Características:
Antes del s. XI, los poetas son escasos, y su producción no difiere en
nada de la del oriente musulmán, tanto en sus formas como en sus temas. Pero a
partir del s. XI, los poetas son más numerosos, los talentos son a la vez
poderosos y sugerentes y la producción relativamente original. En contraste con
oriente, donde es el privilegio de las clases medias o superiores, la poesía
culta, en al-Ándalus, es popular y objeto de un entusiasmo general. No sólo
hay poetas entre los hombres cultivados, príncipes, ministros, filósofos, médicos,
juristas y místicos, sino también entre los iletrados, los ciegos, los
artistas, los campesinos, y también hay un número relativamente grande de
poetisas. La emulación y competencia entre cortes rivales hizo de la poesía
una ‘carrera precaria y ambulante’ y muy inestable, y los poetas, con
frecuencia adoptados por mecenas que los alojaban y mantenían con pensiones,
estaban sometidos a caprichos y rencillas. No todos eran visires, y los visires
mismos no estaban al abrigo de celos, desgracias, prisión y exilio.
Los poetas cultos, en al-Ándalus, dieron cierta originalidad a su
producción modificando un tanto ciertas formas poéticas e insistiendo con el
mismo éxito en temas conocidos en oriente pero raramente desarrollados. Esas
formas de poesía llevan el nombre de muwashsháha-s (nombre tomado de
los collares de las mujeres); son bastante diversas; se componen de secuencias
entrecortadas por refranes dispuestos de muchas maneras. Las leyes de las
muwashshaha-s acabaron complicándose y ser codificadas, pero también se
popularizaron en lengua coloquial, teniendo la buena fortuna de ser utilizadas
por hombres de talento como Ibn Quzmân, poeta cínico muerto en 1100, y más
tarde ash-Shushtari, místico muerto en 1268. Las muwashshaha-s se
prestan fácilmente al canto y expresan sobre todo temas delicados o ligeros (el
amor, los placeres, las descripciones de la naturaleza).
La
descripción de la naturaleza ocupan un lugar destacado en la poesía andalusí,
especialmente en las muwashshaha-s. Ya en oriente, este tema era muy del
gusto de los poetas, pero los andalusíes sintieron predilección por él, y los
jardines, las flores, los paisajes y las estaciones (sobre todo la primavera)
serán retratados con maestría. Les gustaba personificar la naturaleza, hacerla
hablar e instituyeron en la literatura árabe, por ejemplo, las querellas entre
flores. Dieron un tono muy local a sus comparaciones, a sus imágenes y a los
espectáculos que describían, dando así un sabor original a los temas que ya
habían sido repetidos por los poetas orientales.
Los principales
poetas:
En
el siglo décimo, IBN HÂNÎ (muerto el año 972), un poeta de corte, si bien
nacido en al-Ándalus, fue el panegirista de la dinastía de los fâtimíes
de Egipto. Formó parte del grupo de los neo-clásicos de oriente y se le
compara, no sin alguna exageración, con al-Mutanabbi, el poeta árabe por
excelencia.
ABÛ ‘AMIR IBN SHUHÁID (muerto en 1034) fue el poeta de corte de los
‘âmiríes de Córdoba.
AL-MU‘TADID (muerto en 1042), ‘rey’ de Sevilla, de la pequeña pero
brillante dinastía de los ‘abbâdíes, fue un príncipe enérgico y hábil.
Fue también un poeta y un hombre de gusto.
AL-MU‘TAMID (muerto en 1091), hijo del precedente, menos afortunado que
él en su reino pero indudablemente un gran poeta.
IBN ZAYDÛN (muerto en 1071) fue el ministro de varios príncipes. Se
enamoró de la poetisa WALLÂDA, princesa omeya. Tuvo como rival a Ibn ‘Abdûs,
ministro en Córdoba. Ibn Zaydûn compuso contra él poemas amenazantes y sobre
todo un panfleto célebre titulado Risâla, que cubrió a su rival de ridículo
y valió al autor la prisión y el exilio. Durante su cautividad y su
alejamiento envió a su bien amada y a sus amigos excelentes poemas.
IBN ‘AMMÂR (muerto en 1126) fue igualmente ministro, en Sevilla. Su
carácter poco noble le hizo ser celoso y cometer traiciones, especialmente
hacia su ‘colega’ Ibn Zaydûn y hacia su príncipe. Acabó ejecutado. De su
producción poética sólo se han conservado extractos que llevan la marca de un
talento real.
IBN ‘ABDÛN (muerto en 1126), ministro del principado de Badajoz y más
tarde bajo los almorávides, tiene la reputación de gran poeta a causa sobre
todo de un poema titulado al-Bashshâma que tentó a los comentaristas y aún
ahora suscita la admiración de los árabes.
IBN HAMDÎS (muerto en 1132), nacido en Sicilia, abandonó la isla con la
llegada de los normandos y se refugió en la corte de Sevilla donde fue
apreciado como poeta. Murió en Mallorca o en Bugía.
Pueden citarse también a otros célebres poetas, tales comO IBN HAFÂYA,
IBN AL-LABBÂNA, IBN AL-HADDÂD,...
b) La prosa en lengua árabe en al-Ándalus
La prosa literaria:
La mayor parte de los poetas también fueron prosistas de mérito, sobre
todo los poetas-ministros. Por ejemplo, ya hemos citado la Risâla de Ibn Zaydûn.
La obra literaria más célebre es al-‘Iqd al-farîd (El Collar Único)
de IBN ‘ABD RABBIHI (muerto en 940), libro de ‘bellas letras’ y recopilación
de textos cuyas principales subdivisiones llevan el nombre de piedras preciosas
y cuyo contenido depende mucho de obras similares de Ibn Qutayba. Pero, y es lo
más destacable, el al-‘Iqd al-Farîd sólo contiene citas tomadas de autores
orientales, a parte de los versos o poemas del autor que él asegura preferir a
los de cualquier otro.
Más tarde, tenemos recopilaciones ‘nacionales’. Una de las más
importantes es la de IBN BASHQUWÂL (muerto en 1183). Su libro, titulado Kitâb
as-Sila es un repertorio biográfico de los sabios de al-Ándalus.
IBN AL-‘ABBÂR (muerto en 1260) le dio un suplemento bajo el título de Kitâb
at-Tákmila li-Kitâb as-Sila.
AL-FATH IBN JÂQÂN (muerto en 1140), granadino, literato
vagabundo, fue durante un tiempo secretario del gobierno de Granada y murió
estrangulado en Marruecos. Su Qalâid al-‘Iqyân contiene biografías
agrupadas en cuatro secciones (príncipes, visires, sabios y poetas, literatos)
y acompañadas de citas. Su recopilación, escrita en estilo rimado, con
preciosidad y afectación, es muy útil para conocer en extensión la amplísima
literatura de al-Ándalus.
IBN BASSÂM (muerto en 1147) fue verdaderamente en su Dajîra el
historiador de la poesía en lengua árabe producida en al-Ándalus en el siglo
XI.
ABÛ ‘ÂMIR IBN SHUHÁID (muerto en 1034), poeta de la corte de Córdoba,
además escribió una Epístola muy original en su espíritu y en su método. Se
trata de la Risâlat at-Tawâbi‘ wa z-Zawâbi‘ de la que tenemos citas en la
Dajîra de Ibn Bassâm. Consiste en el relato de una ‘visita’ del autor a
las regiones habitadas por los ‘ÿinn’ o ‘genios’ inspiradores de los
poetas y los escritores, conducido por uno de esos genios. El autor imagina diálogos
y discusiones con ellos. Tiene así la ocasión de criticar a los grandes
autores desde un punto de vista literario y de una manera humorística y, a
veces, burlesca. Reconoce el valor de algunos (Imru l_Qáis, Abû Nuwâs)
mientras que a otros los cubre de confusión (al-Búhturi, Badî‘ az-Zamân
al-Hamadâni). Ibn Shuháid despliega un sentido crítico interesante y parece a
veces un buen psicólogo; insiste especialmente en las relaciones entre el
cuerpo y el alma en la actividad literaria. No es inverosímil que, según la
hipótesis de Pérès, esta obra curiosa haya sido concebida bajo las
influencias de la lejana Bizancio, y que, según las suposiciones de Zaki Mubârak,
haya contribuido a sugerir a Abû l-A‘là al-Ma‘arri la fantasía que
introduce a su obra Risâlat al-Gufrân.
La filología:
Varios nombres se distinguieron en esta rama del saber. AL-QÂLI (muerto
en 967), nacido en Armenia y discípulo de los maestros de Bagdad, fijó su
residencia en al-Ándalus donde escribió, o, mejor dicho, ‘dictó’, los Amâlî,
estudios lexicográficos sobre temas variados (Corán, leyendas,...), acompañados
de citas poéticas.
IBN SÎDA (muerto en 1065), ciego, dejó obras filológicas destacables
por su espíritu científico y la atención prestada a la lógica, especialmente
un diccionario analógico (al-Mujássas) y un diccionario alfabético
que recuerda el de al-Jalîl.
En este apartado podrían citarse a otros autores como ASH-SHANTAMARI
(muerto en 1083), IBN JARÛF (muerto en 1213), ASH-SHARÎSHI (muerto en 1222).
La historia:
AR-RÂZI (muerto en 955) continuó las tradiciones de su padre y se
interesó en la historia de al-Ándalus sobre la que escribió varias monografías.
Se le llamaba at-Tarîji, el cronista. Su hijo ‘Isà continuó su obra.
IBN AL-QÛTIYA (muerto en 977), descendiente de un princesa goda,
fue qâdî y director de la policía en Córdoba y dejó obras de filología
y una historia de los comienzos de al-Ándalus; también se le atribuyen poemas.
También hay que nombrar a IBN HAYYÂN (muerto en 1073), AL-BÂYI
(muerto en 1174), IBN AL-‘IDZÂRI (siglo XIII) autor de al-Bayân al-Mugrib,
conservado incompleto, trata de la historia de al-Ándalus y África del Norte y
contiene fragmentos de obras actualmente perdidas.
La geografía:
Hay varios grandes nombres y obras originales. Para empezar, AL-BAKRI
(muerto en 1094), quien se trasladó de niño a Córdoba desde el sudoeste de
al-Ándalus. Fue el favorito en la corte de un príncipe de Almería, pero no
abandonó sus estudios. Compuso obras de filología bastante mediocres, sin
embargo, destacó como geógrafo. Fue el autor de dos obras destacables: el Mu‘ÿam
mâ stá‘ÿam sobre los nombres de lugares contenidos en la poesía antigua,
en las viejas crónicas y en las recopilaciones de tradiciones; el segundo de
sus libros es el Kitâb al-Masâlik wa l-mamâlik, que es una descripción del
universo conocido en el siglo XI, del que nos quedan fragmentos, especialmente
la parte relativa al Norte de África y al Sudán. La presentación es muy
minuciosa y el estilo muy seco.
AL-IDRÎSI (muerto en 1166), nacido en Ceuta, se trasladó muy joven a Córdoba
para hacer estudios y emprendió largos viajes que lo llevaron a Francia por un
lado y a Asia Menor por otro. Más tarde se presentó ante Roger II de Sicilia
“que había hecho de su corte en Palermo un centro de estudios muy
brillante”. “A demanda de ese príncipe, al-Idrîsi hizo construir un
planisferio en plata”. Y “para ilustrar ese trabajo se puso a redactar, con
la ayuda de sus propias observaciones personales y las de otros viajeros, una
vasta obra de geografía”, titulada Nuçhat al-Mushtâq, más conocida bajo el
nombre de Kitâ Ruÿar (El libro de Roger). Para Guillermo I compuso también,
sucesivamente, un resumen de esa obra titulado Rawd al-Uns, conservada
también bajo otra forma abreviada.
IBN ŶUBÁIR (muerto en 1217), nacido en Valencia, hizo tres veces la
peregrinación a Meca. Murió en Alejandría donde aceptó dedicarse a la enseñanza.
Inauguró un género literario nuevo con una obra maestra que no fue igualada.
En efecto, escribió la relación de su primer viaje bajo el nombre de Rihla,
que es el diario de viaje de un hombre inteligente, observador y espiritual, y
que, además, maneja una lengua variada, a veces seca y difusa, con frecuencia
colorista y pintoresca. Otros escritores compusieron Rihlas después de
Ibn Ŷubáir, sin llegar a guardar el mismo sentido del equilibrio, la misma
limitación a lo esencial y el mismo gusto artístico.
Las ciencias:
AZ-ZAHRAWI (Abû l-Qâsim, conocido en Europa como Abulcasis, muerto en
1013) fue un célebre cirujano de Córdoba.
IBN AL-BAITÂR (muero en Damasco en 1248), originario de Málaga,
viajó mucho interesándose en la flora y adquirió la reputación de ser ‘el
más grande botánico’ de su tiempo. Escribió dos obras relativas a los
remedios simples y a los remedios clasificados según los órganos enfermos a
los que servían.
La filosofía:
La filosofía griega, importada de oriente, fue cultivada con entusiasmo
en al-Ándalus.
IBN BÂŶA (muerto en 1138) fue originario de Zaragoza en la que fue
durante un tiempo visir. Murió en Fez, envenenado, según se cuenta, bajo la
instigación de sus enemigos, quienes lo acusaron de impío. Como filósofo,
escribió comentarios a Aristóteles y tratados personales. También se interesó
por las ciencias naturales, las matemáticas y la medicina. En Europa se le
conoce con el nombre de Avempace.
IBN TUFÁIL (muerto en 1185) nació en Guadix, enseñó medicina
en Granada, cumplió las funciones de secretario de varios príncipes y acabó
como médico en la corte almohade. Presentó a Averroes que lo reemplazó como médico.
Murió en Marrakech. Su renombre lo debe sobre todo a su novela filosófica Hayy
Ibn Yaqzân (El Viviente, Hijo del Despierto), en la que presenta el mito
de hombre que, abandonado niño en una isla desierta, descubre ahí por
especulación todo el sistema neoplatónico de la iluminación tal como pasó al
peripatetismo musulmán.
IBN RUSHD (Averroes, muerto en 1198), nacido en Córdoba, hizo sólidos
estudios filosóficos y científicos, cumplió varias veces la función de qâdi,
reemplazó a Ibn Tufáil como médico de la corte almohade, tuvo que
defender sus opiniones filosóficas y murió en Marrakech. Redactó un gran número
de escritos sobre medicina, astronomía y filosofía. Es célebre como
comentarista de Aristóteles, como apologista de la filosofía contra al-Gazâli
y como responsable de varias concepciones filosóficas (especialmente la relación
de la razón y la fe y sobre la unidad del Intelecto Agente) que agitaron
considerablemente el occidente cristiano.
Ciencias islámicas:
Las ciencias islámicas (exégesis coránica, crítica del hadiz,
derecho, mística,...) fueron ampliamente estudiadas en al-Ándalus, que dio una
gran cantidad de grandes expertos de renombre en la historia del Islam. Nos
referiremos aquí a sólo dos de ellos.
IBN HAZM (muerto en 1064), nacido en Córdoba, estuvo implicado en
los acontecimientos y disturbios de los últimos años de la dinastía omeya de
al-Ándalus. Durante un tiempo, fue visir, conoció los combates, el exilio y la
prisión y acabó por consagrarse a una vida de estudios. Insatisfecho con las
cuatro escuelas de derecho musulmán reconocidas, se adhirió a una quinta (el zâhirismo)
de la que fue el máximo representante. Fue un polemista poderoso y tenaz que
combatió con energía los principios de las otras escuelas y se aplicó en sus
obras de exégesis y pensamiento a un criterio rigurosamente literalista (el análisis
del sentido exterior inmediato de los textos fundacionales del Islam). Compuso
una magistral obra de polémica en la que repasa todas las religiones y escuelas
conocidas en su tiempo: al-Mílal wa n-Níhal. En su libro, Ibn Hazm
dirige críticas mordaces a los grandes maestros, a la vez que no desdeña en
hacerles justicia en lo que considera aportaciones importantes. También examina
en dicho libro los textos judíos y cristianos y revela sus contradicciones,
absurdos, falsificaciones e inmoralidades. Pero este polemista implacable fue
también un poeta agradable, de fina psicología y hombre de gusto, en su Táwq
al-hamâma, El Collar de la Paloma, antología relativa al amor que fue escrita
en los comienzos de la carrera literaria del autor.
IBN SAB‘ÎN (muerto en 1270), nació en Murcia, residió por un tiempo
en Ceuta y murió en Meca (suicidado, según algunos). En Ceuta escribió sus Aÿwiba
o Respuestas yemeníes a las cuestiones sicilianas, en contestación a las
preguntas que le propuso el Emperador Federico II. Escribió otras obras aún
poco conocidas, tales como Budd al-‘Ârif, Asrâr al-Hikma, Du‘â Harf
al-Qâf,... Los orientalistas lo han considerado como “filósofo andaluz,
aristotélico, sagaz, de espíritu amargo y atormentado, que construyó una crítica
psicológica de la historia de la filosofía musulmana; su doctrina es mística
próxima al panteísmo”. Ibn Sab‘în fundó una escuela mística que lleva
su nombre: la sab‘înía.
Los nasríes de Granada
El éxito de la conquista cristiana redujo al-Ándalus al reino de
Granada en el que la dinastía de los nasríes (los príncipes de la
Alhambra) hicieron revivir en más pequeño pero de forma brillante, los
antiguos tiempos de esplendor. Al periodo nasrí de la historia de al-Ándalus
pertenecen un gran número de una gran cantidad de poetas y literatos,
historiadores y pensadores, la mayor parte de los cuales están por estudiar.
Sólo retendremos aquí el nombre de uno de ellos, quizás el más
importante: LISÂN AD-DÎN IBN AL-JATÎB (muerto en 1374). Fue un político
de primer orden. Ocupó durante un tiempo el cargo de visir en Granada, pero su
vida se vio atravesada por muchas tribulaciones: celos, prisión, acusaciones,
exilio. Murió estrangulado en su prisión, ante una gran indignación del
pueblo cuando se supo al día siguiente. Se le atribuyen unos sesenta escritos
sobre bellas letras, filosofía, mística, historia, medicina, de los que sólo
una parte ha sido conservada. Fue seguramente el último autor de muwashshaha-s
en al-Ándalus, y su prosa, si bien rimada y decorada, era con frecuencia
natural y elegante.