EL
IMÂM ABÛ HANÎFA
El Fiqh, el Derecho
derivado de la Revelación, es una de las ciencias centrales del Islam. Abarca
todos los aspectos de la vida (las prácticas espirituales -‘ibâdat-, las
transacciones comerciales -mu‘âmalât-, el derecho de familia, la guerra,
los delitos, etc.). El Fiqh forma parte de la educación imprescindible de
todo musulmán, ya que en esa ciencia aprende a actuar como tal, además de
tener valor cohesionador de la Comunidad. La especialización en esta ciencia
exige el estudio de sus Fundamentos (los Usûl al-Fiqh), que consiste
en el análisis de los criterios a seguir a la hora de interpretar los
aspectos normativos de la Revelación. Hay al menos cuatro escuelas de
interpretación del Fiqh, y todas ellas, a pesar de sus diferencias (basadas
en la diversidad de posibles criterios), son aceptadas por los musulmanes como
correctas y válidas para una práctica del Islam ajustada a sus fuentes (el
Corán y la Sunna). Esas cuatro escuelas (madzâhib, plural de mádzhab) son:
el hanafismo (al-mádzhab al-hánafi), el mâlikismo (al-mádzhab
al-mâliki), el shâfi‘ismo (al-mádzhab ash-shâfi‘i) y el hanbalismo
(al-mádzhab al-hánbali).
De origen centro-asiático,
Abû Hanîfa nació y se crió en Kûfa (Iraq), donde se ganaba la vida
como fabricante de telas de seda. Asistía a las conferencias de Hammâd
ibn Abî Sulaimân que enseñaba Sharî‘a en la mezquita de Kûfa, y también
oyó en Meca las enseñanzas en materia de derecho islámico de ‘Atâ ibn Abî
Rabâh. A su vez, asistía a las sesiones en que una larga lista de
maestros comunicaban al auditorio hadices del Profeta (s.a.s.). A la muerte de
Hammâd, Abû Hanîfa se convirtió en la autoridad más eminente en
materia de Fiqh y el principal representante de la escuela jurídica de Kûfa.
Reunió en su entorno a una gran cantidad de discípulos, pero jamás ejerció
como qâdî (juez).
Se cuenta que el
califa ‘abbâsí al-Mansûr lo llamó a Bagdad, recientemente fundada
como capital del califato, para nombrarle qâdî de la ciudad. Su reiterado
rechazo al ofrecimiento irritó al califa que ordenó que fuera azotado y
finalmente lo encarceló. Efectivamente, Abû Hanîfa murió en la cárcel de
Bagdad. Una cúpula fue construida sobre su tumba., y el barrio que surgió
alrededor de su mausoleo aún hoy recibe el nombre de al-A‘zamía,
pues el sobrenombre habitual de Abû Hanîfa es al-Imâm al-Á‘zam.
Abû Hanîfa
no compuso por sí mismo ninguna obra de Fiqh pero discutía sus opiniones con
sus discípulos y se las dictaba. Algunos libros de estos últimos son las
fuentes principales para conocer la enseñanza del Imâm, y en particular los
de Abû Yûsuf y los de ash-Shaibâni.
La comparación entre
los sucesores de Abû Hanîfa y sus predecesores nos permite determinar
su aportación al pensamiento y a la doctrina jurídica del Islam. El
pensamiento jurídico de Abû Hanîfa es en general muy superior a la
de su contemporáeno Ibn Abî Lailà, el qâdî de Kûfa de esa época,
con quien el Imâm sostuvo debates. En relación a las doctrinas de Ibn Abî
Lailà y en relación al razonamiento jurídico en Kûfa durante esa época,
Abû Hanîfa jugó el papel de un teórico que permitió un progreso
considerable en la técnica jurídica. No ostentando el cargo de juez, Abû Hanîfa
estaba menos absorbido que Ibn Abî Lailà por los problemas prácticos. El análisis
del Fiqh de Abû Hanîfa es coherente. Sus ideas jurídicas están más
sólidamente fundadas y más sistemáticamente aplicadas que las de sus contemporáneos,
y también mejor desarrolladas, más prudentes y refinadas. Su pensamiento jurídico
se caracteriza por un razonamiento elevado.
Abû Hanîfa
utilizó como criterio el razonamiento subjetivo (ray) y las soluciones por
analogía (qiyâs), lo cual era frecuente en su época. Estaba menos dispuesto
que los representantes de otras escuelas (la de Medina, por ejemplo) a
desatender la doctrina tradicional en favor de ‘tradiciones aisladas’ del
Profeta, trasmitidas por un solo individuo en una generación dada, y que
comenzaron a a ser corrientes en los estudios jurídico-espirituales del siglo
VIII. Cuando esa categoría de tradiciones, dos generaciones más tarde, y
gracias principalmente a los trabajos del Imâm ash-Shâfi‘i, fueron
estimadas como fuente de derecho, Abû Hanîfa fue tenido, por causas
accidentales, como representante de la resistencia a la ‘tradición profética’
y, paralelamente, del ejercicio del juicio personal es propio de las antiguas
escuelas jurídicas: muchas opiniones escandalosas le fueron atribuidas por
los partidarios de la valoración a ultranza de los hadices. Al-Jatîb
al-Bagdâdi se hizo portavoz de esa tendencia hostil al Imâm. Los recursos
jurídicos (híyal, estratagemas), que Abû Hanîfa había
desarrollado como una consecuencia lógica de su razonamiento técnico, fueron
criticados igualmente, pero más tarde se convirtieron en una de sus máximas
glorias.
Abû Hanîfa
igualmente ejerció una influencia considerable en tanto que mutakallim
(pensador exponente de la cosmovisión islámica y de sus fundamentos teóricos).
Es el padre de una tradición popular de pensamiento espiritual que pone el
acento sobre las ideas de comunidad musulmana, de su principio de unidad, la
Sunna, y de la mayoría de los musulmanes (la ÿamâ‘a) que sigue el camino
medio, evitando los extremismos, y apoyándose en los argumentos revelados. Su
tradición está representada en el libro Kitâb al-‘Âlim wa l-Muta‘állim
(falsamente atribuido a Abû Hanîfa), y el titulado al-Fiqh al-Ábsat,
dos obras provenientes del círculo de discípulos de Abû Hanîfa, y más
tarde por los mutakallimîn hanafíes entre los que destacó el Imâm at-Tahâwi
(el autor de la al-‘Aqîda at-Tahâwía) y la obra de
Abû l-Láiz as-Samarqandi. Otro libro sobre ‘Aqîda que popularmente se
atribuye a la pluma de Abû Hanîfa es el al-Fiqh al-Ákbar. Se
conserva inserto en medio de comentarios falsamente atribuidos a al-Mâturîdi.
El texto consiste en diez artículos que expresan la postura de los sunníes
frente a las doctrinas de los jâriÿíes, los qadaríes, los shí‘íes (chiitas)
y los ÿahmíes. No hace referencias a los mu‘taçilíes por la sencilla razón
de que el Imâm vivió antes de que aparecieran en la escena del pensamiento
musulmán. Todas las tesis del al-Fiqh al-Ákbar, salvo una, se encuetnran en
al-Fiqh al-Ábsat, que contiene las respuestas de Abû Hanîfa
sobre cuestiones de cosmovisión islámica que le proponía su discípulo Abû
Mutî‘ al-Balji. El contenido del al-Fiqh al-Ákbar expresa, pues,
las ideas originales del Imâm, aunque hay quienes dudan de que haya sido
realmente el autor de ese breve texto. Hay otros tratados atribuidos también
a Abû Hanîfa pero su autoría aún no ha sido establecida
rigurosamente.
Entre sus
descendientes se destacaron su hijo Hammâd y su nieto Ismâ‘îl, qâdi
de Basra y de Raqqa (muerto en el 827), que se distinguieron en los
estudios jurídicos. Entre sus discípulos más importantes figurn los
siguientes: Çúfar ibn al-Hudzáil, Dâwûd at-Tâi, Abû Yûsuf,
Abû Mutî‘ al-Balji, ash-Shaibâni, Ásad ibn ‘Amr y Hásan
ibn Çiyâd al-Lúlui. Entre los estudiosos del hadiz (muhaddizîn) que
tenían en alta estima al Imâm Abû Hanîfa se cuenta a ‘Abd Allâh ibn al-Mubârak.
Bajo la presión creciente de la influencia de los hadices los sucesores de Abû Hanîfa, comenzando por Yûsuf, el hijo de Abû Yûsuf, se empezaron a recoger las tradiciones del Profeta que el Imâm había utilizado a la ocasión des sus razonamientos jurídicos.
LA ESCUELA HÁNAFI
La escuela o
corriente hánafi de Fiqh (al-mádzhab al-hánafi) recibe su
nombre del de su fundador Abû Hanîfa an-Nu‘mân ibn Zâbit. Se
desarrolló a partir del cuerpo principal de la antigua escuela de Kûfa y
absorbió igualmente a la antigua escuela de Basra (ciudades iraqíes).
Los discípulos de Abû Hanîfa, tales como Abû Yúsuf y ash-Shaibâni,
ya hablaban de él como ‘eminente jurista’. Sus alumnos conformaron un círculo
que fue considerado como ‘adeptos de Abû Hanîfa’ (hanafíes).
El Imâm ash-Shâfi‘i (muerto en el 820) hablaba de los hanafíes
como de un grupo homogéneo. La trasformación de la masa de la antigua
escuela de Kûfa en escuela hánafi fue favorecida por la intensa
actividad literaria de Abû Yûsuf y ash-Shaibâni cuyas principales obras se
convirtieron en los textos de base de la escuela. Abû Yûsuf y ash-Shaibâni
fueron considerados los dos principales compañeros de Abû Hanîfa y
con él forman la tríada de las máximas autoridades de la escuela, si bien
otros discípulos del maestro, tales como Çúfar ibn al-Hudzáil y Hásan
ibn Çiyâd al-Lúlui, fueron también eminencias. A veces, no estaban de
acuerdo entre sí. La uniformidad es mucho menos pronunciada en el mádzhab hánafi
que en las otras escuelas de Fiqh (las divergencias de opinión de las tres
autoridades fueron recogidas en un libro por Abû l-Láiz as-Samarqandi). Por
razones fortuitas, Abû Hanîfa y su escuela fueron mal vistos por los
defensores del hadiz (los Ahl al-Hadîz), que atacaban el empleo de la
opinión subjetiva (ray) en materia Fiqh.
Originaria de Iraq, la escuela hánafi se vió favorecida por el aprecio de algunos califas ‘abbâsíes. Siempre ha estado bien representada en su país de origen y en Siria. Muy pronto, se expandió hacia el este, hacia Jorasán, Transoxiana y Afganistán. En el Magreb junto a los mâlikíes, la escuela hánafi también tuvo algunos partidarios en los primeros siglos del Islam (sobre todo en Túnez y Sicilia). Finalmente, el mádzhab hánafi fue adoptado por los soberanos silÿuqíes y otomanos. Gracias al apoyo otomano, la escuela se extendió grandemente por las zonas de influencia del califato (alcanzando a la India), e incluso se difundió por regiones donde la población musulmana local seguía mayoritariamente otras escuelas como Egipto, Sudán, Jordania, Palestina, Líbano y Siria.