Comentario del Shayj Sidi Ahmad Ibn ‘Ayiba
a los “Hikam” de
Ibn ‘Ata Allah de Alejandría
Traducción de 'Abd l-Wahid Gutiérrez
Segunda sentencia
Tu
deseo de retiro espiritual cuando Allah te ha colocado
en el mundo no
es mas que un deseo oculto. Tu deseo de estar en el mundo cuando Allah te ha
colocado en el retiro espiritual significa la
degradación de tu elevada aspiración
Para los sufíes el retiro espiritual o aislamiento encierra tres categorías: a) aquel que se retira del mundo exterior exclusivamente, b) aquel que se retira de su mundo interior exclusivamente y c) aquel que combina los dos retiros tanto el exterior como el interior.
En
cuanto a la primera categoría, es decir el desapego y el retiro del mundo
formal, implica el abandono del mundo causal y la ruptura con los hábitos y
rutinas corporales; en cuanto a la segunda categoría consiste en la ruptura con
los apegos del ego y los obstáculos ilusorios; y por último, la tercera
categoría combina tanto el abandono de los apegos internos como el abandono de
los hábitos y rutinas corporales. Todo esto es lo mismo que decir que la
primera categoría de abandono consiste en alejarse de todo aquello que distrae
el cuerpo del ser humano de la obediencia debida a Allah, mientras que el
abandono interior consiste en alejarse de todo aquello que distrae el corazón
de la presencia de Allah; y por último el abandono que combina lo exterior y lo
interior consiste en orientar tanto el corazón como el cuerpo hacia Allah
exclusivamente.
Un abandono exterior íntegro tiene lugar cuando el ser humano se aleja
del mundo causal, formal y despoja al cuerpo de su vestimenta habitual. En
cuanto al abandono interior íntegro consiste en alejar el corazón de toda
cualidad censurable y vil y revestirlo de toda cualidad noble y elogiable.
Juntos constituyen el abandono perfecto al que aludió el maestro de nuestros
maestros Sidi ‘Abd Ar-Rahman Al-Maydub cuando compuso estos versos:
¡Oh!,
estudiosos de la Ciencia de la Unificación:
Ahí
tenéis los océanos del vértigo.
Éste
es el Rango de las Gentes del Abandono
Quienes
se han detenido ante mi Señor...
En cuanto a aquel que se desapega de su mundo exterior pero permanece apegado a su mundo interior, es un embustero, tal como aquel que reviste el cobre con plata, su interior es feo, mientras que aparenta tener un exterior hermoso. En cuanto a aquel que se desapega de su mundo interior, pero no del exterior, si es que esto es posible, es una persona bella y noble como quien recubre la plata con cobre; no obstante, éste último supuesto es raro, porque lo frecuente es que quien se apegue a su mundo exterior esté también apegado a su mundo interior y quien se distraiga con las cosas materiales, su mundo interior también esté ocupado en ellas. La fuerza no radica en uno o en otro abandono por separado, sino en la conjunción de ambos, tanto el exterior como el interior, él que realiza ambos abandonos es el Sincero Perfecto, él es el Oro Oscuro Puro, el que vale para tesoro de reyes.
El Shayj Abu-l-Hassan Ash-Shadili (r.a.) dijo: “Las cuatro cualidades
que debe cultivar el faqir (el discípulo) que abandona el mundo son cuatro: a)
la veneración de los mayores, b) la piedad hacia los menores, c) ser justo
consigo mismo y d) impedir la victoria del ego; y también son cuatro las
virtudes que debe cultivar el faqir que permanece en el mundo: a) aliarse a los
justos, b) apartarse de los perversos, c) cumplir el Salat en comunidad y d)
auxiliar a los pobres e indigentes con lo que Allah le provea. No obstante,
también es necesario que éste último adopte la conductas del faqir que ha
emprendido la vía del abandono del mundo si es que quiere llegar a una
realización íntegra.”
El comportamiento esperado del faqir que vive con y en el mundo formal,
es que permanezca allá donde Allah le haya colocado en relación con la acción
del mundo causal hasta que sea Allah quien lo mueva de allí, bien a través de
su maestro, bien a través de indicaciones claras que no dejen lugar a duda y es
entonces cuando el discípulo ha de introducirse en la vía del desapego.
Tu deseo pues, de emprender la vía del abandono cuando Allah te ha
colocado en el mundo causal-formal, no es mas que un deseo oculto de tu ego que
busca en ello la calma, sin que provenga por tanto tal actitud de la certeza del
conocimiento; la consecuencia de esta actitud es el dolor y la privación, pues
cuando aparece la miseria el ego se agita, se angustia y vuelve al mundo
formal-causal y esto es peor que haber permanecido en aquel siempre. Lo que se
esconde detrás de este actuar es deseo oculto, en su exterioridad hay renuncia
y ascetismo, lo cual es algo noble, pero en su interioridad se esconde el
verdadero objetivo que no es otro que la búsqueda de comodidad, el desarrollo
de poderes sobrenaturales, la obtención de la santidad o de cualquier otro
objetivo material, y no el verdadero objetivo de la realización de la
esclavitud total y absoluta a Allah y la obtención del conocimiento certero.
Junto a lo anterior, está además la falta de cortesía ante la Verdad al
querer el ego salir por sí mismo de su estado sin aguardar la licencia para
ello. Signo de permanencia del ego en el mundo formal-causal es la esperanza en
la obtención de resultado y la ausencia de obstáculos que le impidan la práctica
del Islam, su resultado es asomarse a la creación con preocupación por el
sustento. Si desaparecen estos obstáculos se produce el movimiento hacia el
abandono.
Dijo Ibn ‘Ata Allah de Alejandría en su obra “At-Tanwir”: “Lo
que la Verdad te exige es que permanezcas allá donde te ha establecido, hasta
que sea Ella misma la que se haga cargo de trasladarte, de la misma forma en que
se hizo cargo de colocarte en donde estás ahora. La cuestión no es que
abandones el mundo de la causalidad, sino que las causas sean las que te
abandonen. Dijo algún sabio: ‘Abandoné una y otra vez el mundo formal y
siempre regresaba a él; pero me abandonó el mundo y jamás regresé al mismo.
En cierta ocasión me dirigía a ver al Shayj Ibn ‘Abas al-Mursi con el
firme propósito de emprender la vía del desapego, diciéndome a mí mismo que
llegar hasta Allah en el estado en el que me hallo, ocupado con las ciencias
externas y relacionándome con la gente, me alejaba de mi propósito; entonces
él se dirigió a mi y me dijo sin mirarme: -me acompañó un hombre versado en
las ciencias exteriores, pero probó algo del sabor de este camino, y cuando
vino a verme me dijo, -¡oh señor!, sácame del estado en el que estoy y me
dedicaré a tu compañía- y yo le dije: -el asunto no es éste, sino que debes
permanecer en el estado en el que Allah te ha colocado y lo que Allah haya
decretado que te llegue a través nuestra te llegará-. Después me dijo el
Shayj mirándome, ‘Este es el núcleo de los Sinceros, no abandonan nada hasta
que sea Allah quien se haga cargo de sacarlos de ahí-. Salí de su casa y Allah
lavó aquellas ideas de mi corazón y encontré la paz y la calma en Allah. Los
sufíes son aquellos de los que el Profeta (s.a.s.) dijo, ‘Ellos son la gente
junto a la que nadie se siente desdichado’. Sólo impedía al Shayj Ibn ‘Ata
Allah consagrarse al desapego, en ese momento de su aprendizaje, la avidez de su
ego por el propio desapego. Cuando el ego está ávido de algo le resulta ligera
su carga y entonces nada de bueno hay en ello, pues todo aquello que le resulte
liviano al ego es porque éste busca alguna satisfacción en ello. Después
dijo: ‘El discípulo no debe emprender la vía del desapego en un momento de
fuerza, sino más bien en un momento de carencia de la misma, si desea que le
sea provechoso el abandono. Si abandona el mundo en un momento de fuerza, cuando
la debilidad se abata contra él, entrará en conflicto, y en él habrán dos
contendientes que pugnarán entre sí y lo sumirán en la discordia y –si
Allah no lo asiste con su sutileza- regresará al punto de partida y retomará
lo que había dejado atrás sin obtener beneficio alguno, y entonces pensará
mal de la Gente del desapego y dirá: ‘Ahí no hay nada. He entrado en ese país
y no he visto nada’. Aquel para el que resulta pesado el desapego es el que
debe abandonar el mundo, pues le resulta pesado porque comprueba que su cuello
está bajo la espada y que en cuanto mueva una mano le serán cortadas las
yugulares”.
En cuanto a aquel que habiendo emprendido el camino del desapego quiera
volver al mundo formal, a la vida cotidiana, sin un permiso explícito, conlleva
en su caso una decadencia de una aspiración elevada hasta una aspiración
mundanal, o dicho de otro modo, es una caída desde la santidad suprema a la
santidad menor.
Dijo el Shayj de nuestro Shayj, Sidi ‘Ali (r.a.): “Mi Shayj Sidi
al-‘Arabi me dijo: ‘Oh, hijo mío, si yo supiera de algo más elevado, rápido
y beneficioso que el desapego, te informaría de ello. El desapego entre las
gentes de nuestra vía, es el rango del Elixir, del que un quilate del mismo es
más valioso que todo el oro de oriente y occidente; así es el desapego en este
camino.”
Escuché decir al Shayj de mi Shayj (r.a.) decir: “El conocimiento de
aquel que está desapegado es mejor y su reflexión más nítida porque la
claridad viene de la claridad y la turbiedad de la turbiedad. La pureza interior
deriva de la pureza exterior, y la contaminación interior deriva de la
contaminación exterior. Todo lo que aumenta en densidad material disminuye en
espiritualidad”.
Una máxima dice: “Si el sabio toma algo de este mundo disminuye su
grado ante Allah”, salvo si ese acto goza de la licencia de Allah, y entonces
no abandona con ello el desapego y su conciencia es conciencia de estar sujeto a
la Voluntad de Allah.
En resumen, el desapego, sin licencia para el mismo, no es más que
seguir estando sujeto al mundo causal, formal; por el contrario, estar en el
mundo causal, pero con licencia para ello, es desapego. Y en Allah depositamos
nuestra confianza.
Todo el discurso anterior va dirigido a aquellos que emprenden el camino
espiritual. En cuanto a aquellos que ya han llegado, los afianzados, no cabe ya
discurso alguno, -Allah se complazca en ellos- pues han sido arrancados de sí
mismos y toman desde Allah y entregan desde
Allah. La Verdad (Allah), se ha hecho cargo de sus asuntos, preserva sus
secretos y guarda sus corazones con los ejércitos de las luces: no influye en
ellos la oscuridad del mundo contingente. Así debe ser interpretado el estado
espiritual de los Compañeros del Profeta que estaban dedicados al mundo. Allah
se complazca en ellos y haga que nos aproveche la bendición que hay en los
Compañeros.
Has de saber que tanto el discípulo que lleva una vida corriente, como
aquel que se aparta del mundo, orientan sus acciones hacia Allah, pues cada uno
de ellos encierra en sí mismo la sinceridad de la orientación hacia Allah (s.t.).
Uno de los sufíes ha dicho: “Uno y otro se asemejan a dos esclavos de un rey;
a uno de ellos le dice: ‘¡Trabaja y come!’, y al otro le ha dicho: ‘¡Mantente
en mi compañía y presencia! Yo me haré cargo de que te llegue lo que te tengo
reservado’”. Pero la sinceridad en la orientación es más fuerte en aquel
que se ha desapegado por la escasez de sus obstáculos y la supresión de sus
apegos, tal como es sabido.
En cuanto a la aspiración del discípulo que se ha desapegado es tal como dijo el Profeta (s.a.s.), “Allah tiene hombres que cuando juran por Allah, Allah satisface sus juramentos”. Nuestro Shayj dijo: “Allah tiene hombres que cuando desean alguna cosa se cumple, con el permiso de Allah”. Y el Profeta (s.a.s.) también dijo: “Tened cuidado con la percepción del creyente, porque él ve la con la luz de Allah”.