ÍNDICE

 

Periodo de Mec

570-622

El bloqueo  

              A partir de entonces las cosas empeoraron. Los makkíes se endurecieron en su incomprensión. Los quraishíes decidieron aislar a Muhammad (s.a.s.) y a los suyos. Un decreto de proscripción fue firmado por los jefes de tribu y fue colgado en el interior de la Kaaba. La persecución se generalizó. Las vejaciones se multiplicaron. Los musulmanes se vieron rodeados de perseguidores. Fueron insultados, sufrieron calumnias, fueron apedreados. Sin embargo, soportaron el ostracismo y la persecución con paciencia.

            En cierta ocasión, en medio de esos padecimientos, uno de sus compañeros pidió a Muhammad (s.a.s.) que invocara a Allah y maldijera a los idólatras de modo que fueran destruidos,... y con sus enemigos desaparecerían los males que sufrían los musulmanes. La respuesta del Rasûl (s.a.s.) fue la siguiente: "Entre quienes os han precedido hubo en los pueblos antiguos quienes se dejaban peinar la carne con hierro hasta que quedaban desnudos sus huesos sin que el tormento les desviara de Allah. Allah dará la victoria al Islam y se impondrá la paz, y cualquier viajero podrá recorrer el desierto sin temer ser asaltado por enemigos".

            Podemos preguntarnos porqué Allah no evitó a los musulmanes todos esos sufrimientos. Él podía haberles facilitado el camino, pero prefirió entregarlos a la crueldad de sus conciudadanos, que los humillaron y les infligieron toda suerte de vejaciones. Pero hasta los profetas sufrieron penalidades, y muchos de ellos fueron asesinados por sus mismas gentes. Efectivamente, en la tensión que supone enfrentarse a las dificultades, es donde el ser humano se va ennobleciendo. Es en la lucha donde emerge lo que en realidad es cada ser humano, y es ahí donde el sincero se distingue del hipócrita, el firme se mantiene y el que le bastaba la declaración de ser musulmán se echa atrás. Las dificultades, las desgracias, las calamidades, son el filtro que sólo deja pasar al más puro, al más noble. Allah nos invita a confiar en Él, pero únicamente confía en Él el que antepone a su Señor, el que no se rinde ante las circunstancias. Quien es vencido por una contrariedad, quien se hunde en la desesperación, quien hace reproches a Allah, es que tiene otros dioses. Fue así como Allah fue haciendo permanecer en el Islam a los más firmes, y con ellos constituyó la primera comunidad musulmana. Solo los que dejaron de verse centro del mundo, los que se consagraron a Allah, sólo ellos alcanzarían el triunfo: "Allah ha comprado a los musulmanes sus personas y sus riquezas y les pagará con el Jardín" (Qur-ân).

            Los musulmanes fueron recluidos en un barrio de Makka, una especie de ghetto para ellos, y se les sometió a un duro bloqueo que duró tres años. Los musulmanes y el Rasûl Muhammad (s.a.s.) soportaron privaciones y sufrimientos con paciencia y coraje. Esta fue quizás la época más dura de la vida de Muhammad (s.a.s.). No solo rechazó las ofertas que se le habían hecho sino que aceptó con paciencia que su situación empeorara, todo antes que renunciar a un ápice de su Islam. Durante este periodo se produjeron las muertes de Jadiÿa y Abu Talib. Tan solo un mes separó esas dos muertes que tanto afectaron a Muhammad (s.a.s.). Significaban la desaparición de su compañera y confidente, y de su protector más eficaz frente a las tribulaciones. Muhammad (s.a.s.) llamó "Año de la Tristeza" a aquél en el que murieron su esposa y su tío, quedando sumido en la soledad y la desprotección. Pero el consuelo verdadero y la protección auténtica solo vienen de Allah.