OPINIÓN ACERCA DE SI EL CANTO CON MÚSICA INSTRUMENTAL

ES LÍCITO O NO

 

Abû Muhammad Ibn Haçm de Córdoba

 

En el nombre de Allah, Clemente y Misericordioso.

Allah bendiga y salve a nuestro señor Muhammad, a su Familia y a sus Compañeros

 

Dice Abû Muhammad [Ibn Haçm]: Alabado sea Allah, Señor de los mundos. La recompensa será para los hombres piadosos, No habrá dureza más que para los injustos. Allah bendiga a Muhammad, sello de los Profetas.

 

Y después:

Allah te asista, y también a mí, con Su favor, y nos ayude con Su gracia para reconocer Sus verdades. Tú deseas que te explique si el canto con música instrumental es lícito o ilícito, puesto que nos han llegado algunas tradiciones (ahâdîz) que lo prohíben y otras que lo permiten. Voy a exponer las tradiciones que lo prohíben y señalaré los defectos de que adolecen (`ilal), y luego registraré las tradiciones que lo permiten y demostraré su autenticidad, si Allah quiere, pues Allah es el que ayuda a encontrar la verdad.

 

Las tradiciones que lo prohíben son éstas:

1]     La que transmitió Sa’id ibn Abí Razin, tomada de su herma­no; quien la recibió de Layz ibn Abi Salim, y éste de ‘Abd ar-Rahmân ibn Sábit, y éste de ‘A'isha Madre de los creyentes, y ésta del Profeta - sobre él sea la paz -, quien dijo: Allah ha prohibido las cantoras, ha prohibido venderlas, pagarlas, enseñarles [el canto] y escucharlas.

 

2] Transmitió Láhiq ibn Husayn ibn `Umar, que Ibn Abû-l-Ward al-Maqdisi refirió lo siguiente: Nos contó Abú-l-Murayyá Dirár ibn 'Ali ibn `Umayr el qádi a1-Yayláni, quien lo tomó de Ahmad ibn Sa'id, y éste de Muhammad ibn Kutayyir al-Himsi, y éste de Faray ibn Faddála, y éste de Yahyá ibn Sa’id; y éste de Muhammad ibn al-Hana­fiyya, y éste de `Ali ibn Abi Tálib, lo siguiente: Dijo el Enviado de Allah: Cuando mi nación practique quince cosas que acarrean la ruina, es decir: cuando sea el dinero todopoderoso; y la lealtad perseguida; y el diezmo forzado; y el hombre se humille a su esposa, y desobedezca a su madre y maltrate a su padre; y se alcen las voces en las mezqui­tas; y el príncipe del pueblo sea el mayor malvado; y se honre a un hombre por temor al daño que pueda hacer; y se vistan de seda; y se utilicen cantoras e instrumentos musicales; y cuando el último de esta nación maldiga al primero de ella: entonces serán castigados con un viento rojo, transformados en monstruos y aniquilados.

 

3] Transmitió Abú `Ubayda ibn Fudayl ibn `Iyád, tomándolo de Abú Sa'id, mawlá de los Banú Hásirn, llamado `Abd al-Rahmán ibn `Abd Alláh, quien lo recibió de `Abd al-Rahmán ibn al-'Alá', y éste de Muhammad ibn al-Muháyir, y éste de Kaysán, mawlá de Mu'áwiya, y éste de Mu'áwiya, que el Enviado de Allah - Allah lo bendiga y salve - prohibió nueve [cosas], entre ellas el canto (al-giná'), el llanto de plañideras, la reproducción de figuras, la poesía, el oro, las pieles de animales, la seda gruesa y la seda fina.

 

4]   Transmitió Salám ibn Miskin, tomándolo de un shayj que co­noció a Ibn Mas'úd, lo siguiente: El canto (al-giná') engendra descrei­miento hipócrita (nifáq) en el corazón.

 

5]     Transmitió `Abd al-Malik ibn Habib, tomándolo de `Abd al­`Aziz al-Andalusi, quien lo había recibido de Ismá'il ibn 'Ayas, y éste de 'Ali ibn Zayd, y éste de al-Qásim, y éste de Abú Umámá, que había oído al Enviado de Allah decir lo siguiente: No es lícito instruir a las cantoras, ni venderlas, ni comprarlas, ni utilizarlas, pues el lu­crarse con ellas es cosa prohibida. Allah reveló esto en Su Libro [cuan­do dice]: «Entre los hombres, hay algunos que, faltos de conocimiento, compran relatos de recreo para extraviar a otros del camino de Allah» [Alcorán, XXXI-5]. Y ¡por Aquél en cuyas manos está mi alma! siem­pre que un hombre levanta su voz con el canto, le acometen dos demo­nios que con sus pies le golpean pecho y espalda hasta que se calla.

 

6]   También según `Abd al-Malik ibn Habib, quien lo había to­mado de al-Uwaysi, y éste de `Abd Alláh ibn `Umar ibn Hafs ibn `Asim, el Enviado de Allah había dicho: Ciertamente el oído del cantor está en la mano de un demonio, que le hace temblar, hasta que se calla.

 

7]   También según `Abd al-Malik ibn Habib, quien lo tomó de Ibn Mu'in, y éste de Músá ibn A'yan, y éste de al-Qásim, y éste de Abú Umáma, el Enviado de Allah había dicho: Ciertamente Allah prohibió instruir a las cantoras, comprarlas, venderlas y comer con el producto de su precio.

 

8]   Bujári registra lo siguiente: Refiere Hisám ibn `Ammár, quien lo tomó de Sadaqa ibn Jálid, y éste de `Abd al-Rahmán ibn Yazid ibn Yábir, y éste de `Atiyya ibn Qays al-Kilábi, y éste de `Abd al-Rah­mán ibn Gánim al-Ash'ari, y éste de Abú `Amir ó Abú Málik al-Ash'a­ri, quien había oído al Profeta - sobre él sea la paz - decir lo si­guiente: Ciertamente, en mi nación, existirán algunas gentes que con­siderarán lícito el uso de la seda gruesa, la seda fina, el vino y los ins­trumentos musicales.

 

9] Transmitió Ibn Sufyán, quien lo recibió de Ibráhim ibn `Utmán ibn Sa'id, y éste de Ahmad ibn al-Gamr ibn Abi Hammád, en Emesa, y de Yazid ibn `Abd al-Samad, y estos dos de `Ubayd ibn Hishám al-Halabi, apellidado Abú Nu`aym, y éste de `Abd Alláh ibn al-Mu­bárak, y éste de Málik, y éste de Muhammad ibn al-Munkadar, y éste de Anas, que el Enviado de Allah había dicho: Aquél que escuche a una cantora (qayna), [sepa que], el día del juicio, se derramará plomo derretido en sus oídos.

 

10]   También según Ibn Sha'bán, que lo tomó de su tío, y éste de Abú `Abd Alláh al-Dawri, y éste de `Ubayd Alláh al-Qawáriri, y éste de `Imrán ibn `Ubayd, y éste de `Atá' ibn al-Sá'ib, y éste de Sa'id ibn Yubayr, y éste de Ibn `Abbás, quien comentando las palabras de Allah - glorificado y ensalzado sea -, «Entre los hombres, hay algunos que compran relatos de recreo para extraviar a otros del camino de Allah», había dicho: Se trata del canto (al-giná') .

 

11] Transmitió Abú Bakr ibn Abi Sayba, tomándolo de Zayd ibn al-Habbáb, y éste de Mu'áwiya ibn Sálih, y éste de Hátim ibn Hurayz, y éste de Málik ibn Abi Maryam, quien dijo: Vino a vernos `Abd al­Rahmán ibn Gánim y nos refirió que les había contado Abú Málik al­Mari que había oído al Profeta - sobre él sea la paz - decir lo si­guiente: Gentes hay en mi nación que beben vino dándole otro nombre, que tocan instrumentos musicales sobre sus cabezas, y utilizan cantoras (al-qaynát), y por los cuales Allah arrasará la tierra.

 

12]   También transmitió que Allah - ensalzado sea - ha pro­hibido dos voces malditas: la voz de la plañidera y la voz de la canto­ra (muganniya).

 


 

 En todo esto no hay nada de verdad, pues son relatos apócrifos: Por lo que se refiere a la tradición de `A'isha - Allah esté satisfe­cho de ella - [n° 1], la transmite Sa'id ibn Razin, que la tomó de su hermano, y nadie sabe quién ha sido ninguno de los dos.

 

En la tradición de `Ali - Allah esté satisfecho de él - [n° 2], todos los transmisores citados hasta Yahyá ibn Sa'id no se sabe quie­nes han sido. En cuanto a Yahyá ibn Sa`id, no transmitió ni una pala­bra de Muhammad ibn al-Hanafiyya, pues no le alcanzó.

 

En la tradición de Ibn Mas'úd - Allah esté satisfecho de él - [n° 4], se alude a un Shayj que no se nombra y al que nadie conoce. En la tradición de Mu'áwiya [n° 3], se cita a un Kaysán que no se sabe quién es, y a Muhammad ibn Muháyir que es dudoso (da'if) . En ella se prohíbe también la poesía, la cual era cosa permitida.

 

Las tradiciones de `Abd al-Malik ibn Habib [nos 5, 6 y 7], todas ellas son falsas (hâlika). En la de Abû Umáma [n° 5], se cita a Ismá'il ibn 'Ayash, que es dudoso (da'if), y a al-Qásim [citado también en la n° 7] a quien le ocurre lo mismo.

 

         La tradición aducida de a1-Bujári [n° 8], no la registra este autor con el isnâd reglamentario, pues se limita a decir: «Refiere Hishám ibn `Ammár...» y luego sigue hasta Abû `Amir o hasta Abû Málik, y no se sabe quién es este Abû `Amir.

 

         Las tradiciones de Ibn Sha'bán [n° 9 y 10] son falsas (hâlika): La de Anas [n° 9], es recusable (baliyya) porque se transmite por desco­nocidos, y no fue nunca transmitida por los discípulos fidedignos de Málik. - La segunda tradición, se registra como procedente de Makhúl quien la había recibido de `A'isha, cuando aquél jamás alcanzó ni conoció a ésta; por otra parte, existen en él transmisores desconocidos, como Hâshim ibn Násih y `Umar ibn Músá; además, está trunco. - La tercera [n° 10] viene tomada de Abú `Abd Alláh al-Dawri, que no se sabe quién es.

 

      En la tradición de Ibn Abi Shayba [n° 11] aparecen Mu'áwiya ibn Sálih, que es dudoso (da'if), y Málik ibn Abi Vlaryam que no se sabe quién es.

 

      En cuanto a la prohibición de las dos voces [n° 12], no se sabe quién la ha transmitido. Así, cae absolutamente todo lo que afecta a este capítulo.

 

      Por lo que toca a la explicación dada a las palabras de Allah - ensalzado sea - [no 10]: Hay algunos hombres que compran relatos de recreo..., diciendo que aquí se trata del canto (al-giná'), tal inter­pretación no procede del Enviado de Allah, ni se atestigua en ninguno de sus Compañeros; únicamente es la opinión de un comentarista que no aporta ninguna prueba documental a su criterio, y lo que así se dice no es aceptable. Pero, aunque fuera cierto, no habría que enten­der que alude sólo al canto, pues Allah - ensalzado sea - sigue di­ciendo: ... para extraviar a otros del camino de Allah; y todo lo que puede provocar este extravío es una ofensa y un delito, aunque se trate de la compra de un libro sagrado o de la enseñanza del Al-Qur’ân. En Allah está el remedio.

 

      Pero no hay nada de cierto en ello, pues Allah - ensalzado sea - ha dicho: «Ya se os ha explicado con detalle lo que se os ha prohibi­do» [corán, VI, 119]. También ha dicho - ensalzado sea -: «El es quien creó para vosotros todo lo que existe en la tierra» [corán, II, 27]. Y el Enviado de Allah, en la línea de Sa'd ibn Waqqás, línea sólida, ha dicho: «La mayor parte de los musulmanes que cometen negligencias, son [los que preguntan por algo] que no está prohibido y queda prohibido por causa de su pregunta».

 

      Queda claro, pues, que todo lo que Allah - ensalzado sea - nos prohibió, nos lo ha explicado con detalle, y que aquello cuya prohibi­ción no nos consta detalladamente, está permitido.

 

Muslim ibn al-Haÿÿâÿ registra [la siguiente tradición] tomada de Hárún ibn Sa'id al- Ayli, quien la recibió de `Abd Alláh ibn Wahh, y éste de `Amr ibn al-Háriz, y éste de Ibn Shiháb y éste de `Urwa h, az-­Zubayr, y éste de `A'isha, Madre de los Creyentes, según la cual, Abû Bakr entró a verla en los días de Miná, cuando con ella estaban dos esclavas cantando y tañendo, mientras el Enviado de Allah estaba arre­bozado en su manto; Abû Bakr quiso arrojar de allí a las esclavas, pero el Enviado de Allah se destapó y dijo: ¡Déjalas, Abú Bakr, que son días de fiesta!

 

    También registra Muslim, procedente de `Amr ibn al-Háriz, quien lo tomó de Muhammad ibn `Abd ar-Rahmán, y éste de `Urwa, y éste de `A'isha, que ésta refirió lo siguiente: Entró el Enviado de Allah, cuando dos esclavas estaban cantando una canción excitante, y se acos­tó en el lecho volviendo la cara; entonces entró Abú Bakr, quien me reprendió, diciendo: ¡El canto de Satán en la casa del Enviado de Allah! - Pero éste se volvió a él y le dijo: ¡Déjalas!

 

      Si se dice que Abú Usáma transmitió esta tradición tomándola de Hishám ibn `Urwa, que éste había tomado de su padre y en la que dice: «No eran cantoras», se puede replicar que `A'isha dice que «canta­ban» (tuganniyáni), con cuya palabra se documenta el «canto» (al­-giná') de ellas, aunque no fueran [propiamente] «cantoras», es decir, «expertas» [en el canto]; y el Enviado de Allah, al oír decir a Abû Bakr: «El canto de Satán», desaprobó sus palabras, pero no desapro­bó el canto de las dos esclavas. Esta es la prueba que nadie ha contra­dicho y que siempre se ha considerado auténtica.

 

      Transmitió Abú Dáwúd al-Siÿistáni, tomándolo de Ahmad ibn `Ubayd al-‘Adáni, quien lo había recibido de al-Walid ibn Muslim, y éste de Sa'id ibn `Abd al-`Aziz, y éste de Sulaymán ibn Mûsá, y éste de Náfî`, quien refirió lo siguiente: Oyó Ibn `Umar una flauta y puso sus dedos sobre sus oídos, apartándose del camino, y luego dijo: Nafî’, ¿oyes algo? - Contestó éste: No . - Entonces levantó sus dedos y dijo: Estuve con el Enviado de Allah y oyó algo igual a esto, y obró de forma igual a ésta. - Si hubiera sido una negligencia, el Enviado de Allah no hubiera permitido a Ibn `Umar escucharlo, y Ibn `Umar tampoco hubiera permitido a Náfi` escucharlo. Sin embargo - sobre él sea la paz - repugnaba para sí todo lo que no fuera acercarse a Allah, como repugnaba el recostarse para comer, el enjugarse con su ropa después de lavarse y de perfumarse, el poner cortinas de brocado sobre la puerta de `A'isha o sobre la puerta de Fátima - Allah esté satisfecho de ellas -, y como repugnaba en extremo - sobre él sea la paz - que en su casa hubiera un dinar o un dirham. únicamente su misión sobre él sea la paz - fue prohibir lo reprobable y ordenar el bien. Si aquello hubiera sido una negligencia, no se hubiera limitado - sobre él sea la paz - a taparse los oídos, sin ordenar que se suprimiese, prohi­biéndolo. Pero no hizo - sobre él sea la paz - nada de eso, sino que lo dejó seguir y él se alejó. Está claro, pues, que es cosa lícita, aunque el abstenerse sea más meritorio, como ocurre con las demás cosas superfluas pero lícitas del mundo, sin ninguna diferencia.

 

Transmitió Muslim ibn al-Haÿÿâÿ, tomándolo de Zuhayr ibn Harb, quien lo había recibido de Yarir ibn Hishâm ibn `Urwa, y éste de su pa­dre, y éste de `Á'isha, la cual refirió lo siguiente: Un grupo de abisinios comenzaron a danzar en la mezquita, un día de fiesta; el Enviado de Allah me llamó, puse mi cabeza sobré su hombro, y comencé a mirar a sus juégos [de danza], hasta que fui yo 1a que tuve que retirarme con él cesando de mirarlos.

 

Transmitieron Sufyán az-Zawri y Shu'ba, tomándolo ambos de Abû Isháq al-Sabi'i, y éste de `Amir ibn Sa'd al-Baÿali, quien refirió lo siguiente: Abû Mas'ûd al-Badri, Qurza ibn Ka'b y Zábit ibn Çayd, estaban en al-`Aris, y entre ellos sonaba el canto (giná'). Yo les dije: ¿Cómo es esto, siendo vosotros Compañeros del Enviado de Allah? - Y contestaron: Ciertamente se nos ha permitido el canto (al-giná') en las bodas y el llanto sin plañideras sobre los muertos. - únicamente difieren en que Shu'ba trae «Zábit ibn Wadi'a» en lugar de Zábit ibn Çayd», y no menciona a «Abú Mas'ûd».

 

      Transmitió Hishâm ibn Çayd, tomándolo de Hassán, y éste de Muhammad ibn Sirin, quien refirió lo siguiente: Un hombre vino a Medi­na por esclavas, y se alojó en casa de Ibn `Umar, pues había entre ellos quien tenía una esclava que tocaba [instrumentos musicales]. Llegó un hombre con él que estuvo regateando el precio, sin llegar a un acuerdo, y entonces dijo [Ibn `Umar]: «Vámonos a ver otro hombre que será más propicio que éste en la venta».- Fueron a `Abd Allah ibn Ya'far, quien les mostró las esclavas, y ordenó a una dé ellas: «¡Empieza [la música]!». - Ella comenzó a hacerlo hasta que Ibn 'Umar sospechó que aquello iba dirigido a él, y dijo: «¡Basta ya! ¡Todo el día con el canto de Satán!». - Y se concertó la venta. Luego volvió aquel hom­bre a ibn 'Untar y le dijo: «¡Oh Abû `Abd ar-Rahman! He sido esta­fado en novecientas dirhams». - Entonces vino Ibn 'Umar con aquel hombre al vendedor, y le dijo: «Este ha sido estafado en novecientos dirhams, de modo que, o se los das o se devuelve la compra». Y con­testó: «Bien; se los daré». - Así pues, `Abd Alláh ibn Ya'far y `Abd Alláh ibn 'Umar - Allah esté satisfecho de ellos - escucharon el can­to con laúd; aunque Ibn 'Umar repugnaba las cosas que no eran se­rias, no lo prohibió [el canto], e incluso intervino en la compra de una cantora (muganniya), como ves; si hubiera sido ilícito, no lo habría permitido, de ninguna manera. - Si alguien arguye que Allah - en­salzado sea - ha dicho: «¿Qué hay más allá de la Verdad, sino el extravío?» [corán, X-33], y entendiera que en éste entra el canto (giná'), se le podría replicar: ¿Y dónde entra el solazarse en los jardi­nes, el teñir de colores las ropas y todo lo que es cosa de recreo?

 

      Dijo el Enviado de Allah: Las obras se valoran según las intenciones, y a cada hombre [se le juzgará] según la intención que haya teni­do. - Cuando el hombre se propone con aquello la recreación de su alma y encauzarla para fortalecer su obediencia a Allah - glorificado y ensalzado sea - eso no acarrea extravío. Abû Hanifa ha dicho: A quien roba una flauta- o un laúd, se le corta la mano, y quien los rom­pe debe pagarlos. No se puede prohibir ni permitir nada sino con un texto de Allah - ensalzado sea - o de su Enviado - sobre él sea la paz -, porque está informado por Allah - ensalzado sea -, y no es lícito aportar información procedente de El - ensalzado sea - sino con un texto sobre el que no exista ninguna duda, pues el Enviado de Allah ha dicho: «Aquél que mienta sobre mí, intencionadamente, tiene preparado su asiento en el infierno».

 

Dijo Abû Bakr `Abd al-Báqi ibn Burriyál al-Hiÿári -- Allah esté satisfecho de él -: Cierto principal personaje me contó lo siguiente: Tomé el ejemplar que contiene las tradiciones aducidas sobre El vi­tuperio del canto (al-giná') y la prohibición de vender las cantoras (al-muganniyât); y lo que sobre ellas dice Abû Muhammad [ibn Haçm] - Allah esté satisfecho de él -, y lo llevé al imâm y al-faquí Abû `Umar ibn `Abd al-Barr, y se lo confié durante unos días rogándole que lo re­visara detenidamente; el ejemplar quedó en su poder unos días, al cabo de los cuales volví a él y le dije: ¿Qué hiciste con el ejemplar? - Y contestó: «Lo he examinado, y no veo que haya en él cosa que añadir ni quitar».