La batalla de Karbala
El
dos de octubre de 680 (2 de Muharram de 61) tropas de los Omeyas impiden que
Huseyn (a.s) llegue a Kufa. Huseyn se ve obligado a refugiarse en Karbala, una
pequeña población en el desierto del actual Iraq. Son 72 hombres los que
acompañan a Huseyn (a.s), en su lucha para legitimar los derechos de su padre
‘Ali (a,s) y de sus descendientes, sobre el califato. A pesar de que el
hermano de Huseyn, Hasan, había firmado un acuerdo con Moawiya, a la muerte de
este primer califa Omeya, Huseyn (a.s)
se negó a reconocer a su descendiente Yazid. El nuevo califa Yazid decidió
acabar con el problema sucesorio asesinando a los descendientes de ‘Ali (a,s).
Huseyn (a.s), que vivía en Damasco, fue a refugiarse a Meca donde le
llegó la llamada de auxilio de los habitantes de Kufa. Reuniendo unos pocos
jinetes, salió de Meca en ayuda de sus partidarios de Kufa. Antes
de partir muchos le advirtieron de que su intento por encabezar una rebelión
contra el clan Omeya era inútil y que estaba condenado a una derrota segura.
Huseyn (a.s) desconocía el hecho de que Yazid ya había iniciado sus maniobras
para capturarle y matarle y que su
partida al auxilio de Kufa era el camino a una trampa segura. Ante las
advertencias de sus partidarios preocupados ante una aventura tan insensata el
contestó: “Allah hace lo que quiere… yo le dejo que elija lo que es
mejor…El no se opone a los que defiende la Verdad (al-Haqq)”.
La situación de Huseyn (a.s) y de sus hombres en Karbala fue dramática
y difícil desde el primer momento. El enemigo le había cortado el acceso al
agua del Eufrates y en una rápida incursión lograron llenar algunos odres,
insuficientes para calmar la sed de sus 72 hombres y de su hermana Zaynab que le
acompaña junto a su hijo, el que será cuarto Imam. Tras rechazar las ofertas
de rendición los hombres de Huseyn (a.s) se aprestan al combate ante fuerzas
muy superiores. Antes del combate final Huseyn (a.s) pide a sus partidarios que
le abandonen ante la matanza que se avecinaba: “doy gracias a Allah que nos ha
honrado con la Profecía y nos ha enseñado el Corán…. No conozco compañeros
más dignos que los míos, ni familia más piadosa que la mía….que Allah os
recompense a todos. Creo que nuestro fin llegara mañana….Marchaos. No os
retengo. La noche os encubrirá. Tomadla por montura…”.
Al amanecer del décimo día de Muharram, Huseyn (a.s) se dirige a sus
enemigos advirtiéndoles que reflexionaran lo que iban hacer, atacar al que el
Profeta (s.a.s) había querido. Finalmente se inicia el ataque, las tiendas de
Huseyn, donde se escondían las mujeres son incendiadas y su hijo recién nacido
es asesinado por una flecha que se le clava en el cuello. Huseyn (a.s) es
decapitado. Su cabeza es llevada a Damasco y su cuerpo es pisoteado por los
caballos de Yazid.
El martirio de Huseyn (a.s) se ha convertido para muchos musulmanes en el
prototipo de la lucha contra la injusticia. El corazón del shiismo yace en ese
suplicio que es al mismo tiempo signo de rebelión y de esperanza. Según
‘Ali Shariati:” En Karbala los enemigos de Huseyn solo pudieron
conquistar los cuerpos de los mártires, pero la ideología de los mártires
condenaba a esa gente y a su régimen… Con su martirio Huseyn (a.s) realizó
el mismo milagro que Moisés (a,s) cuando confundió a los sacerdotes del faraón,
con la sangre de los mártires hizo como el aliento de Jesús (a.s), que devolvía
la vista a los ciegos y resucitaba a los muertos… y esto no se limitaba únicamente
a su tiempo y a su país, porque el martirio no es la guerra, es una misión, no
es un arma, sino un mensaje, es una palabra que se pronuncia con la sangre”.
En el Iraq actual los shiíes son mayoría (o lo eran
antes del inicio de la guerra), el 55% de la población. Concentrados sobre todo
en el sur del país, concretamente en torno a los santos lugares de Nayaf y
Karbala. Fueron una pieza esencial en el control de las peregrinaciones shiíes
entre el imperio otomano y la monarquía iraní. Hasta 1918 fueron tratados como
una minoría rebelde y problemática. Con la instauración del régimen baasista
disfrutaron de una situación más favorable.
Las tropas de la coalición anglo-americana están en la actualidad tomando posiciones entorno a Karbala dispuestos a tomarla o en todo caso a cercarla y dejarla atrás en su camino hacia Bagdad. Me pregunto que pensaran los iraníes acerca de que las tropas estadounidenses intenten conquistar Karbala o Nayaf; como actuaran en el caso de que estas ciudades sean tomadas y se les impida peregrinar a ellas. Por cierto el Ayatollah Jomeini pasó varios años en la ciudad de Nayaf, desterrado por un monarca al que los estadounidenses habían tratado de colocar en Irán, fracasando estrepitosamente.