EL
MISTERIO
“El Gáib sólo
pertenece a Allah “ (Corán, X, 20), “Él tiene las claves del Gáib, y sólo
son conocidas por Él” (Corán, VI, 59). Se trata, pues, del Misterio de
Allah, de su Verdad más profunda, su Esencia Indescifrable: “Allah conoce lo
Incognoscible y no lo muestra a nadie” (Corán, LXXII, 26). A pesar de ello,
el musulmán debe adherirse al Gáib, abrirse a él, porque es la Inmensidad que
está en el fundamento de la existencia (a esta actitud se la llama Îmân,
y el Islam exige el Îmân bil-Gáib,
la apertura del espíritu hacia lo incognoscible). El Gáib no es irracional,
sino inabarcable; no es definible, pero sí se intuye como aquello que
estructura la existencia sin dejarse rozar por el entendimiento. La razón
acepta el Gáib, pero no puede penetrar en él. El Gáib es rebelado al corazón,
y siempre sólo parcialmente. El Corán mismo “forma parte de los relatos de
lo Incognoscible que te revelamos” (Corán, III, 44). Por tanto, Gáib designa
también a la Revelación que es la manifestación de una Realidad Trascendente.
El Corán es presencia del Gáib, una presencia necesaria para conducir al ser
humano hasta lo Insondable. Este es el sentido del término Hidâya,
acto con el que Allah guía a un ser humano. El Corán no comunica todo el Gáib,
pero es enteramente Gáib, y sólo Allah posee sus claves últimas.
El término Gáib se
aplica, por tanto, a Allah en Sí y a sus Actos (como la Revelación), pero
también designa el Mundo Invisible (‘Âlam
al-Gáib), en contraposición al Mundo
Visible (‘Âlam ash-Shahâda).
El Mundo Invisible se divide a su vez en dos, el Mundo Increado, que es Allah
mismo (el Mundo del Yabarűt, puro
poder inimaginable), y el Mundo Creado pero sutil (el Mundo del Malakűt,
al que pertenecen las criaturas que no son percibidas por los sentidos humanos,
pero sí por la imaginación). El Mundo Visible es llamado también Mundo del Mulk,
el universo del reino, el de la materialidad y el devenir, es decir, en el que
las fuerzas anteriores ejercen sus capacidades creadoras o de influencia).
También con
frecuencia, Gáib se emplea especialmente en referencia al Destino. En este uso,
Gáib es el Misterio de las Cosas, la clave de su devenir, que escapa a las
previsiones humanas.
Si retomamos el
significado sufí comprenderemos realmente a lo que nos estamos refiriendo. El Gáib
no hace referencia a un mundo aparte sino el plano al que se accede cuando el
ser humano deja de estar atado a su ego. El aspirante deja de estar hipnotizado
por lo presente, por el Duniâ o Mundo Inmediato que, al reclamar toda la atención,
le impide profundizar en su ‘significación’. El Gáib es el mundo de las
significaciones espirituales, para las que no hay palabras. Es el espacio de
acontecimientos interiores a los que se tiene acceso cuando la atención es
centrada en la realidad unitaria que sostiene a la existencia.
La penetración en el Gáib, la Ausencia, hace del sufí un gâib, un ausente al mundo y a sí mismo, un íntimo de Allah (wali). Allah está en el Gáib, está en el desmayo del ser humano (Gáib también es pérdida de conciencia). Cuando el ser humano se desata, cuando se libera de sus afanes, se vuelve ingrávido, plenamente espiritual, y entonces está en la Presencia (Shuhűd), y cuanto existe cobra sentido, recupera la Significación que lo ha forjado.