LA MUERTE Y EL DÍA DEL JUICIO (AL YAUM AL QIYAMA)

 Ahmad Jalil

 

Bismillah arrahman arrahim

 

Queridos hermanos: Dice nuestro amado profeta (saws): “El hombre muere según vive y resucita según muere”. Allah (swt) ha decretado la muerte para  todos los seres vivos y aún para los malaikas. Por ello los musulmanes debemos recordar constantemente que la muerte es, no el final de nuestra vida, sino el paso radical que separa la vida en este mundo al dunia de la vida eterna al ajira.

 

            El recuerdo de la muerte, nos hace tomar conciencia de la absoluta soberanía de Allah sobre todo lo creado; Nuestras ilusiones, falsas esperanzas, deseos, vanidades….todo queda anulado ante este hecho trascendental e inexorable que el profeta (saws) nos recomendaba recordar continuamente: “Recordad a la cortadora de las delicias”. Sin embargo, los afanes de la vida y nuestro apego a ella hacen que la olvidemos con facilidad; tuve un profesor que decía: “Sabemos que vamos a morir, pero no nos lo creemos”. Es decir, aceptamos la realidad de la muerte como inevitable y sin embargo no nos preparamos para ella porque nos aterroriza. Nos parece algo tan desagradable que nos aferramos a nuestras pequeñas cosas como si fueran a durar para siempre y esta es la realidad que Allah nos recuerda repetidamente en el Corán generoso: ni nosotros ni este mundo vamos a durar para siempre, desde luego no tal y como lo conocemos.

 

            Generosos hermanos, nos afanamos en tener casas buenas y buena posición en este mundo y eso está bien. Pero rara vez nos ocupamos de preparar nuestras últimas moradas: La del espacio intermedio, que es la tumba y el ajira. Esa eternidad que nos jugamos a cada instante. Esa eternidad que puede ser Insha Allah de felicidad o, en Allah nos refugiamos de desgracia eterna. Por ello nuestro bienamado profeta (saws) nos recomendó la visita a los cementerios; Para nosotros no son lugares terroríficos sino de paz y de meditación. La gente de las tumbas siente, oye las dua' que hacemos en su favor porque como decíamos al principio según el dicho profético nuestro estado en la tumba es semejante al que hemos tenido en vida y al que tendremos después del día de la retribución. Para el siervo justo, aquel que no ha descuidado su Islam ni siquiera en lo mínimo la tumba es un lugar de reposo semejante al jardín, como dice nuestro amado profeta (saws) “El siervo creyente descansa en la tumba de las fatigas de este mundo”. Tanta es la importancia de este espacio intermedio que el profeta (saws) dijo: “La tumba es, o una de las praderas del jardín o una de las simas del fuego”.

 

Alhamdulillah Rabbi al alamin.

 

La tumba es la primera de las moradas de la última vida. Si se tiene éxito en ella todo será más fácil. Sólo los creyentes sinceros, aquéllos y aquellas que han tenido una vida llena de iman, responderán sin dudar a las preguntas de los malaikas interrogadores, Munkar y Nakir: “¿Quién es tu creador? ¿Quién tu profeta? ¿Cuál es tu dîn?. Los tormentos de la tumba comienzan para los que  titubean en la respuesta, es decir para aquéllos que han vivido su vida atrapados en la duda o en la negación y se prolongan si en vida hemos caído en la maledicencia, la calumnia o hemos descuidado las manchas de orina en nuestra persona. Un día Sidna Muhammad (saws) pasó por delante de dos tumbas y oyó los lamentos de ambos difuntos. Ordenó entonces poner una palma de palmera encima para aliviar, mientras estuvieran verdes, sus sufrimientos: “están siendo atormentados y no es por causas mayores; Uno de ellos sufre a causa de la calumnia y el otro porque no se limpiaba la orina”. Nuestro amado profeta (saws) pedía frecuentemente protección del tormento de la tumba. Porque el bienestar es para la gente de iman y de obediencia y el castigo es para la gente de incredulidad, desobediencia, hipocresía e inmoralidad.

 

            Queridos hermanos, la benevolencia y la compasión entre nosotros no acaba con la muerte; Antes bien se hace más intensa y entrañable. Rasul Allahi (saws) recomendó visitar las tumbas porque ello es desapego del mundo. Por otra parte hemos de saber que las acciones de los vivos aparecen a los difuntos cuando provienen de sus familiares y cercanos.” Si ven el bien, se alegran de ello y piden para el que lo ejecuta la rectitud y la constancia. Si ven el mal, les perjudica y les entristece y piden para ellos la guía, la facilidad y el bien” Dijo el profeta (saws).

 

            Tengamos por cierto que la morada de la tumba antecede al día del juicio en el que seremos resucitados. Pidamos a Allah (swt) que nos guarde del tormento de la tumba y del castigo eterno del fuego. Recordemos a nuestros difuntos para así ser recordados por nuestros sucesores cuando la muerte nos alcance. Hagamos nuestras buenas acciones pensando también en los seres queridos que ya no están con nosotros preparándonos así para la última hora. Aquella en que nuestras obras hablarán por nosotros.

 

ALHAMDULILLAH.