SOLIDARIDAD CON IRAK

  Declaraciones de algunos ‘ulamâ

   

 

         Fáisal Mawlawi, vicepresidente del Consejo Europeo de Investigación y Fatwa:

 

         Si Irak se ve expuesto a un ataque americano, es obligación de cada musulmán, esté donde esté, el acudir en auxilio del pueblo irakí contra esa agresión. Evidentemente, la ayuda militar a Irak sólo puede venir de estados, por lo que es obligación, en primer lugar, de los estados árabes y musulmanes movilizarse inmediatamente en ayuda de Irak. Los individuos tenemos la obligación de ayudar a Irak cada cual según sus posibilidades y condiciones. Lo menos que podemos hacer es pedir a Allah en favor del pueblo de Irak y condenar la agresión yanqui, aportar ayuda económica a Irak cuando sea posible y boicotear los productos americanos. El boicot ha demostrado ser un arma eficaz contra el dominio americano en el mundo.

 

         Es lamentable que algunas fuerzas opositoras al régimen de Bagdad colaboren con EE.UU. en su ataque a Irak. Se justifican diciendo que ello permitirá cambiar y mejorar la situación del país. Sin duda alguna, el régimen de Saddam es execrable, pero nada autoriza a un musulmán a ayudar a los que agreden a su tierra y a su gente. ¿Cómo puede decirse que para cambiar el régimen hay que destruir el país y humillar a sus habitantes? ¿Cómo puede decirse que para liberar Irak de la opresión de Saddam haya que matar y herir a miles de musulmanes? Lo que va a ocurrir es que América ocupará su lugar y aumentará su poder en la región, y los musulmanes no tienen peor enemigo que los intereses yanquis.

 

         Creemos que la colaboración con EE.UU. es una traición a Allah, a su Mensajero y a los musulmanes, aunque sea tras la cortina de la necesidad de cambiar el régimen. En cualquier caso, lo que debe quedar claro a todo musulmán es la obligación que pesa sobre él de ayudar a sus hermanos de Irak como pueda.

 

         Sháij Yusuf al-Qaradawi:

 

         Lamentamos mucho lo que está sucediendo a nuestros hermanos del pueblo de Irak, y decimos que todo eso era previsible. Lo que mueve a EE.UU. es la defensa de Israel y procurarle todas las garantías. Estados Unidos no quiera que exista ninguna fuerza, ni ahora ni en el futuro, que suponga la más mínima amenaza para Israel.

 

         Por eso se ha montado este complot contra Irak. Sabemos que Irak, desgraciadamente, fue engañado en su momento por EE.UU. y por ello intentó anexionarse Kuwait. La embajadora de EE.UU. en Irak supo tentar al régimen y lo condujo a esa agresión contra Kuwait que luego justificó la guerra que le declaró EE.UU. mismo. Todo ello, para destruir Irak, porque Irak era un país con posibilidades. Efectivamente, Irak era el país de la región con más porvenir, y había sabido ponerse a la altura en los terrenos tecnológico, militar y científico. Por ello es el blanco de los EE.UU.. Irak se había convertido en un peligro para Israel.

 

         EE.UU. provocó la Guerra del Golfo. Enfrentó a Irak con Kuwait, y se presentó como salvador de Kuwait. Aprovechó la ocasión para aplastar Irak y para ensayar sus nuevas armas sobre objetivos humanos, a la vez que gastaban las armas desfasadas. La región no podrá recuperarse plenamente en menos de cincuenta años.

         Han sembrado la discordia y el recelo en toda la región. Antes, todo Oriente Medio era un bloque contra Israel (al menos, moralmente). Ya no existe nada de eso. Los árabes han aceptado a los americanos como señores, y han aceptado que impongan a Irak un bloqueo cuya primera víctima son los más inocentes. Ahora vuelven para acabar lo que empezaron hace años.

 

         Nosotros quisiéramos decir a EE.UU.: NO. No aceptamos el bloqueo, no estamos en contra del pueblo irakí, nos oponemos a que se destruya el país. Ojalá pudiéramos romper ese bloqueo.

 

 

‘Uŷáil Ŷâsim an-Nashmi, profesor de Derecho islámico en Kuwait:

 

El pueblo de Irak es un pueblo musulmán. Su sangre es nuestra sangre. Si lo destruyen, nos destruyen. No es lícito para ningún musulmán participar de ninguna manera, directa o indirectamente, en la puesta en peligro de la vida de ningún otro musulmán. Allah aprecia una sola gota de sangre de un musulmán más que la Kaaba. ‘Abd Allah ibn Mas‘ûd se pudo delante de la Kaaba y dijo: “Yo sé que tu valor ante Allah es inmenso, pero también sé que Allah venera la sangre de los musulmanes más que a ti”.