LA ABLUCIÓN MENOR
EN EL FIQH DE MÂLIK
TAHÂRA
Tahâra (pureza) es el estado de limpieza física y
espiritual en el que hay que encontrarse para poder realizar válidamente el Salât
y otras prácticas islámicas. Consiste en la eliminación de la impureza
material (jábaz) y la supresión del estado de impureza
inmaterial (hádaz).
El
jábaz (también se le llama naŷâsa) es la sustancia
material impura (sangre, pus, vómitos, orines, heces fecales,...) que debe ser
eliminada del cuerpo y la ropa del que vaya a hacer el Salât y también
del lugar en el que vaya a hacerse. Esa eliminación se hace lavando con agua el
cuerpo, la ropa o el lugar que hayan sido salpicados, hasta que desaparezca la
mancha, si es posible, o hasta que se consideren limpios si no se puede eliminar
la mancha.
El hádaz es un estado circunstancial (el sueño profundo,
haber evacuado orines, heces o gases, haber mantenido actividad erótica o
sexual, la menstruación,...) que hace obligatoria la realización de
abluciones. El hádaz mayor (llamado también ŷanâba)
obliga a la realización del gusl (ablución mayor) y el hádaz
menor obliga a realizar el wudû (ablución menor). Tanto
el gusl como el wudû se realizan con agua pura. Existe una
alternativa para ambos que es el tayámmum (ablución seca).
-Estas nociones pueden ser ampliadas consultando nuestra sección sobre Ciencias
del Islam, el Fiqh según las cuatro escuelas.
El agua pura (llamada en árabe agua tahûr o mútlaq)
-que es la única válida para realizar el gusl y el wudû-
es aquella que cumple dos condiciones: 1- encontrarse en estado natural (agua de
ríos, pozos, mar, lluvia, rocío, o bien la que resulta de la fundición de la
nieve o el hielo); 2- que no haya sufrido alteración que afecte a su color,
olor y sabor (salvo que esa alteración le sea consustancial, como la que pueden
producir las sales, minerales, algas, etc.).
El agua alterada en sus cualidades por una sustancia impura (sangre, la
presencia de un cadáver, vino, etc.) no sirve para ningún uso. El agua
alterada por una sustancia pura (que se haya mezclado con perfumes, o miel,
etc.) sirve para usos cotidianos (‘âda) pero no para las
abluciones, que son una práctica espiritual (‘ibâda) que exige
agua pura.
Se desaconseja el empleo del agua pura que escurra del cuerpo después de
una ablución anterior, también el agua en la que haya caído una cantidad de
impureza insuficiente para alterarla, así como el agua del que haya bebido un
perro.
Observación muy importante: La traducción de Tahâra por pureza puede inducir a interpretaciones erróneas ya que el concepto, en castellano, está cargado de connotaciones morales y prejuicios, mientras que en árabe es un estado al que se accede con la simple realización de abluciones que habilitan para acceder a Allah, sin que el estado de naŷâsa, impureza, conlleve una valoración moral (es decir, estar en estado de impureza no es malo ni inmoral ni condena a nada, sino simplemente se está en él en determinadas circunstancias al igual que la pureza es una circunstancia). Impuro, en árabe -además de que no se puede aplicar a las personas ni aun cuando están en ese estado-, no significa despreciable, inmoral o condenable. Tahâra y Naŷâsa (o Ŷanâba) son estatutos (hukm) entre los que se mueve el ser humano de forma natural, que debe conocer y tratar para saber qué es lo que puede hacer o no en cada caso debidamente, sin que se entre en otro tipo de consideraciones. Por ello, quizás sea más conveniente utilizar los términos en árabe para evitar malentendidos.
Esta advertencia tiene especial pertinencia si consideramos que hay estados de impureza que derivan de las actividades sexuales o, en concreto, son relativos a la mujer (como la menstruación). Para comprender el exacto sentido de esto basta con recordar que entran en el mismo capítulo de la impureza que resulta de haber dormido, haberse desmayado o haber acudido al retrete. Ninguna de esas cosas es mala o inmoral, sino que se trata de acontecimientos (que es el significado literal de hádaz) que alteran la vigilia y el desapego (el estado de pureza) del ser humano y que se restituyen con las abluciones. Pureza, por tanto, es el estado en el que el corazón se concentra en Allah, e impureza es aquél en el que se está ocupado en otra cosa (lo cual es legítimo y natural). En nada de ello hay prejuicios ni valoraciones morales, sino diferenciación de momentos, señalados y distinguidos para llamar la atención del ser humano.
Todo esto es más evidente aún cuando se observa la actitud de los musulmanes, que carecen de los juicios de valor que despiertan los términos pureza e impureza tal como los entendemos en una cultura occidental dominada por concepciones ajenas a la tradición islámica.
Vocabulario:
tahâra, jábaz, naŷâsa, hádaz,
ŷanâba, gusl, wudû, tayámmum, tahûr,
mútlaq, ‘âda, ‘ibâda, hukm.
EL
WUDÛ
El wudû es la ablución menor. Debe realizarse con
agua tahûr (agua pura). Su proceso es el siguiente:
Si el wudû va a realizarse utilizando un recipiente, colocarlo en
el lado derecho y decir bismil-lâh.
Lavarse las manos tres veces (incluyendo las muñecas) volcando el agua (no se pueden introducir las manos en él para esta primera operación).
Enjuagarse
la boca tres veces.
Aspirar agua tres veces para enjuagar la nariz y expulsarla.
Lavarse
tres veces la cara.
Lavarse
tres veces las manos y los antebrazos hasta los codos, comenzando por el derecho
(tres veces) y continuando con el izquierdo (tres veces).
Pasarse
las manos por el cuero cabelludo desde la frente hasta la nuca. Repetir esta
operación a la inversa sin interrupción llevando las manos desde la nuca a la
frente.
Limpiarse
las orejas.
Lavarse
el pie derecho (hasta los tobillos) y después el izquierdo.
Cada
de estos actos y sus detalles tiene consideración distinta, quedando
clasificados en los siguientes apartados:
farâid al-wudû, actos obligatorios en el wudû.
Una farîda (o fard) es la parte obligatoria
de una acción. En plural se dice farâid, los actos
imprescindibles para que tenga lugar algo, sus partes esenciales.
Las
farâid del wudû son siete:
1-
La intención (niyya). Al comienzo del wudû es
indispensable saber con claridad lo que se va a hacer. Es decir, se debe de
tener la intención de suprimir un hádaz menor para poder hacer
un acto de ‘ibâda que exige esa supresión y cumplir con la obligación
de hacer el wudû requerido para ello. La intención no se expresa
oralmente, sino que es un acto del corazón.
2-
El frotamiento (dalk). Consiste en que se debe pasar la mano
frotando por la parte del cuerpo que se esté lavando. No basta con mojarla
simplemente, sino que se debe frotar (sin apretar).
3-
La continuidad (muwâlât; también se dice fáwr, inmediatez).
Es decir, el wudû se debe hacer de una vez, no pudiendo
transcurrir tiempo entre sus distintas partes. Si se interrumpe y da tiempo a
que se seque lo que ha sido lavado antes de seguir con el resto, la ablución
queda invalidada.
4- El lavado de la cara (gasl al-waŷh). Forma parte
ineludible de la ablución lavarse la cara, que va de la frente desde comienzo
normal del pelo hasta el mentón para quien no tiene barba, y hasta el final de
la barba para quien la tiene, y del comienzo de una oreja a la otra (no se
incluyen las sienes), no debiéndose olvidar la parte que hay entre el labio
superior y la nariz y la parte exterior de los labios. Quien tiene barba rala
debe procurar que el agua llegue a la piel. Si la barba es poblada es suficiente
con mojarla bien intentando que el agua penetrando en ella aunque no llegue a la
piel.
5- El lavado de las manos y los antebrazos hasta los codos (gasl
al-yadáin ilà l-marfiqáin). Forma parte ineludible del wudû
lavarse las manos frotando entre los dedos y los antebrazos hasta los codos. Si
se lleva anillo no es necesario despojarse de ellos aunque esté apretados (a
menos que sean de oro, en el caso de los hombres: si son apretados deben quitárselos
para que el agua moje la parte en la que estaban y pueda ser lavada).
6- La humidificación de la cabeza (mas-h ar-râs).
En este caso no se trata de lavar propiamente hablando la cabeza, sino
humedecerla con las manos pasándolas desde el comienzo normal del pelo en la
parte superior de la frente hasta la nuca, sin olvidar el cabello de las sienes
y la parte trasera de las orejas. También debe ser humedecido de la misma
manera el pelo si es largo hasta su extremo final (si se llevan trenzas no
tienen que ser desanudadas).
7- El lavado de los pies (gasl ar-riŷláin). Deben
lavarse los pies, que incluyen los tobillos. No se debe olvidar el tendón de
Aquiles ni la planta de los pies. Se recomienda lavar entre los dedos. El lavado
de los pies se realiza con la mano izquierda.
Vocabulario:
farîda (pl. farâid), niyya, dalk, muwâlât,
gasl al-waŷh, gasl al-yadáin ilà l-marfiqáin, mas-h
ar-râs, gasl ar-riŷláin.
súnan al-wudû, sunnas del wudû. Una sunna
(en plural súnan) es un acto muy
recomendado.
El
wudû tiene siete súnan.
1-
gasl al-yadáin, el lavado de las manos incluyendo las muñecas. Es sunna
lavarse las manos antes de introducirlas en el recipiente que se vaya a utilizar
para hacer la ablución (es decir, debe volcarse el recipiente para extraer de
él agua para lavarse las manos antes). Si el recipiente no puede ser volcado o
el agua corre (un arroyo), se pueden introducir en él las manos para lavarlas.
Está recomendado repetir tres veces la operación.
2-
mádmada, el enjuague de la boca. Consiste en
introducir agua en la boca, enjuagarse con ella y expulsarla. Se recomienda
repetir tres veces la operación. Este enjuague debe realizarse con precaución
mientras se esté en ayuno, porque tragar el agua lo invalidaría.
3-
instinshâq, el enjuague de la nariz. Es la introducción de agua
en la nariz y su absorción ayudado por la inspiración de modo que penetre lo más
profundamente posible. Se recomienda repetir la operación tres veces. Este
enjuague deberá hacerse con precaución si se está ayunando, porque si el agua
pasa a la garganta, lo invalida.
4-
instinzâr, la expulsión del agua empleada en el enjuague de la nariz.
La operación se realiza apoyando el índice y el pulgar de la mano izquierda
sobre la nariz para facilitar la expulsión.
5-
mas-h al-udzunáin, la humidificación de las orejas. Con
los dedos mojados, pasarlos por las orejas para limpiarlas. Los dedos índice se
introducen dentro mientras los pulgares limpian la parte posterior, sin olvidar
los lóbulos. Es sunna retomar agua para realizar esta operación (es decir, no
basta con tenerlos húmedos como resultado de las operaciones anteriores;
algunos autores enumeran este acto como una sunna independiente -el taŷdîd
al-mâ-, renovación del agua para la limpieza de las orejas-,
considerándolo una octava sunna del wudû.
6-
radd mas-h ar-râs, la inversión de la humidificación de la
cabeza. Hemos visto que humedecer el cuero cabelludo era un acto obligatorio
que consistía en pasar las manos mojadas por el cráneo desde el final de la
frente hasta la nuca. Pues bien, repetir la operación pero empezando donde se
ha terminado y volver a llevar las manos hasta la frente es sunna. Sólo es
recomendado si las manos siguen estando húmedas; en caso de que no siguieran
estándolo queda anulada esta sunna (es decir, no hay que renovar el agua).
7-
tartîb al-farâid, el seguimiento del orden en las farâid.
Las cuatro faridas (el lavado de la cara, la humidificación del cráneo,
el lavado de los antebrazos y el lavado de los pies) deben seguir ese orden. Es
decir, el lavado de la cara debe preceder al de manos y antebrazos, éste a la
humidificación del cráneo, y éste último al lavado de los pies (aunque se
separen entre sí por la realización de sunnas). En caso de alterar el orden se
debe tener cuenta de que ha podido ser a propósito, por ignorancia o por
olvido, y en los tres casos hay que tener en consideración si ha pasado tiempo
suficiente como para que los miembros húmedos se hayan secado (en caso de que
no haya ocurrido esto, se debe volver al punto en que empezó a hacerse mal la
ablución y seguir de nuevo el orden limitándose a hacer un solo lavado en cada
ocasión, independientemente de que se haya alterado a propósito, por
ignorancia u olvido). Si ha pasado el tiempo, el que lo haya hecho mal a propósito
o por ignorancia debe repetir la ablución. Si ha sido por olvido, es suficiente
que haga lo que ha olvidado. Ejemplo: si alguien comienza sus abluciones y
empieza por los antebrazos, sigue con la cara, después humedece su cuero
cabelludo y acaba con los pies, en caso de que se de cuenta de su error antes de
que se le haya secado el cuerpo, deberá recomenzar volviendo a lavar los
antebrazos, seguir con el cuero cabelludo y acabar lavándose los pies (sólo le
ha valido el lavado de la cara). Pero si ha pasado el tiempo y el cuerpo se ha
secado, deberá repetir la ablución si el error fue a propósito, y sólo los
antebrazos (que fue su error al hacerlo preceder al lavado de la cara) si se
debió a olvido o ignorancia.
Vocabulario:
sunna (pl. súnan), gasl al-yadáin, mádmada,
instinshâq, istinzâr, mas-h al-udzunáin, taŷdîd
al-mâ, radd mas-h ar-râs, tartîb al-farâid.
MUSTAHABBÂT
AL-WUDÛ
mustahabb (en plural mustahabbât) es un acto
recomendado que no llega al rango de sunna. También se le llama fadîla
(en plural fadâil), acto
meritorio, virtuoso. El wudû tiene doce mustahabbât
o fadâil:
1- La realización del wudû en un lugar puro (buq‘a tâhira)
y limpio. Está desaconsejada su realización, por ejemplo, en una letrina,
incluso antes de que se utilice.
2- Realizar el wudû con el cuerpo orientado hacia la qibla
(istiqbâl al-qibla).
3- La tasmía, que consiste en decir bismil-lâh al
comienzo cuando se van a lavar las manos.
4- Usar poca agua, sólo la estrictamente necesaria (taqlîl
al-mâ).
5- Lavar la mano y el pie derechos antes que los izquierdos (taqdîm
al-yumnà ‘alà l-yusrà).
6- Colocar el recipiente, si es abierto, a la derecha (si es cerrado,
como un botijo, a la izquierda) y volcarlo con la mano derecha sobre la
izquierda.
7- En el lavado y en el humedecimiento, empezar por la parte delantera
del miembro. En el caso de la cara, comenzar por la frente y descender hacia el
mentó y la barba; en el caso de las manos y antebrazos, comenzar por los dedos
hasta llegar al codo; en el caso del cuero cabelludo, comenzar por el final de
la frente y llevar las manos hacia atrás hasta la nuca.
8- La segunda repetición del lavado en las súnan y los farâid.
9- La tercera repetición. Es decir, cada una de ellas es un mustahabb
(o fadîla) independiente.
10- El orden de los súnan (tartîb as-súnan). Está
aconsejado hacer preceder el gasl al-yadáin, seguir con la mádmada,
después el istinshâq, el istinzâr, el radd mas-h ar-râs,
el taŷdîd al-mâ y el mas-h al-udzunáin antes de
acabar el wudû con el gasl ar-riŷláin.
11- El orden de los súnan con las farâid (tartîb as-súnan
ma‘a l-farâid), como al empezar con el gasl al-yadáin,
seguir con la mádmada, el istinshâq y el istinzâr
antes de realizar el gasl al-waŷh.
12- El siwâk, que es el lavado de los dientes antes de la mádmada.
Mejor es hacerlo con palo de arak, pero también es suficiente hacerlo con los
dedos (se recomienda hacerlo con la mano derecha, empezando por la parte derecha
de la dentadura, sin olvidar la lengua).
Vocabulario:
mustahabb (pl. mustahabbât), fadîla
(fadâil), buq‘a tâhira, istiqbâl al-qibla,
tasmía, taqlîl al-mâ, taqdîm al-yumnà ‘alà l-yusrà,
tartîb as-súnan, tartîb as-súnan ma‘a l-farâid, siwâk.
MAKRÛHÂT
AL-WUDÛ
makrûh (en plural, makrûhât) es un acto desaconsejado.
En el wudû hay nueve makrûhât:
1-
Su realización en un lugar impuro y sucio (buq‘a náŷisa).
2-
Derrochar el agua (ikzâr al-mâ).
3- Hablar durante su realización (kalâm). Se puede hacer
la siguiente invocación mientras se hace el wudû: allâhumma gfir lî
dzánbî (Allah, disculpa mi torpeza), wa wássi‘ lî fî dârî
(permíteme vivir sin estrechez), wa bârik lî fî riçqî (bendíceme
en mi sustento), wa qanni‘nî bimâ raçaqtanî (hazme estar
satisfecho con lo que me proporcionas) wa lâ tufitnî bimâ çawáita
‘annî (y no sea para mí una perdida aquello de lo que me prives).
4- Añadir un lavado a los tres recomendados, o repetir la humidificación
del cuero cabelludo más allá del mas-h ar-râs y el radd mas-h
ar-râs.
5- Comenzar el lavado con la parte posterior del miembro (véase el séptimo
mustahabb).
6- Estar desnudo (kashf al-‘áura) durante el wudû;
y ello cuando se está solo o con la pareja, pues de lo contrario es harâm
(prohibido) y no simplemente makrûh.
7- Humedecer el cuello (mas-h ar-ráqaba).
8- Ir mucho más allá de los miembros obligatorios.
9- El abandono de una sunna (tark sunna). El abandono de
una sunna no anula la validez del wudû, aunque se aconseja recuperarla
antes de la realización del Salât si ha sido a propósito o por
descuido. Los súnan que se aconseja recuperar son tres: la mádmada,
el istinshâq y el mas-h al-udzunáin. Las que no hay que
recuperar son el gasl al-yadáin y el radd mas-h ar-râs,
el taŷdîd al-mâ y el istinzâr.
Vocabulario:
makrûh (pl. makrûhât), buq‘a náŷisa, ikzâr
al-mâ, kalâm, kashf al-‘áura, harâm, mas-h
ar-ráqaba, tark sunna.
V
EL
WUDÛ MANDÛB
El wudû mandûb es una ablución recomendada, no
obligatoria. Se recomienda realizar el wudû en diez ocasiones especiales:
1- Cuando se vaya a realizar una visita a los sâlihîn
(hombres rectos cuya sabiduría o bendición sean provechosas) como un ‘âlim
(un sabio en materia de ciencias del Islam), un ‘âbid (alguien consagrado
a las prácticas espirituales del Islam), un çâhid (alguien desapegado
del mundo), ya estén vivos o muertos, y, por supuesto, para la visita de la
tumba de un profeta (nabí). Este wudû mandûb es
una forma de abrirse a la sabiduría y la bendición.
2- Cuando se va a visitar a un sultán o un déspota, siendo este wudû
mandûb una protección.
3- Para recitar el Corán.
4- Para recitar hadîz.
5- Para el estudio de las ciencias del Islam.
6- Para la práctica de la mención de Allah (dzikr).
7- A la hora de ir a dormir.
8- Para entrar en un mercado, como protección al ser un lugar de engaños
y fraudes.
9- Se recomienda mantenerse en estado de wudû, porque es luz.
10- Se recomienda renovarlo (taŷdîd al-wudû,
aunque sea innecesario y no se haya anulado uno anterior y estando todavía en
estado de wudû), ya sea para cumplir con un Salât, para realizar las
circunvalaciones en torno a la Kaaba. En este caso, es luz sobre luz.
Vocabulario: wudû mandûb; sâlih (pl. sâlihîn); ‘âlim; ‘âbid; çâhid; nabí; dzikr; taŷdîd al-wudû.
SHURÛT
AL-WUDÛ
shart (en plural shurût) significa condición. En el wudû
deben observarse tres tipos de condiciones: 1- shurût sihhâ
(condiciones para la validez del wudû); 2- shurût wuŷûb
(condiciones de su obligatoriedad); 3- shurût sihha wa wuŷûb
(condiciones para la validez y la obligatoriedad).
Las condiciones para que un wudû sea válido son tres:
1- El Islam. Para que el wudû (como el resto de las prácticas
musulmanas) sea válido (sahîh), la persona que lo realiza
debe ser musulmana.
2- La ausencia de obstáculo (‘ádam al-hâil)
que impida al agua entrar en contacto con la
piel. Si ésta está recubierta con algo semejante a una costra (cera, grasa o
pintura densa) o bien un tejido, etc., debe ser retirado porque de lo contrario
el wudû no sería válido.
3- Ausencia de lo contrario al estado de wudû
(‘ádam manâfî al-wudû), como encontrarse orinando o defecando.
Las condiciones que hacen obligatorio el wudû son cuatro:
1- La llegada del momento del Salât (dujûl waqt as-salâ).
El wudû no es obligatorio (wâÿîb) antes de que llegue el momento
exacto del Salât.
2- La pubertad (bulûg). El wudû no es
obligatorio para los menores.
3- La capacidad para realizar el wudû (qudra
‘alà l-wudû). El wudû no es obligatorio para un enfermo que no pueda
o no deba realizarlo, y tampoco lo es para el que no encuentra agua. Está
obligado a realizar el wudû el que tiene agua suficiente y no le causa ningún
daño cumplirlo.
4- Que tenga lugar una anulación del wudû
(husûl nâqid). Es decir, no es obligatorio hacer wudû
si no se ha roto uno anterior porque haya tenido lugar algo que lo anule.
Las condiciones de validez y obligatoriedad del wudû son cuatro:
1- El uso de razón (‘aql). El wudû no es obligatorio ni es válido
realizado por alguien que carece de juicio sano ni durante ataques de epilepsia
o similares.
2- Estar libre de menstruación (háid)
y de puerperio (nifâs). La mujer, mientras le dure la menstruación y después
de un parto no tiene la obligación de hacer el wudû ni le es válido.
3- La tenencia de agua absoluta suficiente (wuŷûd
al-mâ al-mútlaq). Si no se tiene agua suficiente, no hay obligación de
realizar la ablución. Si se quiere aprovechar el agua y se empieza el wudû
con lo que hay y se hace lo que se puede, ese wudû a medias no es válido.
4- Estar despierto y ser consciente. No es
obligatorio ni válido el wudû del adormilado o el afectado por una
conmoción.
Vocabulario: shart (pl. shurût);
shurût al-wudû; shurût sihha; shurût wuŷûb;
shurût sihha wa wuŷûb; sahîh;
wâŷib; ‘ádam al-hâil; ‘ádam manâfî al-wudû; dujûl
waqt as-salâ; bulûg; qudra ‘alà s-salâ; husûl
nâqid; ‘aql; háid; nifâs; wuŷûd al-mâ al-mútlaq.
V
NAWÂQID
AL-WUDÛ
nâqid
(en plural, nawâqid) es lo que anula la vigencia y validez de una ablución.
Hemos estudiado que hay dos tipos de impurezas, el jábaz y el hádaz. El
jábaz (o naŷâsa) es una sustancia repugnante (sangre, vómito, orines,
heces fecales,...) que se elimina simplemente limpiándola. Por su lado, hádaz
(que a su vez se subdivide en menor -hádaz ásgar- y mayor -hádaz
ákbar-) es una impureza de carácter inmaterial cuyo estatuto (hukm) se
suprime con la realización de las abluciones pertinentes para cada caso (ablución
menor -wudû- o ablución mayor -gusl-). El hádaz es un estado, una
circunstancia (hâl), que sobreviene al ser humano por determinadas
razones a las que se llama nawâqid o anuladores del estado de pureza.
Los
nawâqid devuelven al sujeto al estado de hádaz, y se le
recomienda salir de él mediante una nueva ablución y esa recomendación pasa a
ser una obligación si se pretende la realización del Salât u otras prácticas
islámicas.
Los
nawâqid al-wudû son diecisiete, y se subdividen en tres categorías:
A)
Los ahdâz (plural de hâdiz, acontecimiento, suceso, y es lo que
sumerge a la persona en el estado de hádaz menor) Se trata de las
secreciones normales en estado de salud del pene o vagina (la parte delantera o
qúbul) y del ano (la parte trasera o dúbur). Es decir, cualquier otra secreción
anormal (pus, arenilla, gusanos,...) no anula la validez de un wudû
anterior. Son ocho:
1-
La emisión por el ano de gases intestinales (rîh).
2-
El acto de defecar (gâit).
3-
El acto de orinar (bául).
4-
La emisión de líquido prostático durante la excitación sexual (madzy).
5-
La emisión de líquido prostático después de orinar (wady).
6-
La emisión involuntaria de semen (many). La emisión del semen durante el coito
o acompañada de placer obliga a la realización de una ablución mayor, no
siendo suficiente un wudû.
7-
La emisión de líquido durante el parto (hâdî).
8-
La emisión de restos de sangre en el periodo posterior a la menstruación o el
puerperio (dam al-istihâda). La emisión de sangre durante la menstruación
o el puerperio obliga a la realización de una ablución mayor finalizado el
periodo.
Se
llama sálas (incontinencia) a las secreciones que acompañan un estado de
enfermedad (incapacidad para retener orina, heces fecales, esperma, líquido
prostático o sangre posterior a la menstruación y el puerperio).
Si
el sálas es permanente (es decir, si su duración normal sobrepasa el promedio
de tiempo que hay entre el mediodía y la puesta de sol), no anula la validez
del wudû. Si ocupa la mayor parte de ese tiempo, no anula la validez del
wudû pero se recomienda hacerlo de nuevo. Todo esto, si la incontinencia
es severa y no hay forma de controlarla. Si tiene cura, debe procurarse remediar
la situación, no estando disculpado el afectado más que durante el tiempo
necesario para sanar. Si el sálas dura poco tiempo, anula el wudû y
debe volver a hacerse.
B)
Los asbâb (plural de sábab, razón, causa; son motivos para considerar que se
está en estado de hádaz). Se les llama razones porque en esos estados
se ha podido producir una secreción sin que el sujeto lo note o porque induzcan
a ello aunque no se produzcan. Son siete:
1- El dormir (náum). Si el sueño es profundo, anula el wudû. Si
es ligero pero prolongado no lo anula pero se recomienda hacer un nuevo wudû.
No anula su validez si es ligero y corto (sueño ligero es aquel en el que el
durmiente se da fácilmente cuenta del o que pasa a su alrededor, como las voces
o que se le caiga algo de las manos).
2- La embriaguez (sukr), sea resultado de algo lícito
o ilícito.
3- El desmayo (igmâ).
4- La locura (ŷunûn), aunque sea momentánea.
5- El contacto físico de carácter sexual (lams). A partir de la pubertad (bulûg), anula la validez del wudû el tocar a quien excite el apetito sexual del sujeto en tres condiciones: a) que pretenda encontrar placer o satisfacción erótica (lidzdza) y lo encuentre; b) que lo pretenda pero no lo encuentre; c) que no lo pretenda pero lo encuentre. No anula el wudû si no hay intenciones sexuales o no se obtiene placer ni satisfacción en ese sentido. Si el contacto no es con la piel de la otra persona sino que se interpone el vestido u otro obstáculo denso, no rompe el wudû. También queda anulado el wudû del que recibe el contacto físico si siente placer en ello.
6- El beso (qubla). El beso, si no es en la boca,
se considera un contacto físico regido por las consideraciones hechas en el
apartado anterior. Si es en la boca, rompe el wudû, aunque se produzca
inopinadamente o a la fuerza (a menos que se trate de un beso de despedida o de
piedad).
Observación: no anulan el wudû los
pensamientos ni la mirada, incluso si van acompañados de erección.
7-
Tocarse el pene (mass adz-dzákar). Tocarse el pene (por parte de una persona
que ya haya alcanzado la pubertad) con la palma de la mano o los dedos sin que
se interponga un obstáculo (tejido denso u otros) anula la validez del wudû
aunque no se pretenda encontrar placer sexual. En el caso de la mujer, hay
divergencia de opiniones: hay quien considera que sólo anula su wudû si
se toca la vagina (fárŷ) buscando placer, y hay quien considera que, al
igual que el hombre, anula su validez en cualquier caso.
C)
Por último, una tercera categoría en el que entran dos anuladores:
1- La duda (shakk). La conciencia de una persona sólo es libre en la
certeza, por lo que la duda anula el wudû y obliga a repetirlo para la
validación de las prácticas musulmanas (‘ibâda). Nos referimos a que el
sujeto dude si está o no en estado de pureza porque no recuerde si ha tenido
lugar o no un anulador o si ha
realizado o no la ablución necesaria. En estos casos, su pureza está anulada y
debe realizar un wudû. Si la duda le sobreviene cuando ya ha empezado el
Salât, el sujeto debe acabarlo, y si, al finalizar sigue dudando, debe
repetir el wudû y el Salât. Si durante el Salât le viene
la seguridad o la probabilidad de que no está en estado de pureza, debe
interrumpirlo y hacer la ablución.
2- La apostasía (ridda). La apostasía consiste en abandonar el Islam, y con él queda anulado el
estado de pureza. Los autores discrepan: algunos consideran que al volver al
Islam el apóstata debe realizar una ablución mayor en cualquier caso; otros
opinan que sólo debe hacer el wudû si en el entretiempo no se ha
producido nada que obligue a una ablución mayor. Esta última opinión es la más
probable de las dos.
Vocabulario: nâqid (pl. nawâqid);
hádaz ásgar; hádaz ákbar; hukm; hâl; hâdiz
(pl. ahdâz); sábab (pl. asbâb); qúbul; dúbur; rîh, gâit,
bául; madzy; wady; many; hâdî;
dam al-istihâda; sálas; náum; sukr; igmâ; ŷunûn; lams;
bulûg; lidzdza; qubla; mass adz-dzákar; farŷ; shakk; ridda.
VI
mâni‘ es un obstáculo, algo que impide o se opone a la realización
de una cosa. La impureza inmaterial menor (hádaz ásgar) es mâni‘
para ciertas actividades islámicas. Sus mawâni‘, las cosas que impide o a
las que se opone el hádaz menor, son cinco:
1- La realización del Salât.
2- La circunvalación (tawâf) en torno a la
Kaaba.
3- Tocar el Corán o una parte de él (mass al-mus-haf),
incluso entrar en contacto con él interponiendo una tela o algo parecido, o
rozarlo con un palo, etc.
4- Copiar el Corán o una parte de él (kitâbat
al-mús-haf).
5- Transportar el Corán (haml al-mus-haf),
salvo cuando se haga entre otras cosas: en maletas, en mudanzas (es decir,
cuando no existe la intención de trasportarlo en sí mismo).
Estos tres últimos mawâni‘ tienen como excepción la relación de
enseñanza y aprendizaje. El maestro que enseña Corán y los alumnos que lo
aprenden pueden tocarlo en estado de hádaz menor. En este apartado se
incluye a la mujer durante la menstruación y el puerperio, pero no el que está
en estado de hádaz mayor a causa de haber mantenido relaciones sexuales
-éste deberá realizar antes una ablución mayor-. Los ejemplares del Corán
comentados no son considerados Mus-haf, por lo que no reciben el
tratamiento propio del Corán en sí.
Vocabulario: mâni‘ (pl. mawâni‘);
hádaz ásgar; tawâf; mass al-mús-haf; kitâbat
al-mús-haf; haml al-mús-haf.
VII
Se llama tark (abandono) al incumplimiento de un fard (un acto
obligatorio durante el wudû) o una sunna (un acto aconsejado durante el
wudû).
Si se incumple un fard por olvido se realiza
cuando se recuerde si no ha pasado mucho tiempo (mucho tiempo es el suficiente
para que el cuerpo se seque); si se ha incumplido a propósito, se debe repetir
la ablución entera. Si se hace un Salât a sabiendas de que se ha
incumplido un fard durante el wudû, el Salât no es válido.
Si se ha olvidado una sunna, se realiza cuando se
recuerde, aunque haya pasado tiempo; si se hace el Salât sin haber
cumplido con una sunna durante el wudû, el Salât es válido. Si
el incumplimiento ha sido a propósito, se recomienda repetir la ablución y el Salât.
VIII
EL
ISTIBRÂ
Independientemente de las abluciones, siempre que se orine o se defeque (qadâ
al-hâŷa, la satisfacción o cumplimiento de las necesidades
corporales), hay que limpiar las partes genitales y el ano (el qúbul -la parte
delantera- y el dúbur -la parte trasera-, que también se llaman al-ajbazáin,
las dos zonas más sucias del cuerpo). A esta operación de higiene y limpieza,
que tiene el carácter de obligatoria en el Islam, se la llama istibrâ. Por
tanto, no cumplir el istibrâ es una falta contra el Islam. Si se realiza con
agua se le llama istinŷâ, y es lo mejor; si se realiza con otros
materiales (papel, piedras, etc.) recibe el nombre de istiŷmâr.
El istinŷâ es obligatorio, no bastando el
istiŷmâr, para eliminar las manchas que produce el semen, la sangre de la
menstruación y el puerperio, la orina en el caso de las mujeres, las manchas de
cualquier origen que se extiendan más allá de la zona estricta por la que sale
al exterior la suciedad, y en el caso de emisión de líquido prostático.
El instrumento (papel, piedra, etc.) que se utilice
para el istiŷmâr debe cumplir las siguientes condiciones: 1- Que no
contenga humedad. 2- Que sea puro (no puede estar contaminado por una impureza);
3- Que pueda eliminar la suciedad (es decir, tiene que ser poroso, de modo que
pueda retirar la suciedad); 4- Que no sea peligroso (es decir, que no pueda
producir cortes, por ejemplo); 5- Que no sea respetable (no se pueden utilizar
productos que pudieran servir de alimentos; tampoco productos que contengan
escritura -aunque sea no árabe-, porque lo escrito siempre es respetable;
tampoco puede ser algo valioso; tampoco lo que sea de propiedad ajena).
Las mandûbât (actos recomendados por debajo del grado de sunna) en el istibrâ son los siguientes: tener preparado el agua o el papel que se vaya a utilizar para el istibrâ; en caso de istiŷmâr, realizarlo un número impar de veces, de tres a siete; comenzar por las partes genitales y seguir con el ano; se recomienda empezar con un istiŷmâr y acabar con un istinŷâ; en caso de elegir, es preferible el istinŷâ.