EL SALAT ACTOS PERMITIDOS |
Los siguientes actos están permitidos durante la ejecución del Salat: llorar, gritar, gemir, quejarse, independientemente
que sean debidos al temor de Allâh, o
cualquier otra causa, por ejemplo
un dolor o una agresión.
Hay discrepancia en cuanto a la licitud o no de poder volver el rostro a
un lado u otro mientras se hace el Salat,
pues hay Hadices donde el Mensajero de
Allàh (s.a.s.) lo hizo en caso de alguna necesidad o circunstancia importante,
mientras que hay otros Hadices donde
se reprueba intensamente este hecho; en cualquier caso debe haber un
justificante importante para hacerse, y en lo que no hay discrepancia alguna es
en la invalidez del Salat de
aquel que gire no ya su rostro, sino el cuerpo entero, pues en este caso anula
por completo su orientación hacia la Qibla.
Está perfectamente admitido el poder matar animales dañinos durante el Salat,
por ejemplo, serpientes, escorpiones, y similares.
Se considera lícito el abrir una puerta si alguien llama a la misma,
mientras se está haciendo el Salat,
inclusive si para ello hay que dar algunos pasos, pues así lo relata 'Aisha que
lo hacía el Rasul Muhammad (s.a.s.), pero esto tiene algunas condiciones
para su validez, como es el hecho de que no se tenga que girar el cuerpo, y por
tanto se pierda la orientación hacia la Qiblat;
en el Hadiz que relata 'Aisha
se trataba de una puerta que estaba orientada hacia la Qiblat con lo cual el Mensajero de Allâh (s.a.s.) podía abrirla
sin por ello perder la orientación, y que además se hallaba a pocos pasos de
donde él (s.a.s.) estaba haciendo el Salat.
Se sabe también por un Hadiz
de Ahmad, an-Nasa'i y otros que el Mensajero de Allâh (s.a.s.), hizo el
Salat llevando a sus espaldas a Umamah bint Zainab, hija de Abul 'As
Ibn al-Rabi', y que la bajaba mientras hacía el Ruku' y el Suÿûd, volviéndosela
a colocar sobre sus espaldas cuando se levantaba del Suÿûd.
Si alguien mientras hace su Salat
es saludado, o alguien le habla, puede responder al saludo con un leve gesto, o
señal; con un ligero cabeceo, o bien indicar con un dedo o con la mano a
aquella persona que nos ha saludado de que nos hemos percatado de su presencia;
todos estos son gestos que el Mensajero de Allâh (s.a.s.) realizaba en tales
circunstancias.
Está permitido pronunciar Subhanallah
a los hombres, o dar una palmada a las mujeres, en caso de alguna necesidad, por
ejemplo advertir al Imam de algún
error, conducir a un ciego, etc.
Se puede corregir o ayudar al Imam, si este comete algún error durante su recitación.