LA ARQUITECTURA ISLÁMICA
Una de las varias tipologías de edificios que puede
relacionarse con la madrasa
en virtud tanto de su función como de su forma es la janqa.
Este término, más que a un tipo concreto de edificio, se refiere a
una institución que aloja a los miembros de una orden mística musulmana. Los
historiadores han utilizado también los siguientes términos como sinónimos de
janqa: en
el Magreb, zawiya; en el mundo otomano, tekke; y en general, ribat.
El sufismo dominó de forma permanente el uso de la janqa, que se originó en
el este de Persia durante el siglo IV/X. En
su forma más simple, la janqa
era una casa donde un grupo de discípulos se reunían en torno a un
maestro
(shayj)
y estaba equipada con instalaciones para la celebración de reuniones,
la realización del salat y la vida comunitaria. La fundación de janqas
floreció bajo cl dominio de los selyukíes en los siglos V/XI y
VI/XII,
y se benefició de la estrecha asociación entre el sufismo y el madzhab
shafi'i,
favorecida por la elite dominante.
Mausoleos
La terminología utilizada por las fuentes islámicas
para referirse a la tipología del mausoleo es muy variada. El término
descriptivo corriente de turba
hace referencia a la función del edificio como lugar de
enterramiento. Otro término, el de qubba,
hace hincapié en lo más identificable, la cúpula, y a menudo se
aplica a una estructura donde se conmemora a los profetas bíblicos, a los
compañeros del Profeta Muhammad (s.a.s.) o a personajes notables. La función del mausoleo no se limita
exclusivamente a la de lugar
de enterramiento y conmemoración, sino que juega también un papel importante
para las prácticas del Islam. Son venerados como
tumbas de los awlias locales (íntimos de Allah) y se han convertido en lugares de
congregación popular. A
menudo, estas edificaciones suelen estar ornamentadas con citas coránicas y
dotadas de un mihrab que los convierte en lugares para las prácticas del
Islam (salat, dzikr, sama). En algunos
casos, el mausoleo forma parte de alguna edificación contigua. Las formas de
los mausoleos islámicos medievales son muy variadas, pero la forma tradicional
tiene la planta cuadrada y está rematada por una cúpula.
Palacios
El período omeya se
caracteriza por los palacios y las casas de baños situados en remotos parajes
desérticos. Su planta básica proviene de los modelos militares romanos. Aunque
la decoración de estas edificaciones es ecléctica, constituyen los mejores
ejemplos del incipiente estilo decorativo islámico. Entre los medios utilizados
para llevar a cabo esta notable diversidad de motivos decorativos se encuentran
los mosaicos, las pinturas murales y las esculturas de piedra o estuco. Los
palacios abbasíes de Irak, tales como los de Samarra y Ujaydir, responden al
mismo esquema en planta que sus predecesores omeyas, pero sobresalen por su
mayor tamaño, el uso de un gran iwan, una cúpula y un patio, así como por el recurso
generalizado a las decoraciones de estuco. Los palacios del período islámico
tardío desarrollaron un estilo característico diferente, más decorativo
Caravansarays
El caravansaray suele hacer referencia a una gran estructura que ofrece alojamiento a viajeros y comerciantes.
Generalmente
es de planta cuadrada o rectangular, y ofrece una única entrada monumental
saliente y torres en los muros exteriores. En torno a un gran espacio central
rodeado por galerías se organizan habitaciones para los viajeros, almacenes
de mercancía y establos.
Esta tipología de edificio responde a una amplia variedad de funciones, como
lo
demuestran sus múltiples denominaciones: jan,
han, funduq o ribat. Estos términos señalan diferencias lingüísticas
regionales más que distinciones funcionales o tipológicas. Las fuentes
arquitectónicas de los diversos tipos de carawansarays
son difíciles de identificar. Algunas derivan tal vez del castrum
o campamento militar romano, con el que se relacionan los
palacios omeyas del desierto. Otras tipologías, como las frecuentes en
Mesopotamia o Persia, se asocian más bien a la arquitectura doméstica.
Organización urbana
Desde aproximadamente el siglo III/X, cualquier
ciudad de cierta importancia, se dotó de torres y muros fortificados,
elaboradas puertas urbanas y una prominente ciudadela
(qal'a
o alcazaba) como
asentamiento del poder. Estas últimas son construcciones realizadas con
materiales característicos de la región circundante: piedra en Siria,
Palestina y Egipto, o ladrillo, piedra y tapial en la Península Ibérica y el
Norte de África. Un ejemplo singular de arquitectura militar es el ribat. Desde el punto de
vista técnico, consistía en un palacio fortificado destinado a los
guerreros musulmanes que se consagraban, ya fuera provisional o permanentemente,
a la defensa de las fronteras. El ribat de Susa, en Túnez, recuerda los
primeros palacios islámicos, pero difiere de ellos en su distribución interior
con grandes salas, así como por su mezquita y alminar. La división en barrios
de la mayoría de las ciudades islámicas se basa en la afinidad étnica y
cultural, y constituye por otra parte un sistema de organización urbana que
facilita la administración cívica. En cada barrio hay siempre una mezquita. En
el interior o en sus proximidades hay, además, una casa de baños, una fuente,
un horno y una agrupación de tiendas. Su estructura está formada por una red
de calles y callejones, y un conjunto de viviendas. Según la región y el período,
las casas adoptan diferentes rasgos que responden a las distintas tradiciones
históricas y culturales, el clima o los materiales de construcción
disponibles.
El
mercado (suq), que actúa como centro neurálgico de los negocios locales, es de
hecho el elemento característico más relevante de las ciudades musulmanas. La
distancia del mercado a la mezquita determina su organización espacial por
gremios especializados. Por ejemplo, las profesiones consideradas limpias y
honorables (libreros, perfumeros y sastres) se sitúan en el entorno inmediato
de la mezquita, mientras que los oficios asociados al ruido y el mal olor
(herreros,
curtidores, tintoreros) se sitúan progresivamente más lejos de ella. Esta
distribución topográfica responde a imperativos basados estrictamente en
criterios
técnicos.