La protección del medio ambiente
es un acto de Imán
El papel básico del ser humano en la tierra es la sumisión completa a Allah (s.t.):
“No he creado a los Genios y a los Hombres, sino para que se me sometan” (Corán, 51:56)
La sumisión a Allah es un camino que abarca todos los aspectos de la vida del ser humano. Realizar todo aquello que Allah demanda de nosotros, el Salat, el Ayuno, el Çakat y la Peregrinación, constituye la sumisión completa a Allah. Lo mismo puede decirse de todo acto que realiza el ser humano de acuerdo a un punto de vista islámico, desde el momento en que se hace por amor hacia a Allah.
Todo acto, en tanto que sea bueno (por ejemplo la protección del medio ambiente) y hecho por amor hacia Allah (s.t.), se considera un acto de sumisión que genera recompensa en esta vida y en la próxima. Este es el camino del medio, lejos de aquellos que muestran desconsideración hacia el medio ambiente y lejos también de aquellos que idolatran la naturaleza.
La desconsideración por el medio natural va en detrimento del ser
humano. Lo mismo ha de decirse del extremo opuesto, de la protección absoluta
del medio ambiente. Un ejemplo de esto último es defender cada miembro del
reino animal hasta el nivel de poder poner en peligro la vida de un ser humano
en una operación de rescate.
Hay que hacer notar que el Islam aboga por la protección del entorno
natural. Que el Islam tiene un alto respeto por el medio ambiente es algo que
puede ser encontrado en el Corán y en la Sunna tal como veremos posteriormente.
El hecho de que la protección del medio ambiente constituya una señal de
respeto hacia Allah, no significa por otra parte que todo elemento del medio
ambiente haya de ser respetado. De hecho, algunas veces sucede justo lo
contrario. El Profeta (s.a.s.), afirmó que una persona que remueva un árbol
(que constituya un obstáculo) del camino de otro ser humano se acredita con
ello el Jardín.
La postura islámica es una situación media y equilibrada entre la conducta humana que desprecia el medio ambiente y aquellos que adoran todo o parte de la naturaleza. El punto de vista islámico aúna por un lado la protección medio ambiental de la codicia del ser humano y por otro lado permite un desarrollo sostenible.
La Creación es el lugar
de los Signos que señalan hacia Allah (s.t.)
El medio ambiente es percibido como el lugar donde los signos (es decir,
ríos, plantas y pájaros), señalan la existencia de Allah (s.t.):
“Ciertamente en los cielos y en la tierra, hay Signos para los
creyentes. En la creación de vosotros mismos y en los animales dispersos por la
tierra, hay Signos para aquellos que poseen Imán. En la alternancia de la noche
y el día, en el sustento que Allah hace descender del cielo, en el dar vida
después de haberla quitado en todo aquello que hay sobre la tierra, en el
cambio de los vientos, hay Signos para aquellos que son sabios.” (Corán,
45:3-5)
En consecuencia, cualquier destrucción que se haga sobre el medio
ambiente equivale a la destrucción de estos Signos. Si una especie llega a
extinguirse, puede considerarse como una pérdida de un Signo que reflejaba la
grandeza del Creador. En verdad se trata de un asunto lamentable si continuamos
destruyendo el ambiente, porque impediremos a las generaciones futuras tener una
relación saludable con su ambiente, en donde el término “saludable”
significa la oportunidad de experimentar estos Signos.
Se ha dicho que existen dos libros; uno que se lee (es decir, el Corán)
y uno que se ve (es decir, el universo). Mientras que se sabe porque el Corán
es descrito como Libro, el universo se define como libro en el sentido de que
incluye los signos que indican hacia Allah. No obstante se precisa de un corazón
transparente para desvelar la funcionalidad de estos signos. De hecho, una vez
que la persona deja de estar bloqueada para “leer” los signos que llenan el
universo, bellas formas de dzikr (recuerdo de Allah el Todopoderoso)
emergen ante él y se le muestran las correlaciones de muchos versículos del
Corán y los correspondientes “versículos” del universo.
El bloqueo a estos Signos está perfectamente ejemplificado en el ejemplo
de las grandes urbes metropolitanas e industriales. Las grandes estructuras,
incluyendo los altos rascacielos, alteran el horizonte. La salida y la puesta de
sol dejan de ser experiencias cotidianas, al menos para aquellos atrapados
dentro de la urbe.¡Se necesita mucha ingenuidad para ver un “signo” en
pedazos de piedra!.
Debido a la ausencia de verdes pulmones en la ciudad, sus habitantes, que
tan solo pueden ver el acero y edificios concretos, no pueden experimentar el
ciclo de la vida expresado en los versículos del Corán:
“Signo para ellos es la tierra muerta: Nosotros le damos la vida y
producimos el grano del cual coméis.” (Corán,
36:33)
Aunque no comprendemos como, todo en el universo, incluyendo cada
componente del medio ambiente, participa del recuerdo, dzikr, de Allah:
“Los siete cielos y la tierra, y todos las criaturas que contienen,
declaran su Gloria: No hay nada que no celebre Su alabanza; no obstante, no
entendéis como declaran Su Gloria. En verdad Él es más Benévolo, el Más
Indulgente.” (Corán, 17:44)
Hay muchos versículos que mencionan a seres específicos que alaban a
Allah; algunos de ellos son los siguientes:
“El trueno Lo glorifica con Su alabanza, y lo mismo hacen los ángeles
por temor a Él...” (Corán,
13:13)
“¿Acaso no veis que es Allah cuyas alabanzas son celebradas por
todas las criaturas en los cielos y en la tierra, y los pájaros del cielo
extendiendo sus alas?. Cada uno sabe su propio modo de alabarle. Y Allah conoce
bien todo lo que hacen.” (Corán, 24:41)
“...Y sometimos a las montañas y a los pájaros para que celebraran
con David las alabanzas a Allah...” (Corán, 21:79)
Es bastante evidente que tanto los objetos animados como los inanimados
celebran las alabanzas a Allah. Por tanto, la destrucción de cualquier especie
significa la extinción de ese determinado Signo, que no solo es recuerdo de los
hombres para Allah, sino que también supone la propia extinción de las
alabanzas a Allah de aquel Signo. Con un poco de imaginación, uno puede ver el
universo como un constante círculo de dzikr (recuerdo). Quedan excluidos
por supuesto de esto aquello cuyos corazones no son lo bastante sensibles como
para ver la necesidad de unirse al resto del universo.
Que es algo inherente a la creación apuntar hacia Allah, ha sido algo
ampliamente discutido por los sabios y místicos musulmanes. Una bella e
iluminadora idea expuesta por Sa’id An-Nursi (muerto en 1960) expresa que toda
criatura, por su propia naturaleza en sí, tiene lo que yo traduciría de una
forma libre, una impronta divina que no puede ser imitada.
“Un corazón iluminado es capaz de ver el sello que ayuda a trascender este reino hacia el otro”.
El
impacto del Imán en el medio ambiente
Allah (s.t.) ha proveído a
la humanidad con el sustento adecuado; tan solo nos ha exigido que nada ni nadie
Le asociemos:
“¡Oh, hombres! Someteos a vuestro Señor que os ha creado a
vosotros y a vuestros antepasados, tal vez seáis de los temerosos. Él que hizo
de la tierra un lecho para vosotros y de los cielos un techo, e hizo descender
agua de los cielos y de este modo hizo crecer frutos para vuestro sustento. No
asociéis semejantes a Allah puesto que sois de los que saben.” (Corán,
2:21-22)
El Corán enseña que hay una correlación entre la conducta de la gente
y las condiciones del medio ambiente. La conducta recta lleva a resultados
positivos:
“Si el pueblo de esas ciudades se hubiera abierto a Allah y hubiera
sentido respeto hacia Él, hubiéramos abierto para ellos
las bendiciones del cielo y de la tierra...”(Corán, 7:96)
“¡Oh pueblo mío!, no pido de ti recompensa alguna. Mi recompensa
solo corresponde a Quien me ha modelado. Pero no comprendéis.” (Corán,
11:52)
Lo contrario también es cierto. Desviarse del camino recto que Allah ha
dispuesto para la humanidad también lleva aparejado consecuencias negativas
para el medio ambiente:
“Mas quien se aparte de Mi recuerdo, la suya será una vida mísera...”
(Corán, 20:124)
Además de esto hay versículos que establecen una correlación entre los
desastres naturales y la conducta desviada del ser humano, la conducta inmoral,
o una combinación de ambas cosas:
“...y Él envía los rayos, golpeando con ellos a quien desea...”
(Corán, 13:13)
“¿Estáis seguros de que Él no hará que os hundáis cerca de la tierra o enviará contra vosotros una violenta tormenta de arena, sin que entonces podáis encontrar protector? ¿O estáis seguros de que no os devolverá allí una segunda vez, enviando entonces contra vosotros un huracán que os haga naufragar por vuestra incredulidad? Allí no encontraréis entonces quien os socorra contra Nosotros.” (Corán, 17:68-69)
El resultado final de la actitud desviada y de la inmoralidad, cuando llegan a ser generalizada, es la total destrucción medio ambiental. Esta es la historia del Profeta Noé y la lluvia que destruyó todo excepto el Arca y sus ocupantes tanto hombres como animales. La orden que terminó con la riada muestra que las aguas obedecieron a la orden de Allah:
“Se dijo: ¡Oh tierra, traga tu agua, y oh cielo, que cese la
lluvia. El agua empezó a bajar y se ejecutó la orden. Y el Arca quedó apoyada
en Al-Yudi. Y se dijo: alejado sea el pueblo que permanece en la oscuridad”. (Corán,
11.44)
El Corán está lleno de historias que reflejan la correlación entre el
mal actuar y la sanción de Allah conducente a una destrucción. El Capítulo de
la Caverna del Corán, incluye una historia de dos propietarios de dos huertos
en medio de los cuales discurre una corriente de agua. Uno de ellos lleno de Imán
y humildad deposita su confianza en Allah, mientras que el otro no mantiene una
relación adecuada con Allah; de forma arrogante sostiene que su huerto siempre
será el mismo sin contar con la Voluntad de Allah (es decir, sin decir In
sha Allah), ¿cómo terminó esta parábola?
“Así sus frutos (y alegría) fueron destruidos, y permaneció
retorciéndose sus manos por lo que había gastado en su propiedad que ahora había
caído pieza a pieza, y tan solo podía decir, ‘Que desgracia la mía! No debía
nunca haber asociado compañero alguno a mi Señor’” (Corán, 18:42)
El mismo criterio podría ser aplicado a la historia de los Propietarios
del Jardín en la Sura del Cálamo. Los propietarios querían reunir los frutos
muy temprano por la mañana de forma que la gente necesitada no pudiera
compartirlo. El resultado fue que antes de que fueran al jardín, y en el
transcurso de la noche, hubo una visita de Allah que barrió todos los
alrededores. Cuando vieron que su jardín parecía un lugar oscuro y desolado,
uno de ellos les recordó que habían actuado erróneamente:
“Ellos dijeron: ‘¡Gloria a nuestro Señor!, ¡en verdad hemos
estado haciendo el mal!’” (Corán, 68:29)
Como regla general, hay que decir que existe una relación directa entre
la acción incorrecta y las calamidades:
“Cualquier desgracia que os suceda es a causa de las malas acciones
que vuestras manos han forjado, y para muchos Él concede el perdón.” (Corán,
42:31)
Además la trasgresión genera corrupción en cualquier parte:
“La desgracia ha aparecido en la tierra y en el mar debido a lo que
han forjado las manos de los hombres, para que Allah pueda darles a probar el
fruto de algunas de sus acciones
y así puedan retractarse del mal.” (Corán, 30:41)
La corrupción (fasad) en este contexto abarca toda clase de daño
ya sea material o espiritual. Uno debería estar agradecido a Allah porque su
sanción no haya sido inmediata a la trasgresión pues de haber sido así, la
vida en la tierra haría tiempo que se hubiera extinguido:
“Si Allah castigara a la gente según se merece, Él no habría
dejado una sola criatura viviente sobre la tierra, pero Él les ha dado un
aplazamiento hasta un Término fijado: cuando su termino expire, sabrán que
Allah vigila a Sus siervos.” (Corán, 35:45)
En la Sura de An-Nahl (La abeja) la misma noción es reforzada:
“Allah propone una parábola: una ciudad que disfruta de seguridad y
tranquilidad, con abundante sustentos por todas partes, no obstante se muestra
desagradecida por los favores de Allah, y por ello Allah le hace degustar el
hambre y el terror encerrándola por todos lados a causa del mal que el pueblo
ha forjado.” (Corán, 16:112)
Resulta claro que no agradecer la generosidad de Allah lleva aparejado
la destrucción. Por el contrario el agradecimiento produce la situación
opuesta:
“¡Y recuerda!, Vuestro Señor ha declarado públicamente: ‘Si sois
agradecidos, Yo añadiré más favores sobre vosotros...” (Corán,
14:7)
Este versículo prueba que una conducta correcta, en línea con el punto
de vista islámico, conduce a un mejor medio ambiente, si Allah quiere, por
supuesto.
Fuente:
IslamOnline
Traducción: Musulmanes Andaluces