LLAMAMIENTO
AL YIHAD
El Yihad es la movilización urgente, eficaz y comprometida de todas las
capacidades del Islam en favor de los inocentes y en contra de los criminales.
Ahora, es la obligación que pesa sobre todo musulmán y toda musulmana de
auxiliar a los irakíes y oponerse a los yanquis, poniendo en el asunto sus
fuerzas, su inteligencia y los medios de los que disponga. El Yihad, que nace de
la íntima convicción de que hay que oponerse de forma activa a la mentira, la
injusticia y el crimen es la poderosa arma del Islam para la resistencia y la
victoria sobre el mal. El Yihad se ha convertido en un wâŷib, en una
obligación, en una prescripción que afecta a cada miembro de la Umma (ha
pasado a ser, por la gravedad de la situación actual, un fard ‘áin,
como lo son el Salât, el Zakât o el ayuno en Ramadán).
Además de las grandes y numerosas desgracias que afectan al Islam,
calamidades a cuya cabeza está la ocupación sionista de Palestina, otra viene
a sumarse a las tragedias que viven los musulmanes, y es la agresión
imperialista contra el pueblo de Irak. Todas esas sumas hacen del Yihad una
necesidad ineludible.
Los Estados Unidos de Norteamérica han puesto al servicio de sus
mezquinos intereses una fuerza descomunal que han dirigido contra un pueblo
indefenso, y ello es suficiente para que todos seamos concientes de la urgencia
de una amplia movilización contra esa agresión cobarde. Desde el aire, y por
mar y tierra, un ejército inmenso ataca para desbastar una tierra noble, para
después ocuparla y saquearla como hacen los asesinos y ladrones, a la vez que
todo ello se ofrece como un espectáculo a la humanidad, que la denigra en su
totalidad.
El Yihad es obligatorio y urgente, y todos los musulmanes estamos
comprometidos a ello, cada uno según sus capacidades y utilizando los medios de
los que disponga. El carácter obligatorio de combatir a los criminales y sus
aliados está claramente expresado en el Corán y en la Sunna. Con el Yihad
respondemos a un imperativo que no nace simplemente de nosotros mismos en tanto
que seres humanos, sino que nos viene de lo más profundo de la existencia.
Realizar el Yihad en las condiciones actuales es lo que exige la Verdad que está
en la raíz de todas las cosas.
Allah nos dice en su Libro:
“Luchad por Allah combatiendo a los que os combatan. No seáis
vosotros los agresores. Allah no ama a los agresores”. En este noble versículo
se nos dice claramente que debemos luchar contra los que nos han declarado la
guerra, que no tenemos derecho a dejarnos aplastar. La agresión contra Irak es
una guerra declarada a nuestros hermanos “que somos nosotros mismos”. Ellos,
los kuffâr, los yanquis, han venido a nuestras casas para destruirlas, matar a
nuestra gente y robarles. Allah, en el Corán, nos dice “luchad”, que es una
orden. No es un consejo, no es una recomendación, no nos deja elegir. Luchar
contra los agresores es una obligación, un wâŷib inapelable, un fard
‘áin que incumbe a cada musulmán y musulmana en concreto. Y musulmanes son
los que responden al imperativo de Allah, son los que responden a lo que hace
ser las cosas, por tanto, en el Yihad está la vida, mientras que echarse atrás
es humillación, vileza y muerte...
Allah dice en su Libro:
“Vosotros, los que asentís y me abrís vuestros corazones, no toméis
como aliados a mis enemigos y vuestros enemigos, no vayáis a su encuentro
presentándoles vuestro amor”. En este versículo, Allah nos prohíbe
categóricamente considerar amigos o aliados a sus enemigos y a nuestros
enemigos. Los que agreden a los musulmanes son enemigos de Allah y enemigos de
los musulmanes. Por tanto, los yanquis son nuestros enemigos, los agresores que
nos han atacada en nuestras casas, y estamos en guerra con ellos. No es legítima
ninguna alianza con ellos, ni el Islam nos permite ninguna relación amistosa
hasta que no depongan las armas.
Allah también dice en el Corán:
“Que los musulmanes no hagan de los kuffâr sus aliados al margen de
otros musulmanes. Quien lo haga, nada tiene que ver con Allah...”. Según
esto, ningún musulmán está autorizado a prestar ayuda a los yanquis, al
contrario, debe ponerse inmediatamente del lado de sus hermanos irakíes contra
los kuffâr, es decir, contra los enemigos, los yanquis.
En su Sunna, Sidnâ Muhammad (s.a.s.) nos dice:
“El musulmán es hermano del musulmán, y ni lo maltrata ni lo vende”,
es decir, Rasûlullâh (s.a.s.) nos prohíbe traicionar o abandonar a su suerte
a todo musulmán que se encuentre en apuros. ¿Qué mayor apuro que el que está
sufriendo desde hace muchos años todo el pueblo irakí a causa de Estados
Unidos, que es el mayor cáncer del mundo? Obligación de todo musulmán es
ayudar a los irakíes, socorrerles en su lucha, defenderlos contra los
agresores, luchar por ellos en todos los frentes hasta derrotar tarde o temprano
a sus enemigos, los enemigos de toda la humanidad.
Sidnâ Muhammad (s.a.s.) también dijo: “Ayuda a tu hermano musulmán,
ya sea un oprimido o un opresor”, y se le preguntó al Profeta (s.a.s.):
“¿Cómo vamos a ayudar al opresor?”, y respondió: “Impidiéndole ser
opresor”. Es obligación de los musulmanes socorrer a los oprimidos, y
luchar contra los opresores, aunque sean musulmanes (y con ello se les hace un
bien). Según esto, es absolutamente obligatorio socorrer a los irakíes en la
agresión que están sufriendo a manos de los opresores yanquis, utilizando en
su favor y contra sus enemigos todos los medios posibles, empezando con una
ruptura total con los criminales, boicoteándolos, denunciándolos, manifestándonos
contra ellos, avergonzándoles ante el mundo, y todo lo que los medios permitan.
Nuestros alfaquíes han dicho: “El Yihad es la lucha contra los kuffâr
agresores cuando ocupen cualquier país del Islam, o lo pretenden y hacen
avanzar sus vanguardias. En ese caso, el Yihad es obligatorio para todo musulmán
con fuerzas para combatir. En esas condiciones, el Yihad es un fard ‘áin,
una obligación personal ineludible”. Los alfaquíes añaden: “Incluso
la mujer está obligada a salir a luchar, aunque su marido se oponga a ello, y
hasta los hijos deben prescindir en ese caso de la autorización de sus padres,
y hasta el esclavo tiene la obligación de luchar abandonando a su dueño”.
Puesto que los yanquis están decididos a ocupar Irak y han puesto en marcha sus
ejércitos y han lanzado contra el país sus vanguardias, es obligación de
todos los irakíes luchar contra esa agresión. Esa guerra impuesta al pueblo
irakí no puede ser eludida por ningún miembro del pueblo.
Nuestros alfaquíes han dicho: “Si el país musulmán invadido no
tiene capacidad para repeler por sí mismo la agresión de los kuffâr, sus
vecinos musulmanes están obligados a entrar en esa lucha, y si juntos aún no
son capaces, la obligación se traslada a todos los musulmanes del mundo”.
Es evidente que los irakíes por sí solos no pueden oponerse a la agresión
yanqui si tenemos en cuenta el poderoso ejército que los criminales y sus
miserables aliados han puesto en movimiento. Por tanto, es nuestra obligación
participar en esa lucha al lado de los inocentes hasta que Allah decida quién
tenga que vencer. Además, todas estas consideraciones denuncian el papel
rastrero que están jugando los Estados vecinos de Irak.
Por último, nuestros alfaquíes han dicho: “Ayudar a los kuffâr
contra los musulmanes es kufr”. En esto hay una terrible advertencia:
ponernos del lado de los yanquis nos excluiría del Islam.
En resumen, el musulmán que desee en su corazón que los yanquis ocupen
Irak, como quiera que justifique en sus adentros esa ocupación, por
aparentemente noble que sea el objetivo que crea que hay en esa ocupación, es
vil y miserable. Al contrario, hay que desear que triunfe el pueblo de Irak y
que los yanquis vuelvan a su país derrotados y humillados, y hacer todo lo
posible para que ello sea así. Y junto a ello, luchar contra todas las tiranías,
esforzarnos por liberar a los musulmanes de todas las opresiones, ya sean los
dictadores musulmanes o no lo sean.
Especialmente, los musulmanes debemos dirigir críticas severas a los
gobernadores musulmanes que intentan complacer a los yanquis y se justifican
detrás de las resoluciones de las Naciones Unidas para seguir siendo perros al
servicio de los yanquis y de los sionistas.
Por último, nos dirigimos a los ‘ulamâ de toda la Umma recordándole
sus obligaciones para con los musulmanes. No pueden ser tibios en estos
momentos, ni abstenerse de expresar y hacer público con un acento rotundo todo
lo que hemos dicho en este llamamiento, que forma parte de las enseñanzas más
básicas del Islam. Es obligación de los ‘ulamâ animar a los musulmanes en
el Yihad contra los yanquis. Allah dice en el Corán: “La obligación de un
trasmisor es la de comunicar”, y los ‘ulamâ son los que cumplen con esa
función, que han heredado de Sidnâ Muhammad (s.a.s.).
Al final de este llamamiento, pedimos a Allah que nos guía a todos, que de fuerzas a los ‘ulamâ e ilumine a los gobernantes, que de la victoria a los oprimidos y destruya a los asesinos y a sus aliados.