JUTBAS
JUTBA DEL 'ĎD AL FITR 27 - 12 - 2000 |
JUTBAT
AL-‘ÎD
Miércoles, 27 de diciembre de 2000
Primera
Parte
Allahu
Ákbar, Allahu Ákbar, Allahu Ákbar,... Allahu Ákbar wa lillâhi l-hamd.
Allah es Más Grande, y el presentimiento de la Inmensidad es lo único que nos
acerca a su magnitud. Allah es Más Grande, y su Grandeza no tiene proporciones.
Allah es descorazonador, produce vértigo y trastorna nuestro entendimiento,
quiebra todo intento y supera toda reflexión: nada se le asemeja, nada se le
opone, y sólo lo intuimos ejercitándonos en comprender que Él siempre es Más
Grande que todo lo que podamos pensar, medir, imaginar, intuir o sońar.
Allah es Más Grande,
Allahu Ákbar, y Él está por encima de todo, trascendiéndolo todo,
inimaginable, indelimitable,
inconcebible, más allá de todo, infinitamente más allá de todo,
Autosuficiente en su Verdad, Rico en su Esencia, Subsistente por Sí Mismo en la
exuberancia de su Realidad. Y sólo Él es nuestro Seńor, sólo Él es nuestro
Dueńo, y sólo en Sus Manos está nuestro Destino y cada uno de nuestros
instantes. Sólo de Él dependemos, sólo a Él estamos sujetos.
Esa Inmensidad
desconcertante y creadora es el fundamento de nuestra existencia, el trasfondo
de nuestro ser, la hondura de cada uno de nuestros latidos. Esa Grandeza para la
que no hay definiciones ni palabras ni imágenes, es la raíz de nuestros
momentos, la clave de cada uno de nuestros alientos, y es donde resonamos en la
eternidad de su Esencia.
Allahu Ákbar, Allah
es Más Grande, y con esta claridad debemos los musulmanes afrontar el mundo y
derrotar los ídolos. Allahu Ákbar es la senda de nuestros esfuerzos y la clave
de nuestra victoria. Allahu Ákbar es el secreto en el que reside la fuerza y el
poder de los musulmanes. Es nuestro talismán y el ungüento y el bálsamo.
Allahu Ákbar es provocación, desafío y grito de guerra, y es remanso de paz
para el corazón inquieto.
Allahu Ákbar, Allahu
Ákbar, Allahu Ákbar,... Allahu Ákbar wa lillâhi l-hamd. Lâ ilâha
illâ llâh: no hay más Verdad que Allah, no hay más Fuerza que la de Allah,
no hay más Eficacia que la de Allah, que es inconcebible, inimaginable,
insustituible, y su realidad lo desborda todo y su Voluntad se impone a todo.
Suyos son los Nombres Más Bellos: Él es el Creador, el Poderoso, el Rey, el
Refugio, el Destino hacia el que todo se dirige; Él oye y ve, y está por
encima de todas las cosas, y su Poder está en todas las cosas y su Saber abarca
todas las cosas y las penetra; Él es el Arrogante, el Gigantesco, el Soberano,
y es el Misericordioso, el Amante, el Bello, el Disculpador, el que acoge a las
criaturas; y Él es el Uno, el Único, el Singular, el que no ha engendrado ni
ha sido engendrado, el Seńor de los cielos y de la tierra; Él es la Verdad a
la que la existencia entera está sometida.
Allah es Más Grande
que las palabras que hablan de Él, está por encima de todas las pistas que los
seres humanos seguimos para hacernos una idea acerca de Él. Allah es Más
Grande que la realidad entera, y nada lo contiene, y ni el espacio ni el tiempo
lo condicionan, sino que Él es el Creador del tiempo y el espacio.
Él es el Doblegador
y nada lo doblega, ante Él todo se rinde, a Él todo está sometido, Él es la
Verdad Absoluta, el Seńor de los cielos y de la tierra: “Ése
es vuestro Ilâh, y no hay más Ilâh que Él...”.
Allah es el infinito
al que el musulmán se lanza, Allah es la eternidad inefable,a la que el musulmán
se abandona, es el vértigo al que se asoma. Allah es su Único Seńor, el Océano
para su espíritu insaciable, es el desafío inquietante que presiente en lo más
hondo de sí.
Allah es Inmenso para
el musulmán inmenso. Allah es Grande para el musulmán grande. Y es Más Grande
cada vez ante él; y entonces él, el musulmán, no deja de crecer, haciéndose
gigante... Allahu Ákbar, Allah es Más grande y crece constantemente ante el
musulmán, y el musulmán se amplia, ensancha su corazón, agiganta sus
horizontes.
Estos son los retos y
ante estos abismos nos ha conducido Ramadán para desembocar en la Fiesta de
hoy, el ‘Îd.
Rasűlullâh (s.a.s.)
nos enseńó que las fiestas de los musulmanes son ocasiones especiales para el
Takbîr, para la repetición de la frase Allâhu Ákbar, Allah es Más grande.
Las fiestas de los musulmanes son días de la Grandeza de Allah.
Es en las
inmensidades de su Seńor donde los műminîn encuentran la alegría, porque el
musulmán se siente a sus anchas en la amplitud, no en la estrechez. El auténtico
musulmán es el que tiene un corazón grande, no el que lo empobrece. El
verdadero musulmán es el que despeja ante sí el mundo, no el que se esconde
detrás de muros y fronteras. Musulmán es el que confía en Allah y pierde
miedos y recelos, y abandona sospechas y rencores, y deja atrás resentimientos
y dudas. Musulmán es el que sabe que Allah es Más Grande, y entonces ya no
puede ser confundido ni esclavizado por nada ni por nadie, y entonces todo es
luz ante él; la vida y la muerte son luz ante él, y todo está iluminado.
Eso es lo que
celebramos hoy, la Grandeza de Allah que tiene como equivalente en cada musulmán
la grandeza de su corazón, y descubrirlo es lo que le da sentido a que hoy sea
un día de fiesta, de alegría, de expansión de ánimo. Y por ello, este día
debe ir precedido de un acto de generosidad, y el ayuno del musulmán no ha
quedado completado a menos que entregue el Çakât al-Fitr, dando de lo
que tiene al necesitado.
Allahu
Ákbar, Allahu Ákbar, Allahu Ákbar,... Allahu Ákbar wa lillâhi l-hamd.
El ‘Îd es ocasión para el Takbîr, para repetir constantemente que Allah es
Más Grande. Cada Salât empieza con un Takbîr, y sabemos que eso nos
introduce en un territorio inviolable. El Takbîr, el simple hecho de decir Allâhu
Ákbar, nos asoma a lo insondable, nos pone ante la Inmensidad, nos aventura por
los espacios de Quien es Libre, y ahí somos desencadenados, ahí se nos libera
de nuestras pequeńeces, nuestras miserias y vilezas, ahí tenemos la
oportunidad de respirar aire puro. En Allahu Ákbar hay un perfume capaz de
embriagar al que tiene olfato.
Y hoy es el día de
Allahu Ákbar, el día en que los musulmanes repiten lo esencial del Islam, que
Allah es Más Grande que todo, y todo lo demás queda relativizado ante esa
Verdad Absoluta, todo pierde sus dimensiones ante Allah Inmenso, todo se hace
pequeńo e insignificante ante Allah Inimaginable, y todo lo que agobiaba al
musulmán se diluye ante el espectáculo formidable que le proporciona la frase
Allahu Ákbar. Por eso es hoy un día de fiesta.
Tras la estrechez y
la fatiga del ayuno viene la dilatación que produce su ruptura. Tras la privación
viene la Fiesta. La verdadera expansión en la Grandeza Infinita de Allah sólo
la lograremos tras un duro combate en el que sufrimos privaciones y calamidades.
Si estamos dispuestos a asumir el reto, al final alcanzaremos la meta, el ‘Îd
ante Allah en al-Âjira.
Ramadán nos ha enseńado
la importancia del Sabr, la paciencia. Hemos practicado la paciencia y la
perseverancia, y por ello disfrutamos hoy de un día especial, de un día de
alegría, de un día de expansión en la Grandeza de Aquél hacia el que hemos
estado orientados a lo largo de un mes.
du‘â ...