LA
WILAYA
Prólogo
La
“renuncia al tasawwuf” como se describe en esta página web a la actitud
tomada por muchos musulmanes desde los inicios de la colonización europea hasta
nuestros días, es una señal y una bandera de muchos movimientos y
personalidades musulmanas.
Ven en el tasawwuf un signo de atraso, de superstición, de estar
anclados en el pasado, una de las causas de la decadencia islámica.
El tasawwuf, ciencia y arte que busca profundizar en los enunciados del
Corán y la Sunna, mediante la práctica intensa del Islam, bajo la influencia
de grandes maestros que formando “cadenas” (silsila) llegan hasta Rasûlullah
() es el gran desconocido de
nuestros tiempos incluso para muchos musulmanes.
La estigmatización de que son víctima los grandes awliyâ (Sidi
Abdelqader al-Yilani, Sidi Abu l-Hassan ash-Shâdili, Sidi ad-Darqawi, Sidi
Ahmad Bamba, Sidi Moinuddín Chishti, etc.) y las prácticas de los musulmanes
que los honran en sus tumbas, merece ser contestada con argumentos del Corán y
la Sunna y comentarios de los ‘ulamá.
Porque ir a recogerse o a hacer du’â en una tumba ha sido una práctica
de los musulmanes de todos los tiempos, aunque en los últimos dos siglos haya
sido desprestigiada y tildada de shirk y bid’a.
¿Cuál es el fundamento del amor de los musulmanes por los awliyâ? ¿Qué
es la wilaya? ¿Cuál es el origen de los máusim y su práctica correcta?
Todas estas preguntas serán contestadas en este texto breve.
-o0o-
Un walí es un musulmán que debido a su
apertura y cercanía a Allah, a su intimidad con él, tiene una posición
especial. Este grado se da normalmente a un musulmán debido a su seguimiento
estricto de la Shari’a, del camino del Islam y por su sinceridad e
‘ibada. Algunas veces la wilaya (cualidad del walí) se concede a una
persona desde su nacimiento.
De entre los awliyâ (pl. de walí) de la Nación
de Muhammad, los más elevados son los cuatro Julafá Rashidun, Sidnâ Abu Bakr,
Sidnâ ‘Omar, Sidnâ Uzmán, Sidnâ ‘Ali (r.a.) y después todos los sahaba
al-kiram. Los sahaba son también awliyâ.
La fuente de bâraka para los awliyâ después de los
sahaba es Sidnâ ‘Ali (r.a.). En otras palabras, todos los awliyâ
tienen la bendición de la wilaya mediante ‘Ali ibn Abi Taleb (r.a.).
De los awliyâ de todas las ummas, los superiores son
los awliyâ de la Umma de Rasûlullah ().
En todas las épocas ha habido awliyâ, y
necesariamente tiene que haber, aunque reconocerlos puede ser una tarea difícil.
Hay muchas escuelas de transmisión del tasawwuf, que
tienen unas cadenas de transmisión de conocimientos (silsila), que van
de maestro en maestro hasta Sidnâ Muhammad (). El objetivo de todas ellas es
la realización de los objetivos profundos del Islam en el ser humano a través
de las enseñanzas del Corán y el Hadiz, bajo la bâraka de los maestros y con
una disciplina y rigurosidad personal del aspirante (murîd). Las
escuelas espirituales (turûq) son muchas, y destacan como principales la
Qâdiriyya, fundada por Shaij Abdelqader al-Yilani, la Shadiliyya, fundada por
Abu l-Hassan ash-Shâdili, la Naqshabandiyya, establecida por Juaÿa Baha’uddín
Naqshabandi, la Sohrawardiyya, etc., con múltiples ramificaciones cada una de
ellas. El Islam es el mar donde desembocan todas estas escuelas.
El conocimiento de todos estos grandes awliyâ es
vastísimo, hasta el punto que han dado informaciones de makâna wa ma yakûn,
es decir, lo que ha pasado y pasará, conocimientos que se encuentran en el lauh
al-mahfuz, la tabla resguardada donde Allah ha escrito todo lo que
ha sucedido y sucederá.
Allahu Ta’ala ha dado mucha fuerza a los awliyâ. Quien solicita su
ayuda la obtiene aunque grandes distancias lo separen de ellos. Después de su
deceso, su influencia aumenta.
Visitar las tumbas de los awliyâ es un factor positivo para adquirir taqwâ, prosperidad y bâraka. Hacer actos meritorios para y ofrecer su recompensa para el bienestar de los awliyâ (recitar el Corán, dar a los necesitados, recitar el salat ‘ala n-nabí) es muy beneficioso para el musulmán y una buena manera de adquirir bâraka. Realizar el mausim (conmemoración del aniversario de la muerte) de un walí es también beneficioso. A este respecto, tenemos que decir que la degeneración folklórica que han sufrido determinados máusim es algo que se sale del camino del Islam: recitar el Corán, hacer du’â y dzikr, escuchar un discurso (y darlo), alimentar a los necesitados y dar la recompensa al walí en cuestión son los actos de un máusim. Ni la música, ni el encuentro multitudinario de personas para hablar de cuestiones del dunya están en el espíritu original del máusim.
Determinadas prácticas que vemos en nuestros días son bid’a.
Realizar suÿud a cualquier otro que Allahu Ta’ala es haram. Si se hace
con intención de respeto, es una falta, un danb; si se hace con intención
de ‘ibâda es shirk.
Los musulmanes que hayan abandonado la Sunna y la Yama’â no pueden ser
considerados nunca como awliyâ.
El Tasawwuf tiene por objeto aceptar y seguir a Rasûlullah () física y espiritualmente,
y seguir la Shari’a. Es, pues, una profundización del Islam, no
una doctrina aparte o un resabio de cultos pre-islámicos como nos quieren hacer
creer algunos.
Un sahaba puso una vez su tienda en un lugar sin darse cuenta que
la ponía encima de una tumba. Más tarde se dio cuenta de ello porque podía
oir recitar sûra al-Mulk. Contó lo sucedido al Profeta (), quien le dijo que la recitación
de la sûra al-Mulk ayuda al fallecido en la tumba a la vez que le protege del
dolor y el castigo.
(Sahîh at-Tirmidi).
De este suceso deducimos que los siervos queridos por Allah viven en
sus tumbas, de lo contrario Sidnâ Muhammad () habría hecho caso omiso de
este incidente. En vez de eso, habló de las excelencias de la sûra al-Mulk y
dijo explícitamente que los siervos amados por Allah aún viven en sus tumbas.
En tiempos de Mu’awiya (r.a.) se hizo un canal entre Meca y Medina. Ese
canal pasó inadvertidamente por un terreno donde estaban enterrados los shuhadâ
(mártires) de Uhud. Un obrero, mientras cavaba, incidentalmente cortó un pie
de un shahid (mártir). Como resultado de ello, la sangre empezó a brotar de
ese noble pie. Aprendemos de ello que no sólo las almas, sino los cuerpos de
los íntimos de Allah están vivos.
(Yaçb ul-Qulûb, Sharh as-Sudûr).
El Imam Abu Na’im (r.a.) en su libro Hilyat al-Awliyâ narra
que Sidnâ Sa’id (r.a.) dijo: “¡Por Allah! Hamîd Tawîl (r.a.) y
yo estábamos enterrando a Sidnâ Zâbit an-Nibhani (r.a.), y cuando poníamos
las últimas piedras una de ellas cayó en la tumba. Miré para abajo y vi como
Sidnâ Zâbit (r.a.) se preparaba para el salât y estaba implorando a Allah de
la siguiente manera: “¡Allah! Has dado a unos cuantos de entre tus criaturas
el permiso de realizar el salât en la tumba, dame a mi el mismo permiso” Está
más allá de la Rahma de Allah rechazar una invocación así”. Sidnâ
Zâbit ibn Aslam an-Nibhâni al-Basri era un tabi’i. Completaba la recitación
del Corán entero todos los días. Ayunaba muy a menudo. Esto demuestra que los
awliyâ viven en sus tumbas y hacen ‘ibâda como cuando estaban en el mundo físico.
Un hadiz qudsí dice que: “Cuando mi siervo se convierte en Mi
amado, sus palabras y atributos son el reflejo de Mis Palabras y Atributos.
Cualquier cosa que pida, se lo concedo. Si pide refugio en Mí, le protejo”.
Todas estas bendiciones las encontramos en los awliyâ incluso después
que hayan abandonado este mundo. Los musulmanes visitan las tumbas de los Awliyâ
porque a éstos les ha sido prometida el auxilio y la Rahma de Allah. Si
un musulmán visita la tumba de un walí y dice el siguiente du’â: “¡Oh
íntimo de Allah! Tú eres el amado de Allah. Por favor pide a Allah por mí”,
¿cómo puede ser que haya quien considere esto como shirk, si el mismo Señor
de los Universos ha prometido a los awliyâ estas mercedes?
Si alguien considera que la visita a la tumba de un walí no le reportará
ningún bien, no es que haya insultado a dicho walí, sino más bien que ha
dudado de la promesa de auxilio que Allahu Ta’ala ha hecho a sus siervos
queridos.
Los awliyâ son Ayât ar-Rahma (Signos de Rahma). Arropan en su cobertura de Rahma a aquellos que los recuerdan y focalizan la Rahma en ellos. Alguien preguntó al Sultân al-Awliyâ, Sidnâ Gauz al-Adham (r.a.): “¿Si alguien respeta y honra tu nombre aunque no sea tu murîd o no haya sido educado personalmente por ti, será contado entre tus muridín?El gran Gauz (Auxilio) contestó: “Allah aceptará a todos aquellos que tengan cualquier forma de relación o conexión conmigo y escriba su nombre en mi asamblea espiritual. Si alguien adopta un camino deseado, Allah le bendecirá con la Guía y la Tauba. Estará bajo mi estandarte espiritual. Ciertamente mi Señor, el Poderoso y Altísimo ha prometido que todos mis muridín, todos aquellos que me aman y aquellos que siguen mi camin, entrarán en el Jardín”. (Bahÿat al-Asrâr).
Los awliyâ realizan a veces mu’aÿiçat, prodigios, hechos maravillosos más allá de las leyes naturales, aunque éstas no sean una condición de su wilaya. El mayor de sus mu’aÿiçat es su rigor en el cumplimiento de la Shari’a. Al-Gauz al-‘Adam (r.a.) dijo: “La mu’aÿiça del walí es su completa sumisión a las enseñanzas del Nabí ()”.
Shaij al-Akbar, Muhi d-Dîn Muhammad Ibn al-‘Arabi (r.a.)
explica así el fenómeno de las mu’aÿiçat:
a.
Un tipo de mu’aÿiça es la hisiya
(aparente), esto es, la evidente y claramente visible para todo el mundo. Por
ejemplo, conocer el futuro, andar grandes distancias con un solo paso,
sostenerse en el agua, etc.
b.
Otro tipo de mu’aÿiça es la ma’nawiya
(espiritual) que sólo puede ser vista y percibida por determinadas personas.
Por ejemplo, control de los deseos carnales, adoptar virtudes por la Guía de
Allah, practicar todas las obligaciones del Islam bajo cualquier circunstancia,
etc. (Futuhat al-Makkiya).
La persistencia en cumplir la Shar’ia
es el más grande prodigio de los awliyâ. Un walí verdadero es justo, sincero,
y sigue el camino trazado por Sidnâ Muhammad ().
Sidnâ Abu Yaçid al-Bustâmi (r.a.) nos
previene: “Si veis a una persona con las piernas cruzadas volando por los
aires, ¡no os dejéis engañar por las apariencias! Observad más bien su apego
a la realización de la ‘ibâda y a las fara’id y su separación del harâm,
su realización de lo aconsejado y su prevención ante lo detestado, su
realización del adab y todos los aspectos del Camino del Islam”. (Risâla
al-Qusairiyya).