JUTBAS

     INDICE

Primera Parte  

       al-hámdu lillâh...  

         

        Tenemos que ser atentos en la práctica del Islam hasta hacer de cada acción un mundo lleno de significados. Sabemos que cada gesto de un musulmán quiere decir más cosas de las que aparenta, y para sacar jugo a sus posibilidades se exige de esa atención absoluta que es capaz de hacer aparecer las cosas más recónditas. Con el Islam podemos cumplir o podemos sacarle provecho. Cumplir con el Islam es hacer lo que Rasûlullâh (s.a.s.) nos ha dicho que hagamos, sacarle provecho es intuir que en cada una de sus palabras hay un secreto que sólo es capaz de entender el que acerca la oreja a los labios de Rasûlullâh (s.a.s.). Si conseguimos cumplir con el Islam con una atención verdadera, seguro que podremos captar esa dimensión mágica que hay en el corazón de cada acto del musulmán.

        Efectivamente, es más importante vivir con intensidad un solo Salât que escuchar mil lecciones acerca de sus significados El Salât está diseñado para hacer penetrar al musulmán en el universo unitario de Allah. Es una puerta, y las puertas están para ser atravesadas y no para estar eternamente tocando el timbre. Un hombre estuvo durante muchos años buscando la llave que le permitiera abrir esa puerta hasta que al final una voz le dijo:: " No hay llave, esa es la llave". Es decir, empuja la puerta y pasa, eso es lo único que  hay que hacer. Lo único que hay que hacer es pasar adentro, entregarse, abandonarse en Allah, y no complicar las cosas.. El Islam es extremadamente sencillo. Nos enseña que las puertas no están cerradas y que pasar adentro es fácil. Pero nosotros preferimos quedarnos en las puertas y hablar entre nosotros sobre lo tesoros quedados en el interior del palacio de Allah; eso es lo que hacemos y es lamentable. Rasûlullâh (s.a.s.) dijo que la lengua es algo que pierde al ser humano. Mucho hablar y poco hacer, eso es lo que Corán al-Karîm dice de los hipócritas: ¿Seremos nosotros hipócritas? Ya es hora de que al menos dejemos de parecerlo.

        En el Islam se nos prohíbe beber alcohol. Esto quiere decir que Allah nos exige estar permanentemente atentos y sobrios. El Islam no nos permite un instante de descuido. Es decir, nos enseña que hay demasiadas cosas a nuestro alrededor que no nos deben pasar desapercibidas, pero la mayor parte de la gente pasa por esta vida y parece como si jamás hubieran estado vivos. Y muchos musulmanes pasan por el Islam como borrachos que no se enteran de nada, y sin embargo el Islam es extraordinariamente rico y ofrece muchas cosas, pero solo el sobrio distingue con claridad, solo ése es capaz de llegar hasta Allah sin hacer eses. ¿No dijo Rasûlullâh (s.a.s.) que eran muchos los musulmanes que no sacan del Salât otra cosa que estar de pie delante de una pared? ¿No dijo que eran muchos los musulmanes que de Ramadán no sacan otra cosa que haber pasado hambre y sed? Pero, ¿quién es capaz de derribar con su mirada la pared que tiene enfrente cuando hace el Salât? ¿Quién es capaz de ayunar sin darse cuenta del hambre y la sed? Es capaz de hacer estas cosas todo aquel que pone su atención y su intención en Allah Uno. El que pone toda su atención y toda su intención en Allah Uno, llega a Él cada vez que hace el Salât y cada día de Ramadán. A nosotros nos resulta difícil porque no sabemos lo que es la atención y la intención. Estamos cómodos y a gusto en la dispersión. Para conquistar la atención que el Islam nos exige y que pone como única condición, deberíamos desapegarnos de muchas cosas, deberíamos abandonar el miedo y la pereza, y el miedo y la pereza son dos poderosas armas del Nafs. Con ellas, el Nafs se mantiene firme en su sitio. El miedo del Nafs nos enseña a desconfiar de Allah y su pereza nos impide dar pasos decididos, pero con desconfianzas y perezas no se llega a Allah, no se llega a lo infinito sino que uno se queda entre las paredes estrechas de un mundo miserable.

        El musulmán verdaderamente honesto, es el que no tiene reparos ante Allah. Se dice de él que es un mûmin, alguien que se ha abierto a Allah, ha abierto todas sus puertas y ha encontrado abierta la puesta de Allah, y se ha encontrado con el tesoro que lo ha hecho verdaderamente rico y poderoso. Y aunque yo no lo siga, escuchad este consejo: sed absolutamente atentos en cada Salât, haced cada uno de los Salât como enseñaba Rasûlullâh (s.a.s.), como si fuera a ser el último de vuestros actos, como si después fuerais a morir y fuera con lo que os presentáis ante Allah. Si pensáis en la muerte de este modo, sin duda, aunque sea durante un instante, perderéis vuestros miedos en Allah y vuestra pereza, y seréis ligeros ante el Uno, estaréis sin fardos y Él os quiere desnudos tal como os ha creado, os quiere ante Él sin vuestras riquezas, sin vuestros hijos, sin vuestras preocupaciones, os quiere únicos porque Él es el Uno, os quiere solos ante su soledad y vacíos ante su inmensidad.

    

        al-hámdu lillâh...  

      

        El Corán elogia a los "hombres a los que nada aparta del Recuerdo de Allah". No se trata de ascetas. Todos sabemos ya que el Islam no predica ningún tipo de ascetismo. Se trata simplemente de hombres y mujeres sabios, que no han sido engañados por sí mismos. Son hombres y mujeres que están entre el cielo y la tierra, y todo para ellos es expresión de lo esencial y han vuelto sus rostros hacia Allah. Son hombres y mujeres que han agrandado su capacidad para estar atentos y han descubierto a Allah en todo lo que les rodea, y ya no pueden dejar de recordar a Allah en cada instante. Su vida es normal, pero sus universos interiores son extremadamente ricos y opulentos. Son hombres y mujeres a los que nada aparta de Allah: para ellos, Allah es inmediato, los rodea, los abarca, los sostiene y los mueve: ¿cómo es el Salât de esos hombres y mujeres? Su Salât causa miedo, su ayuno causa miedo, su peregrinación causa miedo. Ellos y ellas causan miedo porque son absolutamente libres: nada poseen y nada los posee. Son musulmanes y musulmanas que han dicho la ilaha illa Allah, y lo han comprendido. Se han sumergido en lo que significa la ilaha illa Allah.  

             

du‘â ...

 

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