LA REENCARNACIÓN A LA LUZ DE LA TRADICIÓN HINDÚ

 

  “La reencarnación, –tal como se entiende actualmente en el sentido de un retorno de las almas individuales a otros cuerpos aquí en la tierra- no es una doctrina india ortodoxa, sino tan solo una creencia popular.”

                                    A.K. Coomaraswamy.- Gradation, Evolution and Reincarnation.

 

 

“Es curioso observar que este término de ‘reencarnación’ se ha introducido en las traducciones de textos orientales solamente a partir de su propagación por el espiritismo y el teosofismo.”

                                                            René Guénon.-Le Voile d’Isis, 1928, p.389-390.

 

 

            “Tal y como él (René Guénon) explica, la longevidad, la re-incorporación, la transmigración, la palingenesia, la metempsicosis y otros fenómenos (incluido el lado más siniestro relacionado con los residuos psíquicos y la posesión) han llegado a confundirse, por falta de definiciones y comprensión adecuadas, con lo que se llama reencarnación.

 

            En resumen, la hipótesis reencarnacionista surge de la incomprensión de las doctrinas de la transmigración (el paso del ser a otros estados de existencia) y la metempsicosis (la transferencia de elementos psíquicos de un ser a otro), y se basa ella misma en un doble error: (1) Que puede haber una continuidad del ego individual si abandona la condición humana y transmigra a través de sucesivos estados de existencia [i]; (2) Que un ser (jîvâtmâ bhûtâtmâ) puede repetir un determinado estado.

 

 

            Hay que hacer hincapié, para terminar, en que, para un oriental, esta ‘creencia popular’ en la reencarnación se vuelve virtualmente inocua por su herencia tradicional, que le lleva a intuir lo esencial sin enredarse en definiciones. Sin embargo, el occidental, cuya educación monoteísta le ha resguardado de estas perspectivas, es vulnerable cuando se ve expuesto a ellas, y, con sus facultades críticas y su imaginación pasional, es propenso a desviarlas en direcciones tortuosas que pueden ridiculizar aparentemente la teología y las doctrinas tradicionales relativas a los estados póstumos del ser.

 

            No hay ninguna esencia particular que se reencarne’, dice el Milinda Pana; y esto basta para recordar, como se afirma en el Satapatha Brâhmana, que los muertos han partido ‘de una vez por todas’.”

                                                Whitall N. Perry.- La Reencarnación. Hechos y Fantasías.

                                                            Revista Cielo y Tierra, 1984, nº 7, vol 3, p. 9-17.

 

            “Si la teoría india de la reencarnación debe considerarse como una creencia popular, una suerte de útil pedagogía espiritual, la ‘reencarnación’ en un animal debería entenderse metafóricamente como el paso a un estado periférico de mayor limitación ontológica (en comparación al estado humano central), análogo, pero no idéntico, a lo que en nuestro mundo representan plantas y animales.

 

            En otro sentido, para defender la teoría de la reencarnación humana suele comentarse el caso de los lamas tulku tibetanos. La idea corriente es que un lama anterior se ‘reencarna’ en otro monje, que ya de niño reconoce los objetos del lama anterior cuando éstos le son presentados entre otros de diversa procedencia. Recordemos que estas pruebas para reconocer al sucesor de cierta personalidad espiritual eran las utilizadas para elegir al nuevo Dalai Lama (también la elección del Papa de Roma incluía métodos parecidos). Pero esto debe entenderse –las obras de Marco Pallis son lo suficientemente claras al respecto- como la nueva manifestación a través de la concreta personalidad humana de un mismo poder espiritual. Se trata pues de una influencia supraindividual que se manifiesta sucesivamente a través de distintos individuos.”

                                    Daniel Bonet.- Revista Cielo y Tierra, 1984, nº 7, vol 3, p. 19-20.

 

 


 

[i] “No es necesario decir que el pensador budista rechaza la idea de un paso del ego de una encarnación a otra” (Dr. B.C. Law, citado por Coomaraswamy en Gradation); “Los Brâhmanas no saben nada de semejante doctrina” (Coomaraswamy.- On the One and Only Transmigrant).