LOS POMAKS

UN PUEBLO MUSULMÁN DE TRACIA 

(I)

 

         La desmembración del Califato Otomano acarreó la desgracia para muchos pueblos musulmanes de la Europa Suroriental, que acostumbrados a una economía agrícola tradicional y a la inexistencia de fronteras ocupaban ciertas regiones naturales. La implantación de Estados-nación modernos de hegemonía cristiana dejó a familias divididas, cortó los lazos económicos tradicionales, arrinconó y suprimió las instituciones ancestrales. 

 

         Montañas de Tracia. Esta región natural, pobre y apartada, dividida hoy entre dos estados, Grecia y Bulgaria es el hogar de un pueblo musulmán europeo: los pomaks, que además se reparten, por migraciones diversas, en distintas zonas de Rumanía, Turquía, Macedonia y posiblemente Albania. Son agricultores, viven en áreas rurales, apartados del desarrollo urbano de los Estados donde se ubican sus tierras.

 

            Sus raíces son eslavas, y su lengua, una variante eslava, propia, del grupo búlgaro-macedonio y sin tradición escrita, muy influida por el turco y el griego. Sus orígenes, se pierden en la noche de los tiempos, a pesar de que los búlgaros, los griegos y los turcos los consideren parte de sus naciones. Los orígenes del nombre de este pueblo son inciertos y revelan la desconfianza de que gozan entre los griegos y los búlgaros: según algunas etimologías su nombre significaría bebedores, colaboracionistas (con los Otomanos), o extranjeros. En Grecia son considerados musulmanes helenos, y en Bulgaria, musulmanes búlgaros, mientras que para los turcos son los descendientes de una tribu turca nómada.

 

         En realidad, los pomaks son los descendientes de las antiguas tribus tracias, es decir, son la población autóctona de los Ródopes desde el siglo VIII a.C. que fueron helenizadas, latinizadas, eslavizadas y finalmente islamizadas en el devenir de la historia. A estas tribus tracias se les unieron elementos turcos y búlgaros. Su misma lengua es un relejo de esta larga historia: en ella encontramos palabras del antiguo griego, elementos eslavos (que son los predominantes) y aportaciones turcas.

 

         El proceso de islamización tuvo lugar en el siglo XIV, y terminó en los siglos XVI-XVII, y fue, al contrario de lo que dice la historiografía oficial búlgara, voluntaria.

 

         Los pomaks son acusados de ayudar a que el Califa Otomano aplastara la rebelión búlgara de 1876. Desde entonces el nacionalismo búlgaro oficial se impregnó de islamofobia y odio a los pomaks. Como los pomaks no estaban conformes con el Tratado de San Stefano que les incluía en Bulgaria, crearon su propio Estado, musulmán, que sobreviviría en los Rodopes durante varios años. En 1913 crean la exigua República de Gumuldjina, en los territorios pomaks que se hallaban bajo ocupación búlgara, durante la cual fueron forzados a cristianizarse. Con la nueva República, el Islam fue recuperado.

 

         Después de la I Guerra Mundial, en 1918, ocho diputados pomaks de Bulgaria pidieron a los griegos la anexión a Grecia, dado que las autoridades búlgaras no respetaban su Islam. Al mismo tiempo, el Comité Turco de Gulmudjina pidió la autonomía para toda Tracia.

 

         Después de la II Guerra Mundial, se volvió a hacer la misma petición, tanto a las autoridades griegas como ante la ONU.

 

 

         Pomaks bajo dominio griego

 

         En el Estado de Grecia se calcula que viven unos 35.000 pomaks. Junto con los turcos y con los gitanos musulmanes (y con los negros musulmanes de la isla de Eslavos, en la provincia de Xanthi), son reconocidos por los griegos como minoría religiosa. Disfrutan de derechos en tanto que minoría, aunque son considerados como turcos. Por lo tanto, el idiona pomak no es oficial en su tierra. Los pomaks no existen como tales. De todas maneras, en determinadas instancias oficiales, y siempre que haya un intérprete, los pomaks pueden hacer uso de su idioma, aunque casi siempre utilizan el turco para relacionarse con la administración.

 

         Viven en las provincias griegas de Xanthi, Didimotiho, Kehros y los Ródopes, y unos cuantos pueblos del Ática, aunque han sido desplazados de sus territorios en el llano para concentrarlos en los montes, donde es más fácil controlarlos.

 

         Tracia Occidental fue ocupada por Grecia después de la Primera Guerra Mundial, y esta invasión fue ratificada por el Tratado de Lausana de 1923. Mediante este tratado, Grecia y Turquía intercambiarían poblaciones: los musulmanes de Grecia irían a vivir a Turquía y los cristianos ortodoxos de Turquía irían a vivir a Grecia. Se hicieron dos excepciones: los musulmanes de Tracia Occidental y los griegos de Istanbul, Gokceada y Bozcaada. Los musulmanes traciooccidentales veían sus derechos lingüísticos y religiosos reconocidos por las autoridades griegas. Desde 1951, los pomaks, en tanto que musulmanes, pueden escoger entre llevar a sus hijos a las escuelas griegas o las turcas. En 1954 las escuelas musulmanas cambiaron su nombre por escuelas turcas.

 

         Como los pomaks habían sido sometidos a una campaña de bulgarización durante la II Guerra Mundial, los griegos desconfiaban de ellos y de una eventual colaboración con el régimen comunista vecino. Las áreas pomaks, montañosas, fueron declaradas zona militar y los niños mandados a escuelas turcas, para marcar distancias con los búlgaros, y porque Turquía se alineó con la OTAN durante los años de Guerra Fría.

 

         El régimen de los generales volvió a la apelación de musulmanes griegos, y se prohibió la palabra turco para designar a turcos y pomaks. La democracia de 1974 siguió con esa política hasta nuestros días.

 

         Hasta finales de 1995, la mayoría de pomaks vivían en zonas militares, para acceder a las cuales hacía falta un permiso especial. En novembre de 1995 se abolían las zonas militares, pero los pomaks tienen unos documentos de identidad especiales que restringen sus movimientos fuera de la región. No pueden trabajar en la Administración pública, no se les conceden pasaportes y si salen de Grecia les es negada la entrada.

 

         Los pomaks bajo ocupación griega se identifican con Turquía, a causa de la política griega desde 1951 y para no ser una minoría dentro de una minoría. Además, los matrimonios mixtos entre pomaks y turcos son muy frecuentes, y en ellos siempre predomina la parte turca. Estan integrados políticamente en la comunidad turca de Grecia, que defiende los derechos de los pomaks como turcos. Turcos, pomaks y gitanos musulmanes siguen siendo hostigados tanto por las autoridades como por la opinión pública de Grecia. Esto ha producido una radicalización de las posturas en el seno de la comunidad musulmana, que tiene representantes políticos propios y se ha alejado del sistema griego de partidos políticos, para generar sus propios candidatos y alternativas políticas.

 

Los partidos izquierdistas griegos,  e incluso los panhelenistas, a pesar de todo, en sus programas mantienen declaraciones favorables a las minorías étnicas e incluso han llevado el caso de los pomaks a las instituciones de la UE.

 

         El proceso de unión de los musulmanes ha provocado que desde 1994 el Estado griego quiera separar a turcos y pomaks, para dividir a la pujante comunidad musulmana. El pomak ha sido introducido en las escuelas, en los niveles primarios, aunque solamente a nivel oral, pero la tendencia pomak es abandonar su idioma a favor del turco, seña de identidad comunitaria junto al Islam.

 

 

         Pomaks bajo dominio búlgaro

 

         Los pomaks en los dominios del Estado búlgaro son oficialmente 300.000 (1989). Oficialmente son denominados musulmanes búlgaros. Su territorio tradicional en los límites de Bulgaria es una zona agreste y atrasada, en las provincias de Smoljan, Blagoevgrad, Pazardzhik y Kurdzhali, aunque hay grupos pomaks en Lovech y Zatlarica .

 

En Bulgaria, los pomaks históricamente han estado marginados. Con el Califato Otomano, los pomaks aceptaron el Islam, algo que se añadía a la marginación ancestral de este pueblo. Con el Islam, dejaron de ser unos marginados, para pasar a formar parte del conjunto de pueblos musulmanes. Su participación y lealtad al Califato fue firme, lo que aún redundó en más odio por parte de sus vecinos cristianos, con quienes se enfrentaron en distintas contiendas bélicas.

 

         Cuando Bulgaria dejó de pertenecer al Califato Otomano, después de cinco siglos, se desató la islamofobia de las capas dirigentes del Estado, que se había visto apartada del poder social y político. Además, turcos, albaneses, pomaks y otras minorías musulmanas de los Balcanes se mostraban insumisas a los nuevos estados posotomanos que se formarían en la región, lo que conllevó una intensificación de las políticas de asimiliación.

 

         Especialmente opresivas fueron las políticas de los gobiernos comunistas.

 

         Muchos musulmanes iniciaron el camino de la emigración hacia Turquía, esperando que allí serían aceptados socialmente. Ni los turcos de los Balcanes encajarían bien en la sociedad turca post-otomana: diferencias lingüísticas (hablaban otros dialectos del turco) hacía que rápidamente se les identificara como inmigrantes balcánicos, como extraños en Turquía; en el caso de los pomaks la diferencia era más fuerte, dado que no son ni turcos, y además al final del Califato Otomano los pomaks revelaron ser unos ardientes opositores a la occidentalización de Kamal Atatürk, lo que genera una desconfianza hacia los mismos.

 

         Esto ha generado una identidad entre los pomaks de Bulgaria que tiene como elemento fundamental el Islam, y étnicamente se distancian tanto de los turcos como de los búlgaros. Los partidos turcos (laicos) en la Bulgaria poscomunista lanzan continuas campañas de turquización étnica, que en ciertas zonas de los Ródopes se está produciendo por la convivencia de turcos y pomaks en determinadas aldeas.

        

 

         Política comunista de asimilación de los pomaks en Bulgaria

 

         A partir de 1948 el régimen búlgaro empieza a preocuparse por la diversidad étnica y religiosa de su territorio. Turcos, armenios, tártaros, gitanos y pomaks se ven sometidos a distintas políticas de despersonalización.       

         Izselvane es el nombre dado al programa de reasentamiento de los pomaks de las regiones del sur de Bulgaria. Este programa tenía otros puntos, como el cambio de nombres de los musulmanes por nombres búlgaros cristianos, lo que se llamaría vâzroditelen protses, para crear entre ellos la conciencia nacional búlgara.

 

         Estos programas, especialmente el segundo, que fue impuesto a todas las minorías en Bulgaria, pretendía que abrazaran incondicionalmente la conciencia nacional y el sistema de valores del Estado. En una fecha tan tardía como 1984, se obliga a cambiar los nombres a los miembros de dos comunidades aún no sometidas a esta humillación, los gitanos y los turcos.

 

         Por supuesto que estos programas no se circunscribían sólo al terreno de los registros civiles: aquellos considerados desafectos al régimen serán encarcelados o llevados a campos de trabajo, y sus familias deportadas a otras partes del territorio estatal. Entre junio de 1948 y 1951, unos 30.000 pomaks serán desterrados. El poder no se fiaba de los pomaks. Los Ródopes limitan con los enemigos tradicionales de Bulgaria, Grecia y Turquía, y son un terreno difícil de controlar. Además, muchas familias pomaks se encontraban divididas entre Grecia y Bulgaria, y atravesaban la frontera con mucha facilidad.

 

         Como resultado de estas políticas de deportación, hoy encontramos pomaks en áreas de los Balcanes y del Norte de Bulgaria, lejos de su territorio tradicional.

 

         Con la ascensión al poder de Todor Zivkov, en 1956, se suceden las proclamas del régimen a favor de las minorías, que demostraron ser un mero lenguaje vacío sin acciones concretas para la mejora de las mismas. Se pretendía dar una imagen nueva del régimen.

 

         Entre los años sesenta y los noventa del siglo pasado, la diferencia de natalidad entre los musulmanes y los cristianos crece vertiginosamente. Los búlgaros cristianos ven con preocupación este hecho. Es entonces cuando la política de cambio de nombres arrecia y se extiende a la totalidad de los musulmanes. Aquellos que rehusaron cambiar sus nombres fueron asesinados, sus casas quemadas, las musulmanas violadas por soldados que en incursiones nocturnas querían que escribieran en unas fotocopias sus nuevos nombres cristianos. Otros serán deportados otras partes del Estado, o llevados a campos de trabajo en el Danubio.

 

         Esta política islamófoba unió a los musulmanes, turcos y pomaks, que se levantaron en la ciudad de Kurdzhali, en Tracia, de mayoría musulmana.

 

         Turquía abrió sus fronteras a los musulmanes de Bulgaria y les ofreció asilo. Entre mayo y agosto de 1989, 300.000 musulmanes emigraron a la República Turca. El impresionante alud de exiliados provocó que Turquía tuviera que poner fin a la política de asilo si no quería ver su estabilidad social alterada.

 

         Hoy en día los pomaks tienen una gran presión encima de ellos. No ven salida a su situación. Sus estructuras económicas y sociales tradicionales han sido destruidas. Algunos jóvenes se convierten al cristianismo, mientras que otros optan por emigrar a Turquía. Después de la caída del telón de acero, muchas mezquitas han sido reparadas, han podido volver a sus nombres musulmanes, y el Estado les ha dejado más libertad, pero la desestructuración económica, social y cultural ha alcanzado unos niveles de gran profundidad.

 

         Siguen siendo los más pobres del país. Principalmente cultivan tabaco, patatas y forraje. Su inserción social es más difícil, si cabe, que la de los gitanos, que se han mostrado dinámicos en el turismo.