LOS FUNDAMENTOS DEL
SUFISMO
Todo musulmán tiene
el deber inexcusable de conocer primero la
‘Aqîda, la cosmovisión islámica. La
‘Aqîda
es el Fundamento (Asl)
sin el que el Islam carece por completo de base. La ‘Aqîda existe y se comunica de manera espontánea en el contexto
musulmán. Está detrás de la sensibilidad de los musulmanes, de sus
comportamientos, de su arte, de sus luchas,... Pero es conveniente
estudiarla detenidamente para adquirir un verdadero conocimiento de sus
implicaciones y alcances. En
Musulmanes Andaluces
tenéis a vuestra disposición (en la sección
Publicaciones) dos obras sencillas e importantes, la
‘Aqîda
Tahâwía y la ‘Aqîda
Wâsitía, dos exposiciones clásicas, ideales para introducirse en
la Cosmovisión común de los musulmanes.
Existe unanimidad
entre todos los musulmanes en las líneas básicas de la
‘Aqîda
-sólo hay divergencias en los modos de explicación y en temas secundarios,
dependiendo de escuelas, contextos y genealogías del saber-. También los
sufíes comparten con el resto de los musulmanes la misma Cosmovisión. En el
siguiente texto -primer capítulo de un libro imprescindible para acercarse a
la espiritualidad musulmana, la
Risâla
del Imâm al-Qusháiri- se resume la
‘Aqîda
que está en la base del sufismo y que suscribiría cualquier musulmán.
El autor
Abû l-Qâsim ‘Abd al-Karîm
al-Qusháiri fue un mutakallim y sufi nacido el año 986 de la era cristiana
en Jurasán (en el actual Irán), hijo de un árabe descendiente de los Banî
Qusháir y de una mujer perteneciente a una familia de dihqâns jurasaníes.
Recibió la educación esmerada que se impartía en su tiempo:
ádab
(humanidades), lengua árabe, equitación y el manejo de las armas. Aún
muy joven, se trasladó a Nisapur donde conoció al sháij Abû ‘Ali ad-Daqqâq
que fue su maestro en el sufismo. Se casó con la hija de su maestro, Fátima.
Junto a la práctica
de los ejercicios místicos bajo la dirección de su sháij, al-Qusháiri
estudió Fiqh con el jurista shâfi‘i Abû Bakr Muhammad at-Tûsi,
en la vecina ciudad de Tûs. También viajó a Marw, en el centro de
Asia, en un recorrido fî tálab al-‘ilm,
buscando ciencia... En Nisapur estudió Kalâm ash‘ari con los maestros
Ibn Fûrak y al-Isfarâni, destacados representantes de la escuela de
pensamiento fundada por el Imâm al-Ásh‘ari.
A la muerte de su
sháij, al-Qusháiri se hizo cargo de la dirección de las
sesiones místicas (maÿâlis adz-dzikr)
que se celebraban en la madrasa de Abû ‘Ali ad-Daqqâq y que recibió a partir
de entonces el nombre de al-madrasa
al-qushairía.
En una fecha
indeterminada, al-Qusháiri realizó la
peregrinación
(haÿÿ) a Meca en compañía de Abû Muhammad al-Yuwáini, padre de
Imâm al-Haramáin (uno de los grandes de la escuela ash‘ari) y de
otros sabios shâfi‘íes. En el curso de su viaje recogió hadices en Bagdad y
en el Hiÿâç, y a su vuelta a Nisapur dirigió su primer maÿlis al-imlâ (sesión de
dictado), es decir, impartió su primera clase de enseñanza de hadiz.
El Imâm al-Qusháiri
tomó parte activa en las discusiones que enfrentaron en Nisapur a los hanafíes
y a los shâfi‘íes-ash‘aríes. En 1045 redactó un manifiesto en el que
defendía las enseñanzas de Abû l-Hásan al-Ash‘ari. Pero el conflicto
degeneró en una violenta fitna (discordia) en la
ciudad, y al-Qusháiri fue detenido y encarcelado por sus adversarios. Pocas
semanas después fue liberado por la fuerza de las armas, y entonces escribió
su célebre ‘queja’ (Shikâyat Ahl
as-Sunna, La Queja de las Gentes
de la Sunna) en la que defendía a al-Ash‘ari de las acusaciones
calumniosas de sus adversarios demostrando su fidelidad a la enseñanza
original del Islam.
Tras una estancia en
Bagdad, donde enseñó hadiz, al-Qusháiri residió durante una etapa en Tûs
para volver finalmente a Nisapur donde murió en 1072, siendo enterrado en su
madrasa, cerca de la tumba de su sháij ad-Daqqâq.
Si bien los escritos
de al-Qusháiri abordan todo el dominio de las ciencias islámicas
tradicionales, sus escritos más importantes son los que se refieren al
Tasáwwuf
(sufismo). Redactó un
Tafsîr
(un Comentario) sufí del Corán titulado Latâif al-Ishârât; también fue el autor del
Tartîb as-Sulûk, un manual de introducción a las prácticas místicas;
pero sobre todo es célebre su Risâla
(escrita en el 1045), que es un compendio muy importante de los principios y
la terminología del sufismo. El texto que ofrecemos a continuación en
Musulmanes Andaluces es el primer capítulo de la
Risâla de al-Qusháiri. En este texto, al-Qusháiri, citando sentencias de
destacados
maestros sufíes (shuyûj), demuestra la coincidencia de la cosmovisión sufí con la de
los musulmanes más fieles al mensaje coránico.
LOS FUNDAMENTOS DEL
SUFISMO
1. Habéis de saber -Allah se apiade de vosotros- que los maestros (shuyûj) de este grupo (tâifa, los sufíes) han erigido los pilares de su método sobre los cimientos correctos del Tawhîd (la Doctrina de la Unidad), con los que han salvaguardado los principios de su cosmovisión (‘Aqâid) de innovaciones reprensibles (bída‘, plural de bid‘a), ateniéndose a las enseñanzas del Sálaf (las primeras generaciones del Islam) y las Gentes de la Sunna (Ahl as-Sunna), proclamando un Tawhîd en el que no hay Tamzîl (representación, figuración, antropomorfismo) ni Ta‘tîl (anulación, abolición), sabiendo cuál es la verdad del Qídam (la Eternidad) y comprobando lo que diferencia el Ser de la Nada. Según ello, el señor del grupo, al-Yunáid, dijo: at-tawhîd ifrâd al-qídam min al-hádaz “La Unidad es singularizar la Eternidad diferenciándola de la contingencia temporal”.
2. Ellos (los sufíes)
sostienen y refuerzan los fundamentos de los principios de la cosmovisión (‘Aqâid)
con argumentos claros y testimonios brillantes, tal como dijo Abû Muhammad
al-Yarîri: “Quien no demuestra la Ciencia de la Unidad con algún argumento
es deslizado por el torpe pie de la arrogancia al abismo de la perdición”,
queriendo decir que quien se atrofia o se contenta con la repetición ciega
de doctrinas (taqlîd) sin meditar
en los signos (dalâil) del
Tawhîd, cae fuera de los caminos de la salvación y se convierte
en prisionero de la destrucción.
3. Quien reflexiona
sobre las palabras de los sufíes y repasa las páginas en las que han
registrado sus discursos encontrará, en su conjunto y en sus detalles, lo
que le asegure que el Pueblo (Qáum,
los sufíes) no ha dejado cumbre a la que no se haya alzado ni esfuerzo sin
afrontarlo comprobando los contenidos de la
‘Aqîda
(la cosmovisión musulmana, compuesta de principios,
‘Aqâid). En este capítulo, es nuestra intención reunir frases esparcidas
por los detalles de sus discursos que hacen referencia a cuestiones (masâil)
de los fundamentos (usûl)...
4. Abû Bakr ash-Shibli
dijo: “El Uno es conocido antes que el límite y antes que las letras”, y
ésta es una declaración contundente de ash-Shibli según la cual el Eterno (Qadîm)
no tiene límite (hadd) en
su Esencia (Dzât) ni hay letras (hurûf)
para sus Palabras (Kalâm).
5. Se le preguntó a
Ruwáim por el primer deber que Allah ha impuesto a sus criaturas
y respondió: “El conocimiento (Ma‘rifa),
porque Allah ha dicho en el Corán: ‘No he creado a los genios y a los seres
humanos sino para que me adoren’, e Ibn ‘Abbâs explicó que significa ‘para
que me conozcan’...”. Al-Yunáid dijo: “La primera cuenta del collar del
saber que adorna al siervo es el conocimiento que debe tener la obra de su
Artífice, y el que debe tener el ser contingente de su advenimiento,
diferenciando así al Creador de la creación, y al Eterno de lo
circunstancial, respondiendo humildemente a su Llamada y reconociendo la
obligación de obedecerle. Si (el siervo) no sabe lo que él es no puede
reconocer el dominio de quien es Rey en su naturaleza”.
6. Abû t-Táyyib
al-Marâgi dijo: “La razón (‘aql)
tiene la capacidad de guiar (dalâla),
la sabiduría (hikma) tiene
la capacidad de señalar (ishâra)
y el conocimiento (ma‘rifa) tiene
la capacidad de dar fe (shahâda).
La razón muestra, la sabiduría sugiere y el conocimiento testimonia que la
pureza de las prácticas espirituales no se alcanza más que con la pureza del
Tawhîd”.
7. Se preguntó a al-Yunáid
por el Tawhîd y respondió: “Es singularizar al Unificado comprobando
su Unidad (Wahdânía) en la
perfección de su Unicidad (Ahadía),
que Él es Uno, que no ha engendrado ni ha sido engendrado, negándole
contrarios, iguales o similares, sin antropomorfización, ni modalización, ni
representación, ni comparación: ‘Nada hay que se le asemeje, y Él oye y
ve’...”.
8. Se le preguntó a
Abû Bakr aç-Çahrâbâdzi por la Gnosis (Má‘rifa),
y respondió: “La Má‘rifa es un
nombre que significa que en el corazón hay una glorificación que te impide
la anulación (ta‘tîl) y la
comparación (tashbîh)”. Abû l-Hásan
al-Bâshinaÿi dijo: “El Tawhîd
es que sepas que Él no se parece a las entidades (dzawât) y no carece de Atributos (Sifât)”.
9. Al-Husáin
ibn al-Mansûr dijo: “Ha impuesto a todos la contingencia porque la
Eternidad le pertenece. La accidentalidad acompaña necesariamente a lo que,
para aparecer, necesita cuerpo. Las energías de quien es reunido como
consecuencia de la acción de un instrumento, están a merced de Quien lo
compone, y unas veces lo junta y otras lo separa. Quien es sostenido por
algo distinto a sí mismo, es asaltado por la necesidad. Quien está sujeto a
la ilusión no puede salir del círculo de las representaciones. Quien es
cobijado por el espacio exige de un dónde. Y está condicionado quien busca
(conocer) algo que pertenece a un género. Pero Él no está a la sombra de
ningún ‘por encima’ (de Él), ni lo soporta un ‘por debajo’, ni tiene frente
a sí ningún límite, ni querella junto a Él ningún ‘junto a’, ni se apodera
de Él ningún ‘desde detrás’,
no hay un ‘frente a sí’, no lo manifiesta ningún ‘anterior’, ni lo
niega un ‘posterior a Él’, no lo reúne un ‘todo Él’, ni lo hace Uno un
‘ser’, ni lo hace desparecer un ‘no ser’, su descripción es ‘no tiene
descripción’, su acción no tiene causa, su Presencia no tiene finalidad. No
está afectado por las circunstancias que sujetan a sus criaturas. No tiene
mezcla con sus criaturas. Ni roza nada con su acción. Se diferencia de su
creación por su Eternidad Sin Principio, de igual modo que los seres se
distinguen de Él por su accidentalidad. Si preguntas por Él diciendo ¿cuándo
(empezó a ser)?, Él ya se ha adelantado al tiempo. Si dice ‘Él’ (Hw), la H y
la W son obra suya. Si preguntas ¿dónde está?, Él precede al espacio. Las
letras son sus signos, su existencia es la afirmación (que Él ha hecho) de
Sí Mismo. Conocerlo es reunificarlo (Tawhîd) y reunificarlo es
distinguirlo de su creación. Lo que la ilusión se imagine, Él es distinto...
¿Cómo podría estar en Él lo que aparece a partir de Él? ¿Cómo volvería a Él
lo que surge de Él? No lo ven los ojos, no lo concretan las suposiciones. Su
proximidad es honra y su lejanía es deshonor. Está ‘arriba’ sin situación,
‘viene’ sin moverse. Él es el Primero y el Último, el Evidente y el Oculto.
Es el Próximo, el Lejano. ‘Nada se le asemeja y Él oye y ve’...”.
10. Un hombre se puso
en pie ante Dzû n-Nûn el Egipcio y le dijo: “Infórmame qué es el
Tawhîd”, y el sháij le respondió: “Es que sepas que el Poder de
Allah está en las cosas sin mezcla y que hace las cosas sin tocarlas. La
razón de todo es su Acción, la cuál carece de razón. Ni en los cielos más
elevados ni en las tierras más profundas hay Agente más que Allah Allah es
distinto a todo lo que imagine tu ilusión. Eso es el
Tawhîd”. Y al-Yunáid dijo: “El
Tawhîd
es tu conocimiento y tu afirmación de que Allah es Uno-Singular en su
Eternidad, sin segundo. Y nada hace lo que Él”.
11. Abû ‘Abd Allah
ibn Jafîf dijo: “La esponjosidad espiritual (Îmân)
es la confirmación que los corazones hacen de lo que Allah enseña sobre las
cosas invisibles”.
12. Sahl ibn ‘Abd
Allah at-Tasatturi dijo: “Los dotados de sensibilidad espiritual (los
mûminîn) mirarán hacia Allah (en
al-Âjira) con los ojos, sin abarcarlo ni descubrir en Él un término
final”. Abû l-Hásan an-Nûri dijo: “Allah ha mirado a los corazones y
no ha visto ninguno más ansioso de Él que el de Muhammad (s.a.s.) y por ello
lo honró elevándolo hasta Él (el
Mi‘râÿ), como adelanto de la Visión (Ru-ya)
y el Diálogo (Mukâlama) -que
tendrán lugar en al-Âjira-”.
13. Abû ‘Uzmân al-Magribí
preguntó un día a su discípulo Muhammad ibn al-Mahbûb: “Oh, Muhammad,
si alguien te preguntara dónde está el Señor al que adoras, ¿qué le
responderías?”, y le respondió: “Le diría que está donde estaba”. Su maestro
volvió a preguntarle: “Y si te preguntara dónde estaba, ¿qué dirías?”, y
Muhammad le dijo: “Le diría que está donde está ahora”... Es decir, Él era
cuando no había dónde y ahora es como era. Dijo Muhammad ibn al-Mahbûb:
“A mi maestro le complació oír lo que le dije, se quitó su túnica y me la
dio”.
14. Se preguntó a Abû
‘Uzmân por las criaturas y dijo: “Son formas y cuerpos en los que se
realizan las determinaciones del Poder”. Y al-Wâsiti dijo: “Los
cuerpos y los espíritus existen sostenidos por Allah y han aparecido como
resultado de Él, no como resultado de sí mismos, y lo mismo sucede con los
movimientos y los pensamientos, que son ramificaciones de los espíritus y de
los cuerpos”... y con esto el maestro declara que las adquisiciones de las
criaturas son creación de Allah (jalq),
y del mismo modo que Allah es el Creador de las sustancias, lo es de las
circunstancias. Abû Sa‘îd al-Jarrâç dijo: “Quien crea que alcanza un
objetivo como resultado de
realizar un esfuerzo está equivocado y quien crea que se alcanza un objetivo
sin realizar un esfuerzo está equivocado”.
15. Se le preguntó a
al-Wâsiti si el Kufr es negación de Allah o un rechazo provocado por
Allah, y respondió que el rechazo, la aceptación, este mundo y el otro
mundo, son de Allah, van hacia Allah, por Allah, para Allah, en Allah tienen
su comienzo y su punto de partida y en Allah tienen su meta y su punto de
retorno, por Allah permanecen o son destruidos, y son para Allah dominio y
creación.
16. Se preguntó a al-Yunáid
por el Tawhîd y respondió: “Es la Certeza (Yaqîn)”, y le preguntaron entonces qué es la Certeza, y respondió:
“Es tu conocimiento de que los movimientos y calmas de las criaturas son
Acción de Allah, sólo Él sin asociado alguno. Cuando lo sepas, lo habrás
reunificado”. Un hombre se presentó ante Dzû n-Nûn el Egipcio y le pidió que
rogara a Allah en su favor, y el sháij le dijo: “Si en la Ciencia de lo
Oculto se te ha dado la fuerza de la sinceridad en el
Tawhîd, ¡cuántas invocaciones tuyas ya han sido respondidas!, y
si no es así, de nada le sirve gritar al que se está ahogando”. Al-Wâsiti
dijo: “El Faraón declaró abiertamente ser un dios, y lo mismo hacen, pero
veladamente, los mu‘taçilíes (defensores del libre albedrío) cuando dicen:
‘El ser humano hace lo que quiere’...”.
17. Abû l-Hásan
an-Nûri dijo: “El Tawhîd
es cualquier idea que te asalte señalando hacia Allah cuando no compiten con
ella las sugerencias de la antropomorfización (tashbîh)”.
Abû ‘Ali ar-Rûdzabâri dijo: “El Tawhîd
es la rectitud del corazón afirmando su descarte de la anulación (ta‘tîl)
y su rechazo a la comparación (tashbîh).
El Tawhîd está resumido en
una sola frase: ‘Allah es distinto a todo aquello que la imaginación o la
ilusión se representan’, y es porque Allah ha dicho en el Corán: ‘Nada se le
asemeja y Él es el que oye y ve’...”.
18. Abû l-Qâsim an-Nasrâbâdzi
dijo: “El Paraíso (Yanna)
permanece (para siempre) porque Él lo hace permanecer, y su recuerdo de ti
(en él), la misericordia con la que te abarca ahí, su amor con el que te
complacerá, permanecerán son su permanencia. Una gran diferencia hay entre
lo que permanece porque Él lo hace permanecer y lo que permanece por su
propia permanencia”. Lo que dice el sháij an-Nasrâbâdzi es lo
correcto, porque la Gente de la Verdad (Ahl
al-Haqq) afirma que las Cualidades de Allah son eternas por la
eternidad misma de Allah. An-Nasrâbâdzi también dijo: “Vas de las
Cualidades de Acción a las Cualidades de Identidad, y ambas son Cualidades
de Él. Cuando te quiere asentar en el rango de la dispersión te hace
acompañar de sus Cualidades de Acción, y cuando quiere reunirte haciéndote
alcanzar el rango de la Síntesis te acompaña de las Cualidades de la
Identidad”. An-Nasrâbâdzi era el maestro de su tiempo.
19. Al-Yunáid dijo:
“¿Cómo podría estar en contacto Quien no tiene semejante ni igual con lo que
tiene semejante e igual? ¡Fuera esa idea! ¡Es una ocurrencia sorprendente!
Lo que hay es la Sutileza del Sutil donde no hay percepción, ni ilusión, ni
comprensión, más que la señal (ishâra)
de la Certeza y la verificación (tahqîq)
de la Sensibilidad espiritual (Îmân)”.
20. A Yahyà
ibn Mu‘âdz se le dijo: “Infórmanos acerca de Allah”, y respondió: “Es el
Insondable Uno”. Le preguntaron: “¿Cómo es?”, y dijo: “Un Rey Poderoso”. Le
dijeron: “¿Dónde está?”, y contestó: “Al acecho”. El que preguntaba replicó:
“No eran esas las respuestas que esperaba”, y él dijo: “Cualquier otra cosa
es propio de las criaturas. Sobre Él sólo puede decirse lo que te he dicho”.
Ar-Rûdzabâri dijo: “Todo lo que la imaginación ilusoria diga de Allah debido
a su ignorancia es refutado por la razón, que enseña que Él es distinto”.
21. Ibn Shâhîn
preguntó a al-Yunáid por la significación de la preposición ‘con’ (ma‘a)
en expresiones coránicas en las que se dice que Allah está ‘con’ alguien, y
al-Yunáid respondió: “La preposición ‘con tiene dos significados. Allah está
‘con’ los profetas, quiere decir que los auxilia y los defiende, como dice
el Corán: ‘Estoy con vosotros: Yo oigo y veo’. Y Allah está ‘con’ la
generalidad de la gente en el sentido de que sabe y abarca, tal como dice el
Corán: ‘No hay reunión de tres sin que Yo sea el cuarto’...”. Ibn Shâhîn
dijo entonces: “Quien se asemeje a ti vale como guía para la Nación (Umma)”.
22. Se le preguntó a
Dzû n-Nûn el Egipcio por el significado del versículo: “El Misericordioso (Rahmân)
se estableció sobre el Trono (‘Arsh)”,
y él respondió: “(Con ese versículo) Allah se afirma a Sí Mismo y se niega
un lugar, porque Él existe por sí mientras que las cosas existen como
resultado de su querer y como Él quiere (y por tanto no son espacio para Él,
ni tan siquiera el Trono)”. Respondiendo a la misma pregunta, ash-Shibli
dijo: “Allah es eterno mientras que el trono es una creación suya. Es el
Trono el que es establecido por Allah”. Y Yá‘far ibn Nasîr dijo: “Se
estableció su Ciencia, nivelándose de tal modo que no hay nada más cercano a
Él que otra cosa”.
23. Yá‘far as-Sâdiq
dijo: “Quien opine que Allah está en algo o que proviene de algo, o que está
sobre algo, comete asociación (shirk),
pues si estuviera sobre algo sería trasportado, si estuviera en algo estaría
encerrado y si proviniera de algo sería contingente”. Comentando las
palabras del Corán en las que se dice que Allah ‘se acercó’ a Muhammad (s.a.s.),
Yá‘far as-Sâdiq dijo: “Quien se imagine que Él, en esencia,
‘se le acercó’, establece una distancia. El acercamiento de Allah significa
que cada vez que Muhammad (s.a.s.) se acercaba a Él, Él lo alejaba de los
conocimientos (es decir, de las limitaciones y los supuestos). En cualquier
otro sentido, no hay ni cercanía ni lejanía”.
24. Leí escrito por
el puño de Abû ‘Ali ad-Daqqâq que alguien preguntó a un sufi dónde está
Allah, y el sufi respondió: “¡Allah te pulverice! ¿Preguntas por un dónde en
la Fuente?”. Al-Jarrâç dijo: “La esencia de la proximidad (qurb)
es perder el sentido de las cosas en el corazón y es la paz de la conciencia
ante Allah”.
25. Al-Yunáid, en sus
Respuestas a las Cuestiones Sirias, escribió: “La confianza (tawákkul)
es la acción del corazón y el Tawhîd
es la palabra del corazón”. En la misma obra dijo al-Yunáid: “Allah se ha
reservado el conocimiento de lo oculto, sabiendo lo que es y lo que no es
-de ser- cómo sería”. Al-Husáin ibn al-Mansûr dijo: “Quien
conoce la esencia del Tawhîd
deja de preguntar ¿por qué? y ¿cómo?”.
26. Al-Yunáid dijo:
“La más noble y mejor de las asambleas (maÿlis) es sentarse con la reflexión
para recorrer los dominios del Tawhîd”
. Y al-Wâsiti dijo: “Allah no ha creado nada más noble que el
espíritu (rûh)”.
27. La trascripción de estas frases sufíes demuestra que los maestros de la Vía coinciden con las Gentes de la Verdad (Ahl al-Haqq) coincidiendo todos en la Cosmovisión (‘Aqîda) de los musulmanes. Bástennos estas pocas citas, porque de lo contrario nos saldríamos de los límites que nos hemos impuesto de ser concisos en la exposición de los temas.