IBN QÁYYIM AL-YAWÇÍA

 

           Ibn Qáyyim al-Yawçía fue un pensador y jurisconsulto perteneciente a la escuela hánbali de derecho musulmán. Nació en Damasco a principios del año 1292, ciudad en la que murió en el 1350. Fue un hombre de origen modesto. Su padre era el gerente (qáyyim) de la madrasa Yawçîa (de donde le viene al nombre a nuestro autor, Ibn Qáyyim al-Yawçîa, el Hijo del Gerente de la al-Yawçía).

 

         La formación de Ibn al-Qáyyim fue particularmente extensa y sólida. Tuvo una gran cantidad de maestros entre los que se contaban los más prestigiosos jueces de su época, pero sobre todo Ibn al-Qáyyim fue el discípulo más eminente de Ahmad Ibn Taimía, cuyas ideas abrazó totalmente y contribuyó a popularizarlas, guardando siempre su propia personalidad. Al igual que su maestro, dedicó su interés a todas las grandes disciplinas de su tiempo (exégesis coránica, crítica del hadiz,  fundamentos del derecho, aplicaciones del derecho, sufismo,...). También, al igual que su maestro, fue adversario de lo que se consideró panteísmo, especialmente las enseñanzas de Ibn ‘Arabi de Murcia. No obstante, Ibn al-Qáyyim tuvo una fuerte inspiración sufí, mucho mayor que la de su maestro Ibn Taimía. Se interesó particularmente por una obra de misticismo musulmán, los Manâçil de al-Ansâri (muerto en 1089), que gozaba de un gran aprecio en su época, y la comentó extensamente en un libro que tituló Madâriÿ. Mucho menos polemista que su maestro, con  más gusto literario, Ibn al-Qáyyim ha dejado tras de sí una justificada reputación de escritor de gran talento cuya elocuencia contrasta con la mordacidad incisiva y la sequedad de prosa de su ilustre maestro.

 

         En 1326 fue encarcelado junto a su maestro en la ciudadela de Damasco, y no fue puesto en libertad más que a la muerte de Ibn Taimía en 1328. En 1330 hizo la peregrinación a Meca: la caravana siria, nos cuenta, fue acompañada por un número considerable de ‘ulamâ, de expertos en ciencias islámicas.

 

         La carrera como jurista de Ibn al-Qáyyim fue modesta y sufrió la oposición a la que se enfrentaba el neo-hanbalismo preconizado por su maestro. No obstante, en 1336 dio su curso inaugural  en la madrasa Sadría en la que se dedicó a la enseñanza hasta su muerte en 1350. Fue enterrado en el cementerio de Damasco, al lado de su madre. Su hijo Yamâl ad-Dîn ‘Abd Allah lo sucedió a la cabeza de la escuela.

 

         La obra escrita de Ibn al-Qáyyim es muy considerable. Es de destacar, como ya hemos señalado, los Madâriÿ en los que comenta los Manâçil de al-Ansâri, obra sufí muy admirada por Ibn al-Qáyyim. Es más, los Madâriÿ de Ibn al-Qáyyim son considerados una de las obras máximas del sufismo hanbali. Escribió también guías para muftíes, como el I‘lâm al-Muwaqqi‘în, y que contiene todo un tratado de metodología jurídica conforme a Ibn Taimía en ese dominio. Escribió at-Túruq al-Hukmía sobre política. Igualmente fue un fecundo poeta. Entre sus discípulos se cuenta a Ibn Kazîr y a Ibn Háÿar al-‘Asqalâni. Ibn al-Qáyyim es muy valorado entre los salafíes y los wahhabíes, que intentan en muchos casos, no obstante, negar o disimular su sufismo así como el de su maestro Ibn Taimía.