Al
menos 17 países implicados en una red de tráfico ilegal de armas
Armamento por
miles de millones de dólares utilizado contra Siria
por Thierry
Meyssan
Desde hace 7 años, armas por valor de varios
miles de millones de dólares han sido utilizadas ilegalmente
contra Siria, hecho que desmiente la versión de que la guerra contra la
República Árabe Siria era una “revolución democrática”. Numerosos
documentos demuestran que ese gigantesco tráfico de armas fue organizado
por el general estadounidense David Petraeus, primeramente de manera
pública, a través de la CIA y como director de esa agencia
estadounidense. Pero luego lo hizo a título privado, desde la firma
financiera KKR y con ayuda de altos funcionarios de Estados Unidos e
internacionales, como el estadounidense Jeffrey Feltman, secretario
general adjunto de la ONU. El “conflicto sirio”, que comenzó siendo una
operación imperialista de Estados Unidos y Gran Bretaña, se convirtió
así en una operación capitalista de carácter privado, mientras que
el Estado Profundo cuestionaba en Washington la autoridad de la
Casa Blanca. Nuevos elementos sacan ahora a la luz el papel secreto de
Azerbaiyán en el desarrollo de la guerra contra Siria.
¿Cómo recibían los yihadistas de
Alepo armamento de fabricación búlgara?
En el momento de la liberación de
Alepo y la toma del estado mayor saudita que allí existía,
la periodista búlgara Dilyana Gaytandzieva comprobó la presencia
de armamento proveniente de su país en 9 arsenales abandonados
por los yihadistas. La periodista anotó cuidadosamente los datos
inscritos en las cajas que contenían ese armamento búlgaro y, ya
de regreso en Bulgaria, se dio a la tarea de investigar cómo
llegó ese armamento a suelo sirio.
Desde 2009, y exceptuando el breve
periodo de tiempo que va de marzo de 2013 a noviembre de 2014,
Bulgaria se halla bajo el gobierno de Boiko Borisov, personaje
sui generis proveniente de una de las organizaciones
criminales más importantes de Europa: la SIC (Security Insurance
Company). No está de más recordar que Bulgaria es miembro de
la OTAN y de la Unión Europea y que ninguna de esas dos
organizaciones ha emitido nunca la menor crítica contra
la llegada al poder en Bulgaria de un mafioso identificado
como tal por las agencias policiales internacionales.
Es por tanto con peligro para su vida
que la periodista búlgara Dilyana Gaytandzieva siguió la pista y
que la redacción del periódico Trud publicó en Sofía
su investigación [1].
Pero si Bulgaria ha sido uno de los principales proveedores de
armamento a los grupos armados que operan contra
el Estado sirio, también es cierto que ha contado para ello con
la ayuda de Azerbaiyán.
El gigantesco tráfico de
armas organizado por la CIA contra Afganistán, Irak, Libia,
Siria y la India
Desde el inicio mismo de las
primaveras árabes, la CIA y el Pentágono organizaron un
gigantesco tráfico de armas, en violación de numerosas
resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Todas
las operaciones que mencionaremos aquí son ilegales a la luz del
derecho internacional, incluyendo las que el Pentágono organizó
públicamente.
En materia de tráfico de armas,
incluso cuando se recurre a individuos o firmas privadas que
sirven de pantalla, es imposible exportar equipamiento sensible
sin contar con el consentimiento expreso de los gobiernos
implicados.
Todo el armamento que mencionaremos en
este artículo, exceptuando los sistemas de inteligencia
electrónica, es de tipo soviético. Por definición, aunque
se afirme que ejércitos dotados de armamento del tipo OTAN son
los destinatarios finales de esos envíos de armas, eso
es imposible. Esos ejércitos sólo están sirviendo de pantalla
para disimular el tráfico de armas.
Ya se sabía que la CIA había recurrido
a la SIC y a Boiko Borisov para garantizar urgentemente la
fabricación de Captagón [2]
destinado a los yihadistas presentes en Libia y, posteriormente,
también para los que operan en Siria. Desde que se publicó la
investigación de María Petkova en la Balkan Investigative
Reporting Network (BIRN), también se sabía que entre 2011
y 2014 la CIA y el Special Operations Command del Pentágono
(SOCom) habían comprado a Bulgaria armamento para los yihadistas
por valor de 500 millones de dólares. Posteriormente, Arabia
Saudita y los Emiratos Árabes Unidos también pagaron más lotes
de armas, de cuyo transporte se encargaron las compañías Saudi
Arabian Cargo y Etihad Cargo [3].
Según Kresimir Zabec, del diario
Jutarnji list, que se publica en Zagreb, a finales de 2012,
Croacia enviaba a los yihadistas que operan contra Siria
230 toneladas de armamento, por un valor ascendente a
6,5 millones de dólares. El envío de ese armamento a Turquía
se realizaba utilizando 3 aviones de carga Iliushin de la
compañía Jordan International Air Cargo y posteriormente aviones
del ejército de Qatar lanzaban las armas en paracaídas en zonas
bajo control de los yihadistas [4].
Según Eric Schmitt, del New York Times, todo
ese dispositivo fue concebido por el general estadounidense
David Petraeus, director de la CIA [5].
En 2012, cuando el Hezbollah trató de
descubrir el tráfico de armas organizado por la CIA y el SOCom,
hubo un atentado contra un grupo de turistas israelíes en el
aeropuerto de Burgas, centro neurálgico de dicho tráfico.
En total contradicción con la investigación de la policía
búlgara y con las conclusiones forenses, el gobierno de Boiko
Borisov atribuyó el atentado al Hezbollah y la Unión Europea
clasificó a la resistencia libanesa como «organización
terrorista» (sic). Hubo que esperar a que Borisov se viera
temporalmente fuera del poder para que el ministro búlgaro de
Relaciones Exteriores Kristian Vigenin, subrayara que la
acusación contra el Hezbollah carecía totalmente de bases
concretas.
Según una fuente cercana al PKK turco
(Partido de los Trabajadores del Kurdistán), los servicios
secretos de Turquía fletaron trenes especiales para hacer llegar
a la ciudad siria de Raqqa, bajo control de lo que entonces
se conocía como el Emirato Islámico en Irak y el Levante
(EIIL) [6]
lotes enteros de armamento fabricado en Ucrania y pagado por
Arabia Saudita y más de 1 000 camionetas de doble cabina modelo
Hilux, de la marca japonesa Toyota, especialmente adaptadas para
soportar las duras condiciones del desierto. Según una fuente
belga, quien negoció la compra de esos vehículos con la firma
japonesa Toyota fue la empresa saudita Abdul Latif Jameel.
Según Andrei Fomin, de la Oriental
Review, Qatar –deseoso de no quedarse atrás– compró para los
yihadistas la versión más reciente del Air Missile Defense
Complex Pechora-2D a la empresa estatal ucraniana
UkrOboronProm. La entrega estuvo a cargo de la empresa chipriota
Blessway Ltd [7].
Según Jeremy Binnie y Neil Gibson, de
la revista especializada en armamento Jane’s, el US Navy
Military Sealift Command (el mando de la marina de guerra de
Estados Unidos a cargo del transporte marítimo) abrió en 2015
dos licitaciones para el transporte de armas desde el puerto
rumano de Constanza hacia el puerto jordano de Aqaba.
El contrato lo obtuvo la Transatlantic Lines [8]
y su ejecución comenzó justo después de que Washington firmara
el alto al fuego, el 12 de febrero de 2016, con lo cual
Estados Unidos violaba su compromiso.
Según Pierre Balanian, de Asia News,
ese dispositivo se mantuvo en marzo de 2017, con la apertura de
la línea marítima regular de la compañía estadounidense Liberty
Global Logistics entre los puertos de Livorno (Italia), Aqaba
(Jordania) y Yeda (Arabia Saudita) [9].
El geógrafo italiano Manlio Dinucci señala que esa línea
marítima estaba destinada principalmente al envío de blindados a
los yihadistas que operan en Siria y en Yemen [10].
Según los periodistas turcos Yoruk
Isik y Alper Beler, los últimos de la administración Obama
se concretaron a través de la empresa Orbital ATK, que organizó,
mediante Chemring y Danish H. Folmer & Co., una línea regular
entre los puertos de Burgas (Bulgaria) y Yeda (Arabia Saudita).
Y por primera vez se habla aquí no sólo de armamento fabricado
por Vazovski Machine Building Factory (VMZ) (Bulgaria) sino
también por Tatra Defense Industrial Ltd. (Chequia) [11].
Muchas otras operaciones de envío de
armamento a los yihadistas se han realizado en secreto, como lo
demuestran, por ejemplo, los casos del carguero Lutfallah II,
capturado por la marina libanesa el 27 de abril de 2012, y del
barco togolés Trader, interceptado por Grecia el 1º de
marzo de 2016.
Esas operaciones representan en total
cientos de toneladas de armamento y municiones, quizás incluso
miles de toneladas, pagadas principalmente por las monarquías
absolutistas del Golfo, supuestamente como respaldo a una «revolución
democrática». En realidad, esas petrodictaduras
intervinieron únicamente para que la administración Obama
no tuviera que rendir cuentas al Congreso de Estados Unidos
(Operación Timber Sycamore) y hacer pasar gato por liebre
ante los parlamentarios [12].
Todo ese tráfico fue controlado personalmente por el general
David Petraeus, primeramente desde su puesto de director de
la CIA y más tarde desde la firma de inversiones financieras KKR.
Petraeus se valió para ello de la ayuda de altos funcionarios,
a veces bajo la presidencia de Barack Obama y después, de forma
masiva, bajo la actual administración Trump.
El papel, hasta ahora
secreto, de Azerbaiyán
Según Sibel Edmonds, ex funcionaria
del FBI y fundadora de la National Security Whistleblowers
Coalition, de 1997 al 2001, el Azerbaiyán del presidente Gaidar
Aliev albergó en Bakú, a pedido de la CIA, al número 2 de al-Qaeda,
Ayman al-Zawahiri. A pesar de que aparecía oficialmente como
buscado por el FBI, al-Zawahiri, que ya por entonces era el
segundo jefe más importante de al-Qaeda, viajaba regularmente en
aviones de la OTAN por Afganistán, Albania, Egipto y Turquía.
También recibía frecuentes visitas del príncipe saudita Bandar
ben Sultan [13].
A sus relaciones de seguridad con
Washington y Riad, Azerbaiyán –país de población principalmente
chiita– agrega el gobierno sunnita de Ankara, que lo respalda en
su conflicto con Armenia sobre la secesión del Alto Karabaj.
A raíz del fallecimiento, en
Estados Unidos, de Gaidar Aliev, en 2003, su hijo Ilham se hace
cargo del poder. La Cámara de Comercio Estados Unidos-Azerbaiyán
se convierte entonces en patio de Washington, que rodea al
presidente Aliev de personajes como Richard Armitage, James
Baker III, Zbigniew Brzeziński, Dick Cheney, Henry Kissinger,
Richard Perle, Brent Scowcroft y John Sununu.
Según Dilyana Gaytandzhieva, en 2005,
el ministro de Transportes, Ziya Mamadov, pone a disposición de
la CIA la compañía estatal Silk Way Airlines, pagan Arabia
Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Por su parte, el
nada escrupuloso ministro de Relaciones Exteriores Elmar
Mamadyarov, envía a varias de sus embajadas instrucciones para
que presenten pedidos de aprobación para «vuelos diplomáticos»
que, en virtud de la Convención de Viena, no pueden ser
sometidos a ningún tipo de control de seguridad o aduanero.
En menos de 3 años, más de 350 vuelos dispondrán de ese tipo de
ese privilegio.
En virtud de los tratados
internacionales, y al igual que los vuelos civiles, los vuelos
diplomáticos no pueden transportar equipamiento militar y los
pedidos de reconocimiento como «vuelos diplomáticos»
incluyen relaciones muy completas de la carga que transportan.
Sin embargo, a pedido del Departamento de Estado de
Estados Unidos, países como Afganistán, Alemania, Arabia
Saudita, Bulgaria, el Congo, los Emiratos Árabes Unidos,
Hungría, Israel, Pakistán, Polonia, Rumania, Serbia, Eslovaquia,
Chequia, Turquía y el Reino Unido simplemente hicieron
caso omiso de esta violación del derecho internacional, como
anteriormente ya habían ignorado los vuelos secretos de la CIA
entre sus cárceles secretas.
En menos de 3 años, Silk Way Airlines
transportó así armamento por valor de al menos 1 000 millones de
dólares.
Atando cabos, la periodista búlgara
Dilyana Gaytandzieva puso al descubierto un extenso sistema que
aprovisiona con armamento y municiones a los yihadistas, no sólo
en Irak y en Siria sino también en Afganistán, Pakistán y el
Congo, todo pagado siempre por Arabia Saudita y los Emiratos
Árabes Unidos. Algunas armas entregadas en Arabia Saudita fueron
reenviadas a Sudáfrica.
Las armas entregado en Afganistán
llegaron a manos de los talibanes, quienes actúan bajo control
de Estados Unidos, país que dice luchar contra ellos.
El armamento entregado en Pakistán estaba probablemente
destinado a la realización de atentados islamistas en la India.
No se sabe quiénes son los destinatarios finales de las armas
entregadas en el Congo a la Guardia Republicana del presidente
Sassou N’Guesso y a la Sudáfrica del presidente Jacob Zuma.
Los principales negociantes eran las
firmas estadounidenses Chemring y Orbital ATK, ya mencionadas,
así como las igualmente estadounidenses Culmen International y
Purple Shovel.
Además del armamento de tipo soviético
fabricado en Bulgaria, Azerbaiyán compró, bajo la
responsabilidad de su ministro de la Industria de Defensa, Yavar
Jamalov, varios alijos de armas en Serbia, Chequia y en otros
países, declarando siempre ser el destinatario final de
las compras. En cuanto al equipamiento de inteligencia
electrónica, Israel puso a disposición de la red la firma Elbit
Systems para que apareciera como destinatario final ya que
Azerbaiyán no está autorizado a comprar ese tipo de equipos.
Esas excepciones demuestran que el programa de Azerbaiyán,
utilizado por Estados Unidos y Arabia Saudita, se hallaba
totalmente bajo control de Tel Aviv.
El Estado hebreo, que dice haber
observado una estricta neutralidad durante todo el conflicto
sirio, en realidad ha bombardeado en repetidas ocasiones al
Ejército Árabe Sirio. Cada vez que Tel Aviv ha reconocido la
realización de ese tipo de acciones, lo ha hecho afirmando haber
destruido armamento destinado al Hezbollah libanés. La realidad
es que todas esas operaciones, quizás con excepción de una sola,
se realizaron en coordinación con los yihadistas. Y hoy sabemos
que Tel Aviv supervisaba además las entregas de armas a esos
mismos yihadistas, o sea que si bien Israel se limitó a utilizar
su fuerza aérea para apoyarlos, en realidad estaba desempeñando
un papel central en la guerra contra Siria.
Según las convenciones
internacionales, la falsificación de los certificados de entrega
final y el envío de armas a grupos mercenarios para que
derroquen gobiernos legítimos o destruyan Estados reconocidos
son crímenes internacionales.
[6]
También designado en Occidente bajo la denominación Estado
Islámico en Irak y Siria o las siglas en inglés ISIL o ISIS, y
actualmente conocido sobre todo como Daesh, acrónimo árabe
peyorativo. Nota de la Red Voltaire.