilla- fue cogido por un lobo. Su mujer, también desapareció. Estando en esta situación recibió una inspiración divina: «Te quejaste de tanta familia y te voy a hacer descansar de ellos; por tanto, parte ahora para lo que fuiste encomendado y te la devolveré juntamente con tus bienes».

 

        Su misión consistía en prohibir a los ninivitas que adoraran a los ídolos, pues, en caso de hacerlo, los castigaría Allah. Animaba a la gente para que dijeran: «No hay más verdad que Allah». Jonás tenía que realizar dicha misión durante cuarenta días, pero el día treinta y siete les aseguró que el castigo vendría a los tres días, y como sólo le creyeron dos hombres -Rübil, sabio y prudente, y Tanuja, devoto y asceta- se fue a un cerro para ver caer el castigo.

 

Hay diversas opiniones acerca de cómo era este castigo. Mientras unos dicen que, por mandato divino, Gabriel ordenó a Malik -guardián del infierno- que sacara una chispa de fuego como una nube negra, otros afirman que «cubrió el castigo sus cabezas y que hubo sobre ellos una nube negra de la que salía un humo intenso que ennegreció la ciudad» y no faltan quienes digan que la señal del castigo era que se cambiarían sus colores.

 

        En la noche cuarenta bajó el castigo. Se asustaron y, empezando por el rey y continuando por sus súbditos, todos se quitaron sus ropas y vistieron hábitos. Enseguida buscaron a Jonás, pero no lo encontraron. Entonces Allah les inspiró el arrepentimiento y les levantó el castigo el día de 'Ashüra', miércoles, a mediados de shawwal. Este hecho irritó a Jonás porque iba a quedar como mentiroso ante su gente y esto no sólo era mal visto sino que lo matarían. Entonces había en él «violencia, precipitación y poca paciencia».  

 

 

JONÁS EN EL MAR

 

        Irritado Jonás, no quiso volver a su gente y marchó durante la noche hacia el mar, donde montó en una barca sin tarifa. Entonces se levantó una tempestad de tal naturaleza que la barca se balanceaba a derecha ya izquierda. Según unos, los marineros empezaron a rezar, pero Jonás no oraba debido a que había perdido a su familia; otros, en cambio, dicen que los marineros preguntaron si había algún siervo fugitivo que hubiese escapado de su Señor, pues esa era la señal por la cual la barca iba a la deriva.

 

        Decidieron echar suertes para ver quién era el culpable de esa tempestad. Según el tradicionista al-Kisa'i «Cada uno puso su nombre en un proyectil de plomo y lo arrojó al mar. Todas las flechas se sumergieron excepto la de Jonás que permaneció en la superficie». Tabari es más explicito y dice que «tomaron un trozo de barro cada uno sobre el que escribieron el nombre de uno de los hombres que se encontraban en la barca y dijeron: Oh Señor, haz nadar el nombre del que quieras y haz caer los otros. El nombre de Jonás nadó. A la tercera vez dijeron: Oh Señor, haz que el nombre del que quieras se hunda y que los otros naden. El nombre de Jonás se hundió». Entonces, viendo Jonás que era el culpable, se colocó al borde de la barca y él mismo se arrojó al mar .

 

        Allah envió a un pez que fuera desde la India a tragarlo, pero le dijo: «No te lo pongo como alimento sino para que seas su vivienda; por consiguiente, cógelo y no le rompas los huesos ni arañes su carne». Allah afino la piel del pez a fin de que viera Jonás lo que había a su alrededor. Desde allí oyó los cánticos de las bestias del mar y también alabó a Allah. Los ángeles oyeron estas alabanzas y preguntaron a su Señor de quién provenían, a lo que Él les respondió: "Este es mi siervo Jonás, me desobedeció y lo encarcelé en el vientre del pez en el mar".

 

        Discrepan los tradicionistas acerca del tiempo que permaneció dentro del pez. Sus afirmaciones oscilan entre cuarenta, veinte, siete o tres días. Al cabo de este tiempo, y debido a que imploró a Allah, el pez, sacando su cabeza fuera del agua, lo vomitó, según unos, en Nínive, pasando antes por al-Ubulla y el Tigris, y, según otros, en el Tigris.  

 

 

CRECIMIENTO DE UNA PLANTA JUNTO A JONÁS  

 

        Tampoco sabemos con exactitud cómo estaba Jonás cuando salió del pez, pues mientras en el texto de al-Kisa'i recogemos que «como el polluelo sin plumas, sólo con la piel y el hueso, sin fuerza para mantenerse de pie y sin vista», en otros se dice que «como el muchacho recién nacido».

 

        Por esta razón, Allah hizo crecer una planta de calabaza para que le diera sombra. Dicha planta tenía cuatro ramas, debajo de la cual había una fuente para beber agua y para las abluciones y dispuso también una gamuza salvaje para que lo amamantara. Gabriel pasó su mano sobre su cuerpo en el que hizo brotar la carne y la vista.

 

        Al despertarse por la mañana, cuando habían pasado cuarenta días, advirtió que el árbol se había secado y que la gamuza se había marchado. Se entristeció por ello Jonás y Allah le reprendió diciendo: «Lloras por la calabaza y la gamuza y no lloras por más de cien mil siervos míos que quisiste que los hiciera perecer».

 

 

ALLAH LE DEVUELVE A SU FAMILIA

 

        Como Allah le había prometido, Jonás encuentra a su familia, pero a cada miembro de diferente manera. Según el relato recogido por el tradicionista al-Kisa'i -ya que los demás textos consultados no nos dicen nada al respecto- al entrar Jonás a una aldea oyó a un hombre decir: Quien lleve a esta mujer a la ciudad de Nínive y la entregue a su esposo Jonás b. Mattay le daré cien dinares. Entonces reconoció a su esposa y pidió informes al hombre de cómo la encontró. Estaba sentada a orillas del Tigris -comentó el hombre-, pasó por allí el rey de esta aldea, se la llevó a su palacio y la solicitó sexualmente. Ella se negó, invocó a Allah por él y lo perdonó. Al enterarse de que era la mujer de Jonás b. Mattay, me la entregó y me dio este oro para quien la lleve a su esposo. Jonás le dijo: Yo la llevaré. Entonces, el hombre le entregó la mujer y el oro.

 

        Continuaron la marcha y entraron a otra aldea donde encontraron a un hombre vendiendo pescado. Jonás le compró pescado y cuando lo abrió vio todo su dinero. Más adelante halló a otro hombre montado en una bestia y detrás de él, montado también, un muchacho. Este era su hijo pequeño, que cayó en la red de un pescador. Siguiendo su camino encontraron a un pastor con su ganado, advirtiendo Jonás que era su hijo mayor . Entraron en la aldea para entregar el ganado al dueño, el cual le dijo que estando un día con su rebaño se le dirigió un lobo para comunicarle que le dejaba al muchacho en préstamo.

 

        Una vez reunida toda la familia, marcharon a la ciudad, cuyos habitantes se alegraron por este acontecimiento. Jonás se dedicó entonces a ordenarles el bien ya prohibirles el mal.