Dos semanas después del atentado de
Boston, perpetrado el 15 de abril de 2013 a las 14 horas 49
minutos, las autoridades estadounidenses atribuyen la
responsabilidad de ese hecho a los hermanos Tamerlán y Dzhokar
Tsarnaev. Dicen haber matado a Tamerlán, el mayor de los dos, y
haber arrestado a su hermano menor y cómplice. Este último, de
sólo 19 años, está supuestamente hospitalizado y debido a sus
heridas parece que sólo puede expresarse por movimientos de la
cabeza. Así todo, se nos dice que ya reconoció los hechos que se
le imputan a él y a su hermano mayor.
Nada se ha aclarado sobre las
circunstancias que rodearon la muerte de Tamerlán y,
posteriormente, la captura de Dzhokhar. Parece que los hermanos
se vieron afectados por el «síndrome de Oswald», que los
llevó a destacarse de la muchedumbre anónima asesinando, sin
razón ni testigos, a un policía de la universidad. Después se
apoderaron de un Mercedes y retuvieron a su anónimo chofer, al
que obligaron a retirar 800 dólares en un cajero automático. Y
fue al parecer esa persona quien indicó a la policía que los dos
hermanos habían dicho en su presencia que eran ellos los autores
del doble atentado contra el Maratón de Boston.
Hasta este momento, la prensa no ha
podido ver al sospechoso ni oír al testigo y no ha hecho más que
repetir las declaraciones de los padres y de los amigos de los
dos hermanos, todos tremendamente asombrados de verlos
implicados en ese asunto.
De todas maneras, la jueza Marianne B.
Bowler inculpó a Dzhokhar por «uso de armas de destrucción
masiva», en este caso ollas de presión (también conocidas
como ollas exprés) llenas de pólvora y clavos. Es la primera vez
que se aplica la noción de «arma de destrucción masiva» a
un artículo doméstico de uso corriente.
Por su parte, el líder demócrata de la
Comisión de la Cámara de Representantes que se ocupa de los
servicios de inteligencia, Dutch Ruppersberger, afirmó a la
salida de una reunión a puertas cerradas con varios responsables
de 3 de esas agencias que los hermanos Tsarnaev habían utilizado
un control remoto de juguete para desencadenar las explosiones
de sus dos bombas. El congresista ve en ese detalle la
confirmación de que los sospechosos aprendieron a fabricar las
bombas leyendo Inspire, la publicación electrónica
firmada por «al-Qaeda en la península arábiga». Sin
embargo, aunque el número 1 de esa publicación –fechado en el «verano
de 2010»– explica detalladamente cómo hacer una bomba con
una olla de presión, lo cierto es que no aparece allí
absolutamente nada sobre la utilización de un control remoto de
juguete para detonar un explosivo instalado dentro de una olla
de presión cerrada.
Todo ese ruido mediático gira
alrededor de una sola conclusión: los hermanos Tsarnaev eran
chechenos, lo cual pone a Rusia en el centro del debate. El
presidente Vladimir Putin evitó discretamente las preguntas
sobre el tema, en el marco de una larga sesión de respuestas al
pueblo en la que participó el pasado jueves. ¿Terroristas
chechenos? También los hay en Siria, donde acaban de secuestrar
a dos obispos ortodoxos. Y también puede haberlos en Sochi,
cuando se celebren allí los próximos Juegos Olímpicos. Es
interés de Rusia fortalecer la cooperación antiterrorista con
Estados Unidos, sobre todo si tiene verdaderamente intenciones
de desplegar tropas de la Organización del Tratado de Seguridad
Colectiva (OTSC) en Siria.
Mientras tanto, los internautas se
dividen entre los que siguen la hipótesis del FBI y los que la
cuestionan. Dos grandes objeciones circulan actualmente a través
de Internet.
-
¿«Jeff Bauman» es Nick
Vogt?
La primera acusa a los servicios de
seguridad de haber montado la puesta en escena de personajes
cargados de historias y emociones. Imágenes extraídas de un
video muestran a dos personas que parecen trabajar sobre el
cuerpo de Jeff Bauman, un hombre que asistía al Maratón de
Boston y que al parecer perdió las dos piernas en una de las
explosiones. Se afirma que esta persona es en realidad el
teniente del ejército estadounidense Nick Vogt, quien perdió las
piernas en Kandahar en noviembre de 2011. Y resulta en realidad
sorprendente observar que, en las fotos del 15 de abril, se ve a
«Jeff Bauman» con la cabeza erguida todo el tiempo, que
no se aprecian huellas de hemorragia a pesar de que lo
transportan en una silla de ruedas y también que –como puede
apreciarse en la foto– el torniquete que se ve en lo que queda
de su pierna derecha no está fuertemente apretado. Estos
detalles cobran aún más importancia cuando se sabe que el
testimonio de «Jeff Bauman» permitió identificar a los
sospechosos (conferencia de prensa del 18 de abril de 2013 a las
17 horas y 20 minutos).
-
Mercenarios de Craft
International en el lugar de la explosión.
La segunda objeción tiene que ver con
la presencia en lugar de los hechos –antes y durante las
explosiones– de un equipo de seguridad, probablemente del
ejército privado Craft International, cuyos miembros
parecen llevar mochilas similares a la que mostró el FBI
afirmando que había contenido una de las ollas-bomba.
Pero no es eso lo más sorprendente.
Ahora resulta que un ejercicio antibomba tuvo lugar en Boston,
sólo 2 horas antes del drama y en el preciso lugar donde
explotaron las verdaderas bombas. Sin embargo, cuando un
periodista mencionó el hecho en la conferencia de prensa del
FBI, el agente especial Richard Deslauriers se negó a responder
y pidió que le preguntaran otra cosa.
-
Izvestia: «Tamerlán
Tsarnaev reclutado por una Fundación georgiana. Uno de
los responsables del atentado terrorista de Boston
estudió en un seminario organizado por los
estadounidenses con los servicios especiales georgianos»
Para terminar, según la edición del 24
de abril del cotidiano ruso Izvestia, Tamerlán Tsarnaev
participó –en la Georgia ex soviética– en un seminario del Fondo
para el Cáucaso, asociación pantalla de la Jamestown
Foundation, creada por la CIA. El joven checheno siguió allí
un entrenamiento para «aumentar la inestabilidad en Rusia» [1].
En una nota de protesta, el Fondo del Cáucaso desmiente y afirma
que se trata de otra organización identificada con el mismo
nombre [2].
Es demasiado pronto aún para sacar
conclusiones sobre lo que realmente sucedió en Boston. Pero ya
hay algo seguro: la versión de la policía es falsa.