EL ÁDAB ANTE ALLAH

 

El Ádab, la cortesía, en su sentido más estrictamente islámico, es la actitud que se debe adoptar ante algo cuyo valor se reconoce, es la forma de respeto con la que nos relacionamos con las cosas porque las valoramos. Eso convierte el Ádab en un acto de conocimiento, es el conocimiento y la sabiduría que el musulmán muestra en su relación con las cosas.

 

Para entender realmente lo que significa el Ádab en el Islam, ante todo hay que analizar  que es el Ádab con Allah. Puesto que el Ádab es reconocer la importancia de algo, tener un conocimiento intimo de algo, evidentemente el respeto, la consideración en la que un musulmán debe tener a Allah es la mayor de las cortesías que debe expresar, y el Ádab hacia Él es radical y profundo.

 

        Si tener Ádab hacia las personas, las cosas, los momentos de la existencias es ante todo conocer las cosas y su importancia, el musulmán que conoce a Allah, y que sabe que es su creador, su Señor y su destino, que es Él que lo ha hecho en el pasado, Él que le da existencia ahora mismo en el presente y hacia Él que se encamina tras la muerte, no puede tener un solo instante de falta de respeto a Allah.

 

        Ya que el primer paso hacia el Ádab es el conocimiento, tendremos que hacer una serie de reflexiones sobre lo que conocemos de Allah, veremos entonces como el alcance del Ádab que se ha de tener ante Allah es enorme porque abarca la cosmovisión misma del musulmán.

 

        Tenemos diversos momentos en nuestro conocimiento de Allah, y cada conocimiento que tenemos de Allah debe motivar en nosotros una reacción que manifieste este conocimiento, hacer esto es Ádab.  

 

La primera forma de Ádab que un musulmán ha de tener ante Allah es el Shukr, la gratitud, que es la esencia del Ádab, de la cortesía con Allah.

El Shukr nace de la absoluta conciencia del musulmán de el Favor de Allah, es el Ádab, la cortesía, del musulmán en la contemplación del Favor de Allah.  Eso quiere decir que el musulmán se ve a si mismo como el resultado de un acto de absoluta generosidad de Allah. El simple echo de existir depende de un proceso prodigioso que tiene lugar absolutamente al margen de nuestra voluntad, por lo tanto el ser humano en si mismo, no es nada, cada uno de nosotros no es nada de lo que es, si no el resultado de lo que Allah ha querido que fuera. No hay nada que nos pertenezca que no haya sido querido por Allah, todo lo que somos, y todo lo que tenemos, nuestros cuerpos, nuestra inteligencia, nuestros pensamientos, han sido forjados por Allah. La conciencia que el musulmán tiene de su creador, de su razón de ser, de lo que lo hace ser, le hace saber que por si mismo no es nada y todo lo que es lo debe. A esto le llamamos reflexionar sobre el Favor de Allah, reconocer que no somos otra cosa que lo que Allah ha querido, que nuestra existencia no depende de nosotros, y que todo lo que tenemos, la existencia entera es el resultado de un don, de un regalo de Allah. Saber esto demanda una actitud de Shukr, gratitud, que es la primera cortesía que hay que tener con Allah.

 

El Shukr se manifiesta de dos formas: Ta’a, obediencia y Hamd, elogio. Lo que aquí quiere decir Ta’a, obediencia, es utilizar aquello que Allah nos ha dado para el fin con el que Él nos lo ha dado, o sea no estropear Sus dones. Tener Ta’a quiere decir emplear cuerpo, pensamientos, todo lo que has recibido de Allah, con el objetivo para el que se te ha dado, ya que todo tu ser se lo debes a Él, porque hacerlo de otra manera seria falta de respeto, falta de Ádab. En este sentido utilizar debidamente el cuerpo según nos enseña el Islam, es la forma más sencilla de agradecer el tenerlo, la primera condición para que nuestra actitud hacia Allah sea de Shukr, de gratitud.

 

        Utilizar el cuerpo y todo lo que Allah nos ha dado para destruirse equivale a despreciar sus dones. Merece la pena notar como esta visión de la existencia ya de por si acaba radicalmente con algunas ideas y actitudes autodestructivas tan frecuentes en  la sociedad que nos rodea.

 

La segunda forma de manifestar Shukr, es el Hamd, o sea elogiar a Allah. El Islam es ante todo sensatez, que en su inmediata vivencia no necesita recurrir a elucubraciones metafísicas. Cuando el musulmán dice Alhamdulillah, está simplemente aplicando a su relación con Allah su conocimiento de las cosas, de todo lo que reconoce en su propia existencia, y sobre esto construye su espiritualidad.

 

        El Profeta (s.a.s.) dijo: “Contar las bondades de Allah es un acto de agradecimiento, y olvidarlas es incredulidad. Aquel que no está agradecido por el bien más mínimo no lo será por el más grande, y aquel que no dá las gracias a la gente no dará las gracias a Allah”. Relacionándonos con la existencia  aprendemos cosas que nos sirven para relacionarnos con Allah, si sabemos que nos gusta que si hacemos algo bueno se nos diga, se nos den las gracias, lo mismo haremos con Allah.

        Para recordar la importancia que tiene ser agradecidos a Allah, también verbalmente, cabe acordarnos de otros dos hadices de Sidna Muhammad (s.a.s):  “Las frases más amadas por Allah son cuatro: Subhana Allah, Alhamdu Lillah, La Ilaha Illa Allah, Allahu Akbar, dá igual cualquiera de ellas por la que empieces”. “Las palabras más amadas por Allah son cuando el ser humano dice: “Subhana Allah wa BiHamdihi”. 

 

Decir Alhamdulillah es entonces expresar la gratitud que sentimos hacia Allah, que como nos dice el Corán, es al-Hamid, El Digno de elogio, porque realmente valoramos lo que nos ha dado.

 

         La segunda forma de Ádab que un musulmán ha de tener ante Allah es el Haya, el pudor. El Islam nos enseña que Allah lo sabe todo, Él es As-Sami’ y Al-Basir, Él que todo lo oye y todo lo ve, el Omnisciente, y que Allah no deja de estar presente en ningún instante, y “Adonde quiera que os volváis allí está la faz de Allah”(Corán, 2-115). El Corán nos dice también que Allah vela sobre todo, que Allah siempre nos observa, que Allah está atento a lo que hacemos, que somos absolutamente visibles para Allah. Saber que no podemos ocultarnos ante Allah y que Él es inseparable del ser humano, puesto que es Él que lo está haciendo existir en cada instante, es ser realmente consciente de lo que llamamos la Ciencia de Allah.

 

        Evidentemente el Ádab, la cortesía, que corresponde a la contemplación, a la apreciación de que Allah lo sabe todo, sentir su presencia constantemente, será el Haya,  el pudor, sentir vergüenza ante Allah.

 

        En este sentido se puede entender el Hadiz del Profeta (s.a.s.) que dice: “Si no te da vergüenza, hazlo”, que no quiere en absoluto decir que se pueda hacer cualquier cosa,  porque el musulmán que siente la presencia de Allah, que sabe que es vigilado por Allah, no podrá no sentir vergüenza ante Él y sabrá lo que puede hacer, lo que no debe hacer y la actitud de respeto que tiene que tener ante Él.

 

        El Corán dice: “Allah sabe lo que ocultáis y lo que manifestáis, tanto interiormente como exteriormente.” El pudor es realmente este sentimiento de que estamos constantemente en presencia de Allah.  

 

          La tercera forma de manifestar cortesía, Ádab, ante Allah es el Tawakkul, el abandono en Allah. Un punto importante sobre que el musulmán tiene que reflexionar en su relación con Allah es el Poder de Allah.

 

        El musulmán sabe que lo realmente eficaz en esta existencia es lo que Allah quiere, que solamente tiene cumplimiento lo que Allah quiere. Allah es Él que hace todas la cosas, es la razón de ser de todas las cosa, y ante este conocimiento, ante este dato, la cortesía que le corresponde por parte del musulmán, es el Tawakkul, el abandono completo y absoluto en Allah, entregarse confiadamente a Allah.

 

        Saber realmente que todo está echo por Allah, que Allah todo lo rige, ser consciente del Poder de Allah, significa saber también que realmente hagas lo que hagas tú, lo importante es lo que Allah decida. Pero eso no quiere decir en absoluto resignarse o no responsabilizarse, no hacer nada, más bien quiere decir hacer todo lo que se puede hacer sin olvidar que realmente el resultado depende de Allah.

 

El Tawakkul es poner en manos de Allah nuestra existencia, sin que esto quiera decir dejar que las cosas pasen esperando milagros, sino simplemente ser responsables de nuestras acciones, teniendo a la vez total confianza en Allah, hacer todo lo que podamos, de la forma que mejor podamos, pero sin olvidarnos nunca que al fin al cabo todo depende de Allah. Es lo que quiere decir cuando decimos InshAllah, que no es ningún fatalismo, sino tener el corazón pendiente de Allah, que es Él de que todo depende, sin dejar de actuar con sensatez, hacer todo lo que se puede y poner en mano de Allah el resto.

 

El Tawakkul, que es signo de cortesía en presencia del Poder de Allah, y también es una forma de ser, la columna vertebral del musulmán,  es tener una actitud con todo lo que sucede, con nuestros propios esfuerzos y con las consecuencias de nuestros actos, teniendo en cuenta el Poder de Allah en cada momento, fluyendo con Allah y entregándose a Él.

 

Contrario al Tawakkul, que es la cortesía que Allah nos exige por la presencia de Su Poder en todas las cosas, son las obsesiones, las frustraciones, la desesperación del ser humano.  Si el universo entero ha sido echo por Allah, si el universo entero es mantenido constantemente por Allah, si Allah va a destruir el universo, si Allah nos ha echo y nos sostiene en este momento, si todo lo que tenemos y todo lo que existe depende de lo que el cree y recree en cada instante, de la coincidencia de factores que se nos escapan y que todos son resultado de lo que Allah quiere, solamente podemos actuar  sabiendo que lo realmente eficaz es lo que se nos escapa, que es lo que Allah quiere de cada instante. A eso se le llama Tawakkul, confiar en Allah, actuar con sabiduría  sabiendo cual es la razón de todo, confiando exclusivamente en Allah, entregándose completamente a Él.   

 

La cuarta forma de cortesía con Allah es el Du’a, la invocación, que surge de la contemplación de la Rahma de Allah.  El musulmán sabe y vivencia de una forma muy intensa que la existencia entera y todo aquello de que disfruta es el resultado de un desbordamiento de la exuberancia de Allah porque sí.

 

Hemos visto, hablando del Favor de Allah que todo lo que tenemos nos lo ha dado Allah, que en sì mismo el ser humano no es nada, y es más, el ser humano no ha echo nada para conseguir lo que es, no tenemos ninguna virtud especial que nos haga merecedores de nuestra existencia y de tener lo que tenemos, todo lo de que disfrutamos nos ha sido regalado porque sí. Darse realmente cuenta de esto es calificar a Allah como Rahman, Rahim, absolutamente Misericordioso.

 

        Si eso es así, si todo nuestro ser es el resultado de un don, de algo absolutamente prodigioso, no debemos poner algún limite a la Rahma de Allah, a su Misericordia, a su Generosidad, a su Abundancia.

 

        Por lo tanto el Ádab que corresponde a la contemplación de la Rahma de Allah es el Du’a, la invocación, pedirle a Allah, porque pedirle a Allah es reconocer que Él da sin motivo. Sidna Muhammad (s.a.s.) decía “Pedirle a Allah hasta que baje el precio de la sal en el mercado”. Eso quiere decir que no tenemos que poner limites a la capacidad que tiene Allah de hacer el bien. La Rahma de Allah es para todo, y pensar que la Misericordia de Allah solo sea para cosas importantes es ponerle limites. Es más, quien considere que ya tiene suficiente con lo que Allah le ha dado desconoce lo que Allah puede darle, quién piensa que no tiene nada que pedir a Allah porque no necesita nada, olvida que Allah es absolutamente abundante y que la Rahma de Allah tiene un alcance que no podemos ni tan siquiera imaginar,  el Corán dice “Les daré lo que me piden y más”. Allah dará a quien le ruegue, decía el Profeta (s.a.s.) “Invocad a Allah estando seguros de que va a responder”.

 

El Du’a es entonces la gran ambición del ser humano que tiene el derecho y la obligación  de pedirle a Allah, de todo, para todo, en cualquier momento, y que si no lo hace, esta ignorando  la Rahma de Allah. Este es el Ádab que el musulmán ha de tener frente a la Misericordia de Allah, en el que reconoce que Allah es absolutamente abundante.  

La quinta forma de Ádab con Allah es el Taqwa, el temor a Allah, el sobrecogimiento del corazón frente a la Violencia de Allah.

 

Frente a la percepción de la Inmensidad de Allah, de que Allah es Al’Azim, de que no tiene limites ni definición posible, el ser humano se encuentra desprevenido, y esa sensación de absoluta pequeñez frente a lo que nuestra razón no puede alcanzar es un conocimiento de Allah que conduce a la Taqwa.

 

Sabemos que todo lo bueno viene de Allah, y sabemos  también que Allah ha creado el universo y lo destruye, que nos ha creado a cada uno de nosotros y ha puesto como meta final de nuestra existencia la muerte, que ha creado la salud y la enfermedad, y que tenemos cosas y nos priva de ellas, pues sabemos entonces que Allah puede ser terrible. Ver la existencia entera quiere decir ver que también en muchas ocasiones es terrible, y lo mismo que lo bueno viene de Allah también de Él viene lo que es terrible, verlo de otra forma seria tener un Islam cojo. Porque decir que Allah es Wahid, Uno, es una afirmación radical que lo abarca todo, es decir que Allah es Al-Muhyi y Al-Mumit, Aquél que da la vida y Aquél que da la muerte, que si Allah es Rahman también es Ad-Darr, que si es Él que da es también Él que quita.

 

        Por lo tanto como contemplamos la belleza del mar en calma, no tenemos que olvidar que existe también el mar bajo la tempestad, y que Allah es bello y majestuoso, que es misericordioso y poderoso y que no complace a nadie.

 

El Ádab ante la Violencia de Allah, la forma que tenemos de reconocer la fuerza de Su Violencia es lo  que llamamos Taqwa, el sobrecogimiento del corazón en el recuerdo de Allah, es decir que lo mismo que en el musulmán Allah despierta amor, también tiene que despertar temor, y ese temor es una cortesía, es Ádab, porque es signo de conocimiento, de la conciencia de la absoluta Unicidad de Allah. Tener temor a Allah, Taqwa, es tener en cuenta a Allah en su totalidad.

 

Además el Taqwa es una de las mayores virtudes que existan, porque significa saber que Allah se nos muestra con más fuerza en aquello que nos desagrada que en aquello que nos agrada. De echo, es cuando Allah se nos muestra en su faz terrible, cuando más nos volvemos hacia Él, y resulta que lo mas eficaz para despertar nuestra conciencia y hacernos conocer a Allah, es precisamente cuando nos atormenta con lo que no nos gusta, porque en lo bueno pocas veces damos las gracias mientras en la destrucción es cuando descubrimos que realmente no somos nada y inmediatamente buscamos a Allah, y de echo a menudo las calamidades provocan en nosotros un resultado mejor. Dijo el Profeta (s.a.s.) “Cuando Allah ama a alguien abate sobre él calamidades para escuchar su recogimiento”.  

 

La sexta cortesía adecuada respecto a Allah es La valoración de nuestros actos. Sabemos, y lo hemos visto hablando de la Ciencia de Allah, que Allah está siempre presente, que lo observa absolutamente todo, que es testigo de lo que hacemos, “la vista no Le alcanza, pero sí Él alcanza la vista. Él es el Sutil, el Bien Informado” (Corán, 6_103), Allah es Al-Latif, Al-Jabir, nada se le puede esconder, Él es Al-Hasib y Al-Muhsi, Él que tiene todo en cuenta, Él que pide cuentas.

 

        Sabemos entonces, por la Revelación, que Allah mide y pesa nuestros actos, que nuestras acciones son recompensadas o castigadas por Allah, que existe el bien y existe el mal,  que Allah ve una cosa y la otra, y lo valora, y lo mide de forma distinta.

        Es decir que sabemos perfectamente que no da igual lo que nosotros hagamos, y ser consciente de la presencia constante de Él que nos está haciendo ser, conocer la resonancia y el alcance de cada uno de nuestros actos, saber que Allah valora y mide nuestras acciones es Ádab hacia Allah, no tener eso en la debida consideración, seria descuido, desdén.  

 

Podemos ver en esto como el Islam sea absolutamente equilibrado en su visión de la existencia y en su practica. Si tenemos que tener Tawakkul, y entregarnos en Allah, confiando plenamente en Él, porque conocemos Su Poder, también tenemos que valorar y medir nuestros actos, porque sabemos que Él lo hace, y esto nos responsabiliza. De la misma forma, como conocemos la Rahma de Allah, también conocemos Su Violencia, y al fin al cabo nuestro Du’a y nuestro Taqwa serán movimientos hermanos de nuestro corazón.

 

Hemos dicho al principio que el Ádab está estrictamente relacionado con la ‘Aqida del musulmán y de echo hemos estado viendo como realmente esos ádab, esas cortesías, manan de una valoración de la existencia propiamente islámica.

 

        Hablando de Allah y de la cortesía que se Le debe nos ponemos ante la existencia contemplada como acto creador, y el Ádab con Allah es realmente el resultado de nuestra apreciación de las cosas, del universo, de la existencia. El Kufr (Kufr es contrario de Shukr) es lo contrario de todo lo que  hemos dicho hasta ahora, es desconocer por completo la trascendencia que tiene la existencia, es pura ignorancia.

 

Rahma de Fina