Un genocidio a sangre fría
Los misiles Qassam: una vil excusa que no engaña a nadie
Yvke
Al Estado de Israel no le importa la verdad, como no le importa un comino la vida de civiles ni el Derecho Internacional. Estados Unidos e Israel justifican la masacre del sábado en Gaza por el hecho de que la resistencia palestina contra la ocupación lance misiles de fabricación casera contra las poblaciones israelíes aledañas a Gaza. |
El poder mortífero de los cohetes
Qassam quedó demostrado este sábado, después del peor ataque israelí
contra los palestinos en 40 años, cuando Hamas lanzó 20 de estos
proyectiles y dejó un saldo de una ciudadana israelí asesinada. Una
víctima civil israelí contra más de 230 civiles palestinos asesinados.
Esa desproporción no es sino evidencia de la desigualdad de fuerzas
entre uno de los Ejércitos mejor equipados del mundo y un movimiento
de resistencia palestino que se alimenta de la desesperación de los
palestinos en los territorios ocupados, donde la muerte parece el
único destino claro: mártir o víctima, esa es la única opción para
los niños palestinos que viven todos los días bajo la bota militar
israelí.
La cuestión no es si se justifica o no el terrorismo, nadie se
confunda. La cuestión es, de nuevo, de proporciones. Equiparar los
crímenes de Hamas con los del Estado de Israel es como comparar a
los judíos partisanos que combatieron la ocupación nazi en Europa
con el III Reich. Sencillamente inmoral, y criminal, porque hace
igual a la víctima y al victimario.
Claro que disparar proyectiles explosivos, así sean de fabricación
casera y alcance limitado, contra población civil viola todo el
Derecho Internacional Humanitario y la IV Convención de Ginebra.
Nadie dice que eso esté bien. El asunto es que hay gobiernos, como
el de Israel, Estados Unidos y Canadá, que esgrimen eso como
justificación de un bombardeo masivo contra una de las zonas más
densamente pobladas del mundo.
Según el cartel mediático internacional, los niños, las mujeres y
los civiles que vimos tendidos en las calles, o con el cuerpo
destrozado, son peligrosos “terroristas islámicos”. Pero sí nos
hablaron con detalle de la mujer israelí que murió víctima del misil
Qassam lanzado por Hamas.
Desde que la población palestina en los territorios ocupados se
levantó contra las Fuerzas Israelíes de Ocupación en septiembre del
año 2000, han muerto 430 civiles israelíes en los diversos atentados
y acciones armadas llevados a cabo por todas las facciones de la
resistencia palestina en su conjunto (1). En el mismo período, las
Fuerzas Israelíes de Ocupación han asesinado a más de cinco mil
civiles palestinos, entre ellos casi 900 niños (menores de 18 años
no combatientes).
Y, por cierto, según el
último reporte publicado por el Centro Israelí de Información para
los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados B´TSELEM ,
entre junio de 2004 y hasta el final de 2007 (es decir, en tres años
y medio) un total de once civiles israelíes y cinco palestinos
murieron a causa de ataques con misiles Qassam lanzados desde Gaza.
Esta organización israelí de derechos humanos califica, y con mucha
razón, el lanzamiento de cohetes Qassam como un “crimen de guerra”,
por las siguientes razones: “Las organizaciones palestinas que
disparan cohetes Qassam declaran abiertamente que se proponen
golpear, entre otros objetivos, civiles israelíes. Los ataques
dirigidos contra civiles son inmorales e ilegales, y el asesinato
intencional de civiles es una grave violación de la IV Convención de
Ginebra, un crimen de guerra, y no puede ser justificado, bajo
ninguna circunstancia. Es más, los cohetes Qassam son en sí mismos
ilegales, incluso aunque apunten a objetivos militares, porque los
cohetes son tan imprecisos que ponen en peligro la vida de los
civiles en el área desde la que son lanzados así como en la que
aterrizan, violando dos principios fundamentales de las leyes de la
guerra: diferenciación (entre objetivos militares y civiles) y
proporcionalidad (en el uso de la fuerza)”.
Si el lanzamiento de cohetes Qassam, con el poder mortífero antes
reseñado, es un crimen de guerra, ¿quién podrá calificar las
dimensiones del crimen cometido este 27 de diciembre por el Gobierno
de Ehud Olmert y George W.Bush en calidad de cómplice?
Y quien dice este 27 de diciembre, dice cualquier otra fecha en los
últimos 40 años, porque la masacre de civiles palestinos como
política intencional del Estado de Israel, incluyendo niños, viene
siendo sistemática en los territorios palestinos ocupados desde
1967.
Pero retomando el tema del artículo: las operaciones militares
israelíes "como respuesta al lanzamiento de cohetes Qassam" por los
palestinos, la lectura del informe del Centro Palestino para los
Derechos Humanos (CPDH) sobre los asesinatos de niños en la Franja
de Gaza por las Fuerzas Israelíes de Ocupación, titulado "Sangre en
sus manos", es revelador:
"Cuando los civiles son asesinados en la
Franja de Gaza, el Estado de Israel alega permanentemente que es en
respuesta al lanzamiento de misiles por parte de grupos militantes
desde el interior de Gaza. Sin embargo, las investigaciones del CPDH
sobre las muertes de civiles, incluyendo las muertes de niños en
Gaza, refutan sistemáticamente estos argumentos.
En septiembre de 2006, el diario de Londres “Independent” publicó un
informe en primera plana sobre las muertes de niños en Gaza que se
convertiría posteriormente en una noticia internacionalmente
divulgada. “Gaza: los niños asesinados en una guerra sobre la que el
mundo no quiere saber nada” se centraba en las muertes de civiles
palestinos en la Franja de Gaza durante una operación militar a gran
escala de las Fuerzas Israelíes de Ocupación, denominada “Operación
Lluvia de Verano” que asesinó al menos a 153 palestinos en
junio-julio de 2006. Noventa y seis de las víctimas eran civiles
desarmados, incluyendo al menos a 31 niños. El hecho de que civiles
desarmados llevaran la peor parte de los ataques de las Fuerzas
Israelíes de Ocupación ilustra claramente el nivel de fuerza letal
excesiva que las Fuerzas Israelíes de Ocupación emplean
permanentemente contra los civiles palestinos.
Israel se ha negado siempre a investigar los asesinatos de civiles
desarmados por las Fuerzas Israelíes de Ocupación, incluyendo los de
niños. En las extraordinarias ocasiones en que se han abierto
investigaciones oficiales sobre asesinatos de civiles palestinos por
las Fuerzas Israelíes de Ocupación, las investigaciones han sido
realizadas por las propias Fuerzas Israelíes de Ocupación.
El 9 de junio de 2006, un barco cañonero israelí disparó siete
proyectiles de artillería contra civiles en una concurrida playa en
Beit Lahia, en el norte de la Franja de Gaza. Siete miembros de la
familia Ghalia fueron asesinados en el ataque, y otros 32 civiles
fueron heridos. Una investigación posterior de las Fuerzas Israelíes
de Ocupación sobre los asesinatos de la familia Ghalia concluyó que
“la probabilidad (de que el proyectil israelí causara la masacre) es
absolutamente cero. No hay ninguna posibilidad de ello” (cita del
investigador de las Fuerzas Israelíes de Ocupación Mayor Meir Klifi
en el diario “Haaretz” del 14-06-2006). Esta afirmación de las
Fuerzas Israelíes de Ocupación contradecía frontalmente la
investigación del CPDH sobre los asesinatos de la familia Ghalia,
que demostró, más allá de cualquier duda razonable, que la familia
fue asesinada por los proyectiles de las Fuerzas Israelíes de
Ocupación. Human Rights Watch también investigó los asesinatos, y
concluyó que “Ha habido mucha especulación sobre la causa de los
asesinatos en la playa de la familia Ghalia, pero las evidencias que
hemos reunido sugieren con mucha fuerza que la culpa fue del fuego
de artillería israelí”.
El CPDH ha expresado su firme oposición a estas investigaciones
internas de las Fuerzas Israelíes de Ocupación, que no cumplen los
estándares internacionales de independencia y transparencia y no
representan ningún intento sincero por parte de las Fuerzas
Israelíes de Ocupación de hacer que sus miembros rindan cuentas por
los asesinatos de civiles palestinos desarmados, incluyendo niños.
Las investigaciones del CPDH sobre las muertes de los 68 niños
asesinados por las Fuerzas Israelíes de Seguridad en la Franja de
Gaza entre el 30 de junio de 2007 y el 30 de junio de 2008, han
puesto de manifiesto que en muchas ocasiones los objetivos buscados
por las Fuerzas Israelíes de Seguridad eran claramente niños.
El 21 de agosto de 2007, Abdul Qader Yousef Ashour, de trece años, y
Fadi Mansour al-Kafarna, de once años, fueron asesinados por las
Fuerzas Israelíes de Ocupación en Beit Hanoun, en el norte de la
Franja de Gaza. Los dos niños habían estado jugando con un amigo en
un huerto contiguo a la Escuela Secundaria Agrícola en las afueras
de la norteña Beit Hanoun, cuando las Fuerzas Israelíes de Ocupación
dispararon un misil tierra-tierra que los mató a ambos
instantáneamente. El tercer niño, Ahmed Sa’id al-Bo, de trece años
sufrió heridas de metralla por el ataque con misil. La madre e Abdul
Qader, Sabah Mohammed Jadallah Ashour, se encontraba a unos cientos
de metros de la Escuela de Secundaria Agrícola cuando escuchó el
estruendo de una explosión. “Eran las 5.45 p.m. Sabía que Abdul
Qader había estado jugando fútbol en el patio de la escuela”,
declaró al CPDH. “Corrí inmediatamente hacia el patio de la escuela.
De camino, un hombre me dijo que un niño llamado Fadi había sido
herido. Le pregunté si sabía algo de un niño de azul, porque mi hijo
estaba vestido de azul. Me dijo que el niño de azul había sido
desmembrado”. (Entrevista del CPDH con Sabah Mohammed Jadallah
Ashour, 09-07-08).
El CPDH visitó el lugar donde Abdul Qader Ashour y Fadi al-Kafarna
fueron asesinados. Fueron asesinados a 2-3 metros de la Escuela
Secundaria Agrícola, y aproximadamente 150 metros del emplazamiento
de un lanzador de cohetes. Miembros de las familias Ashour y
al-Kafarna confirmaron que ningún cohete se había lanzado desde Beit
Hanoun el 21 de agosto de 2007. El CPDH confirmó que las Fuerzas
Israelíes de Ocupación dispararon el misil tierra-tierra en las
inmediaciones de una escuela, donde docenas de otros niños estaban
jugando fútbol en el momento, poniendo en riesgo las vidas de todos
estos escolares.
Las familias de Abdul Qader Ashour y Fadi al-Kafarna afirman que los
dos niños fueron tomados como objetivo por las Fuerzas Israelíes de
Ocupación para presionar a los padres de la localidad a que evitaran
el lanzamiento de cohetes desde Beit Hanoun contra Israel".
Testimonios como éste son los que
nunca son noticia en el televisor. Revelan, por si nos quedaba
alguna duda, que lo ocurrido este sábado en Gaza es un crimen de
lesa humanidad, una masacre premeditada que no puede ser justificada
bajo ninguna excusa.
No quiero terminar estas líneas acudiendo a la consabida exigencia
de justicia y de cumplimiento del derecho internacional. Ese es el
deber de los gobiernos del mundo, que una vez más emiten
comunicados, más o menos firmes, pero que a la hora de la verdad, no
aplican sanciones económicas contra el Estado de Israel (por cierto,
que supeditar el acuerdo de libre comercio entre Mercosur e Israel
al cumplimiento de la IV Convención de Ginebra, al menos, sería un
gesto político que el Sur está en capacidad de hacer, dando ejemplo
de coherencia al mundo, empezando por la encanallada Unión Europea).
No. Termino como empecé. Viendo en el cuerpo destrozado del niño de
la foto y en la desesperación que lo rodea, a mi propio hijo.
Ponerse en el lugar de una madre palestina, así sea por cinco
minutos, es sobrecogedor. En estos días en que Belén esta presente
en millones de hogares, y nos inspira sentimientos de humanidad un
niño palestino que nació y murió bajo la ocupación de otro Imperio,
me pregunto por qué nos acongoja tan poco el destino de un millón y
medio de sus descendientes recluidos sin alimentos ni electricidad,
bombardeados y a las puertas de una incursión terrestre... Y por qué
somos tan condescendientes con los Herodes de nuestros días.