HISTORIA DEL ISLAM
por Loli Soler
(3)
LOS
OMEYAS
Muhammad,
pertenecía a la tribu Qurayshi, y dentro de esta pertenecía a la estirpe de
los banu Hashim o hashimíes. Otra estirpe de la tribu Qurayshi era los de banu
Umaya, los omeyas. Esta estirpe no apoyaba a Muhammad en su labor de difusión
del Corán, pero cuando su jefe Abu Sufyán observó el prestigio que iba
adquiriendo la figura del Profeta, firmó una alianza con él y Muhammad selló
dicha alianza casándose con Habiba, hija de Abu Sufyán.
Los omeyas eran
buenos comerciantes y hábiles políticos y durante la época de los Rashidun,
ocuparon cargos de relevancia. Así Muawiya, hijo de abu Sufyán, fue nombrado
por Uzman gobernador de Siria.
Tras la muerte
de Alí, los que permanecían fieles a su causa, propusieron como nuevo califa a
su hijo Hasán, pero éste llegó a un acuerdo económico con Muawiya y se retiró
a Medina, donde vivió alejado de la política, hasta su muerte (669/ 48 )
MUAWIYA
I (666 / 45- 680/60)
Tras
la muerte de Alí, fue proclamado califa Muawiya. Algunos lo describen como
hombre despegado de su religión y atento sólo a la razón de estado, amigo de
cristianos, que incluso se buscó entre ellos personas preparadas, como Sayun
ibn Mansur que fue su canciller y el encargado del fisco. Pero otros lo
consideran musulmán de buena fe y de amplias miras políticas y que en la
expansión musulmana, veía a su vez el engrandecimiento del Islam. Supo
rodearse de personas fieles que fueron grandes gobernadores y que influyeron en su política interna, entre los que
destacaron: Amr gobernador de Egipto, Múgira gobernador en Kufa y Ziyad que fue
gobernador en Basora, persona dura y astuta que tuvo que enfrentarse a numerosas revueltas.
Trasladó
Muawiya la sede del califato a Siria y su corte estuvo centrada en Damasco. Se
rodeó de una guardia personal y se reservó en la mezquita un recinto privado (Maqsura).
Fundó la dinastía omeya, ya que el califato pasó a ser hereditario. La sucesión
del califa, recaería en uno de sus hijos.
En Egipto y
Siria respetaban su mandato, pero en el resto de los territorios había
descontentos. El principal foco de oposición, lo encontró en Iraq donde tuvo
que hacer frente a los jariyíes y también a los seguidores de Alí, los shiíes.
A estos, había que unir el descontento de los señores de Iraq por el
auge que alcanzó Siria, sede del nuevo califato y las consecuencias económicas
que estos cambios podían acarrearles. El gobernador Ziyad, mantuvo una política
represiva en la zona para aplacar las sublevaciones.
Con los
seguidores de Alí, los shiíes, el califa consiguió entrar en tratos y firmar
pactos.
Muawiya continuó
con la política de expansión. Sus tropas atacaron Sicilia y el norte de África.
En el oriente, Hicieron incursiones en Cabul, Bujara y Samarcanda y en el Asia
Menor, conquistaron Esmirna y Cicycus. Durante varios años la escuadra
musulmana, desde Cicycus, en el mar de Mármara, intentó conquistar
Constantinopla, capital del estado bizantino, pero En el año 674/ 53,
los bizantinos consiguieron derrotar a los árabes. La eficacia del
famoso fuego griego, que parece se aplicó por primera vez en esta ocasión,
destruyó muchas naves árabes y una gran tempestad ayudó a la flota bizantina
a destrozar el resto de la escuadra árabe. Los bizantinos atacaron también por
tierra y mermaron los escuadrones árabes. Ante esta situación, Muawiya firmó
un tratado de paz con los bizantinos, en el que se comprometió a liberar a ocho
mil cautivos y a pagar un tributo anual, de tres mil libras de oro.
Murió Muawiya
en el año 680/ 60 y le sucedió su hijo Yazid I
YAZID
I (680/60 – 683/63)
Tras la muerte
de Muawiya, fue proclamado califa su hijo Yazid, pero su califato no fue
reconocido por Husayn, hijo de Alí, ni por ibn Zubair, ambos refugiados en
Meca.
Los de Kufa,
apoyaron las intenciones de gobernar del hijo de Alí y se ofrecieron a defender
con las armas el derecho que le asistía. Husayn, al frente de un
grupo de seguidores, junto con sus familias, se desplazó desde Medina a
Yraq. Los Kufíes le habían prometido su apoyo, pero intimidados por el nuevo
gobernador de la zona, Ubayd, le retiraron su ayuda. Husayn no quiso abandonar,
ya que estaba convencido que la umma apoyaría la marcha de la familia del
Profeta, en defensa de los auténticos valores islámicos. Pero no fue así y en
la llanura de Karbala, les salió a su encuentro las tropas del gobernador
omeya, que tras una corta refriega los asesinaron a todos. El último en morir,
con su hijo en brazos, fue Husayn. Su cabeza fue enviada al califa Yazid, que
manifestó su pesar por lo ocurrido. Desde entonces los shiíes veneran a Husayn
como el príncipe de sus mártires y cada año conmemoran el día de su muerte.
El día 10 del mes de Mujarram, es para ellos un día de duelo.
Tras
la muerte de Husayn, ibn Zubair, que estaba refugiado en Meca, ayudado por shiíes
y jariyíes, se declaró en rebelión. Al mismo tiempo, los seguidores de Husayn
que se habían salvado de la matanza de Karbala, se refugiaron en Medina,
hicieron frente a las familias omeyas y las expulsaron de la ciudad. Con la
intención de arrebatar el poder a los omeyas y volver a los primeros ideales de
la
umma,
Zubair se proclamó califa y centró su poder en Meca y Medina.
El ejército de
Yazid al mando de Muslín, tomó Medina y tras la muerte de Muslín, mandado por
Numayr, sitió Meca. Se dice que durante el asedio, la Kaaba sufrió un
incendio.
A los dos meses
de asedio y tras la muerte de Yazid en el año 683/63 y la de su hijo y sucesor
Muawiya II pocos meses después, el ejército omeya, abandonó el asedio a Meca.
Durante el
califato de Yazid, Uqba organizó
una expedición hacia occidente. Recorrió parte de África y llegó hasta Túnez.
Conquistó Qayrawán, capital
militar de los bereberes y en dicha plaza mandó construir la primera mezquita de
occidente. Llegó con sus tropas hasta el océano Atlántico combatiendo a los
bereberes, pero fue vencido y le dieron muerte en Tahuda.
Con la
prematura muerte de Muawiya II sin dejar descendencia, se termina la rama sufyaní
de los omeyas. Todos los demás califas fueron marwanies, descendientes de Marwán ibn Al Hakan , que heredó el califato y era primo de
Muawiya II.
MARWAN
I IBN AL HAKAM (684/ 64-685/65)
Durante su corto mandato, Marwan I, solo logró gobernar en Siria y
Egipto, ya que el resto de la umma, se encontraba en rebeldía. Los jariyíes
establecieron un estado independiente en Arabia central. En Irán e Iraq, hubo
también revueltas de jariyíes y
los shiíes se sublevaron para vengar la muerte de Husayn y favorecer la
candidatura de otro de los hijos de Alí. A su vez, ibn al Zubayr, era
reconocido como califa en el Hiyaz.
No tuvo tiempo
el califa para enfrentarse y reprimir estas rebeliones, pues falleció, se cree
que asesinado por su esposa, antes de cumplir los dos años de mandato.
ABD AL MALIK ABN MARWÁN (685/ 65 -705/ 84)
Sucedió
a Marwán su hijo Abd al Malik que logró restablecer el poder omeya y consiguió
prosperidad para el califato.
Sus generales
se enfrentaron a las distintas rebeliones internas y lograron someter a los shiíes
y a los jariyíes. En Meca acabaron con la vida de Al Zubayr que gobernó el
Hiyaz y parte de Iraq como califa, durante 9 años.
Durante su
califato, mandó reparar los daños que sufrió la Kaaba en el asedio que sufrió
Meca en tiempos de Yazid I. En la reconstrucción,
se hicieron modificaciones que tras su muerte fueron
corregidas por Hayyay, gobernador de Meca.
Todo el
califato quedó unificado bajo su mandato, pero durante los 20 años que gobernó,
se sucedieron disputas y enfrentamientos civiles y religiosos, entre los grupos
ya existentes y los que fueron surgiendo, todos ellos preocupados en encontrar
el verdadero espíritu del Corán y llevarlo a la práctica.
Una vez
unificado el califato, Abd al Malik, llevó a cabo una política de centralización.
Impuso la lengua árabe como idioma oficial, desplazando al idioma griego y al
persa, que hasta entonces se usaban a la par del árabe. Por primera vez, se acuñaron
monedas islámicas decoradas con frases coránicas y organizó el correo.
Fue en su
mandato cuando se llevaron a cabo las primeras grandes construcciones y algunos
historiadores lo consideraron el creador del arte islámico. Mandó construir la
Cúpula de la Roca en Jerusalén, unos de los edificios más hermosos y simbólicos
de la arquitectura islámica.
Continuando con
la política de expansión, sus ejércitos afianzaron el dominio en el norte de
África. Al mando de Hassán ben Nusair, lucharon contra bizantinos y bereberes
para conquistar Cartago. Al frente del ejército bereber, se encontraba Kahina,
mujer de piel oscura y gran belleza, según los árabes, sacerdotisa y profetisa
a la vez que gran guerrera, que consiguió derrotar y hacer retroceder hasta
Barca al ejército musulmán. Pero Hassan pidió refuerzos y atacó Cartago,
hasta que la conquistó. Kahina, comprendió que el avance de los árabes era
inevitable y mandó a sus hijos a campamentos árabes para que conocieran el
Islam y se unieran a los musulmanes. Hassan atacó de nuevo al ejército bereber
y los venció muriendo en la batalla la bella Kahina. Tras estos
enfrentamientos, los árabes penetraron en el Magreb y consolidaron su poder en
el norte de África.
Durante su
califato, se produjeron relaciones comerciales con India, Ceilán, Zamzibar y la
lejana China.
A
su muerte en el año 705/85, debía sucederle su hermano Abd al Aziz, según dejó
dispuesto el padre de ambos, pero
falleció antes que él y asumió el poder su hijo al Walid
ibn al Malik.
WALID
I IBN AL MALIK (705/85 - 715/95)
Al Walid, supo
gobernar con acierto y durante su califato, se preocupó en mejorar las
condiciones de vida de sus territorios. Mandó construir la gran mezquita de
Damasco y reconstruir la mezquita del Profeta en Medina. Se construyeron
numerosos palacios con clara influencia de la arquitectura bizantina y persa.
Fue el primer califa que mandó construir hospitales y se preocupó por los inválidos
y por los invidentes, a los que procuró asistencia. Mejoró las vías de
comunicación y mandó construir pozos en los caminos.
Continuó con
la política de expansión y en su tiempo el califato alcanzó el máximo poderío.
En el Asia
Menor, sus ejércitos conquistaron Tyana y el gobernador de Hurasan, Qutayba ibn
Mislim, organizó un ejército formado por qaysíes, yamaníes y persas y atacó
la Transoxiana, región del Indo de fértiles tierras y florecientes ciudades.
En el 711/91, al Hayyay la conquistó, añadiendo así una nueva provincia al
califato.
En el 708/88,
fue nombrado gobernador de Ifriqiya, Mussa ibn Nusayr, que logró someter a los
bereberes del Magreb, mucho de los cuales se convirtieron al Islam. Sus naves,
por el mar Mediterráneo, atacaron las costas de Sicilia, las de las islas
Baleares y las de la península Ibérica.
En el 711/91,
Tariq, lugarteniente de Mussa, con un reducido ejército atravesó el estrecho
que separa África de Europa y entró en la península Ibérica, desembarcando
junto al peñón que llamaron Yabal Tariq (Gibraltar). Lucharon contra D.
Rodrigo, último rey visigodo y cerca del río Guadalete, en los alrededores de
la laguna de la Janda, libraron la batalla de Guadalete, en la que el ejército
musulmán, venció a D. Rodrigo.
En la Península
Ibérica el reino visigodo vivía momentos difíciles. Las diferencias sociales
y económicas generaban grandes conflictos de soberanía, religión, raza,
idioma y derecho, a la vez que pobreza. En los campos se formaron bandas de
salteadores hambrientos, compuestas por siervos y esclavos. El descontento de la
población, propició el avance rápido de los musulmanes o moros, llamados así
porque venían de la Mauritania, región del norte de África. En sólo 7 años
y sin librar grandes batallas, Tariq y Mussa, conquistaron casi toda la península,
a la que llamaron Al-Andalus. Sólo se resistieron las regiones de
los montes Cantábricos y los
Pirineos, en las que no pudieron entrar. En el 713, las tropas de Mussa,
atravesaron los Pirineos y llegaron hasta Narbona.
Al Walid, murió
en el 715/ 96 y lo heredó su hermano Sulaymán.
SULAYMÁN (715/96 – 717/98)
Sulaymán se
encontraba en Ramala (Palestina), ciudad que él había fundado, cuando falleció
su hermano al Walid.
Durante su
corto mandato, se dedicó a perseguir a los grandes generales y conquistadores
del califato anterior. Encarceló a algunos, asesinó a otros y a todos los dejó
en la miseria.
Mandó un ejército
dirigido por su tío Maslama, a conquistar Constantinopla. Combinaron ataques
marítimos y terrestres, pero la resistencia de los bizantinos, que volvieron a
emplear el fuego griego en su defensa, el hambre del ejército musulmán y una
epidemia de peste, hicieron fracasar la expedición.
Murió Sulaymán
en el 717/98 y lo sucedió Umar, nieto de Marwan I.
'UMAR II (717/98-720/101)
Su mandato sólo duró 2 años y 5 meses y fue célebre por su piedad
y justicia. Se había educado en Medina y fue gobernador del Hiyaz. Era hombre
devoto y se preocupó por conseguir la unidad islámica. No propició nuevas
guerras de expansión y se dedicó a realizar reformas internas y financieras.
Fue el primer
califa que favoreció la conversión al Islam de los dzimmíes (súbditos de las
tierras conquistadas, no musulmanes) y estos se mostraron ansiosos por
convertirse, ya que al hacerlo dejaban de pagar los impuestos personales. Quiso
equiparar en derechos y deberes a los musulmanes de origen y a los mawalíes
(nuevos musulmanes) y ordenó que
todos pagasen los mismos impuestos. A pesar de sus esfuerzos, no consiguió que
la fusión de todos en una misma sociedad, fuese efectiva.
Durante su
califato, en la provincia de Al-Andalus, el valí Mussa envía tropas al mando
de Alqama al norte de la península Ibérica para concluir su conquista. Ocupan
Cangas de Onís y entran en el estrecho valle del río Deva
donde luchan contra D. Pelayo, que al frente de un reducido ejército, vence a
los musulmanes en la batalla de Covadonga.
Su política
interna fue nefasta para la economía y generó muchos descontentos, que
aprovecharon los grupos opuestos a los omeyas que conscientes de la debilidad
política del califa, entraron en acción.
Murió Umar a
lo 39 años de edad, y lo sucedió Yazid, hijo de Abd Al-Malik.
YAZID
II (720/101-724/105)
Durante su
mandato, tuvo que luchar contra ibn Al-Muhallab, que había sublevado a las
provincias dependientes del gobierno de Basora. El ejército del califa al mando
de Maslama, sofocó la rebelión y en la lucha murió Al-Muhallab. La familia
del fallecido fue perseguida e incluso se vendieron como esclavos a mujeres y niños
musulmanes, a pesar de que las leyes del Islam lo prohibían. Este proceder
fomentó el odio entre las tribus del califato omeya.
Pretendió
nombrar sucesor a su hijo Al-Walid que era menor de edad, pero muchos se
opusieron y accedió a nombrar a su hermano Hisham ibn Al-Malik.
HISHAM
(724/105-743/125)
Fue Hisham el cuarto de los hijos de abd Al-Malik, que gobernaron
como califas. Durante su mandato, el califato alcanzó su máxima extensión.
Sus ejércitos continuaron las conquistas más allá de los Pirineos, ocupando
Narbona, Nimes, Bezier y Arlés. El gobernador de Al-Andalus, abd Al-Rahmán Al-
Gafiqui, invadió la Gascuña y llegó hasta Poitier, donde Carlos Martel al
frente del ejército franco, libró una encarnizada lucha y en la batalla de
Poitier venció a los musulmanes y dio muerte al gobernador de Al-Andalus.
El pueblo bereber estaba descontento ya que a pesar de ser musulmanes
y prestar sus servicios en las guerras, se les consideraba de casta inferior y
estaban obligados a pagar elevados tributos. Los hariyíes aprovecharon estos
descontentos y promovieron revueltas y sublevaciones en varias provincias, que a
los ejércitos del califa les costó casi dos años reprimir.
Hishám fue un califa indulgente, honesto y buen administrador, pero su
política tributaria dio lugar a desacuerdos y protestas que supieron aprovechar
los enemigos de los omeyas.
LOS
ÚLTIMOS AÑOS DE LA DINASTÍA OMEYA
Tras la muerte de Hishám, le sucedió Al-Walid II ibn Yazid
(743/125-744/127). Durante su corto mandato, rebajó los impuestos, aumentó los
salarios y mandó perseguir a todas las familias que se habían opuesto a su
elección, tras la muerte de su padre Yazid.
Se caracterizó
este califa por su codicia, crueldad y libertinaje. Tenía dotes para la poesía
y la música y en su palacio del desierto, gozaba de los placeres sin mesura. Su
actitud, que era contraria a las enseñanzas del Corán, rrovocó descontentos y
sublevaciones y en una de estas revueltas, asediaron su palacio y le dieron
muerte.
Tras su muerte
le sucedió Yazid II ibn Al-Walid, que sólo gobernó unos meses, pues murió víctima
de la peste. Fue conocido como el rebajador, ya que eliminó los aumentos de
salarios que había dictaminado su predecesor. Dejó como sucesor a su hermano
Ibrahim.
Ibrahim no llegó
a gobernar, ya que el omeya Marwan II, gobernador de Mesopotamia y Armenia,
apodado el”burro de Mesopotamia”, no por desprecio sino por su tenacidad en
la guerra, se opuso a su nombramiento y se dirigió a Siria con un ejército de
40.000 hombres y venció a las tropas de Ibrahím
(744/127). Se hizo con el poder, proclamándose
califa en Damasco.
Cuando Marwan II subió al poder, el califato se encontraba inmerso
en grandes conflictos internos. Su gran extensión propiciaba la incomunicación
y prácticamente la independencia de las provincias más lejanas. Los
gobernadores nombrados por el califa, tenían que congraciarse con el pueblo
para mantenerse en sus cargos. Aumentaba el descontento entre los musulmanes árabes
y no árabes, ya que se sentían al margen del poder y la riqueza que generaba
la política omeya, a la vez que estaban agobiados por los elevados impuestos
que tenían que pagar.
Se fueron
formando grupos que manifestaban su descontento con el proceder de los califas,
pues consideraban que se iban perdiendo los valores del Islam. Esta situación
fue aprovechada por la familia de los Abbasíes, descendientes del Profeta a
través de su tío Abbas y del hijo de éste Abdallah. Deseaban que el califato
estuviera gobernado por un descendiente del Profeta y consiguieron el apoyo de
todos los que se oponían a los Omeyas.
Los abbasíes lograron obtener un amplio apoyo en las provincias iraníes y en el 749/131, ocuparon Kufa. Fueron apoderándose de las plazas fuertes del Hurasán y de Persia. En el año 749/131, Abu Al-Abbas Al-Safa se proclamó califa en Hurasan e inició una guerra civil contra el califa omeya. Al-Safa vence a Marwan II en Zab en el año 750/132 e inicia una persecución contra la familia Omeya. Los abbasíes emplearon todos sus medios para acabar con todos los omeyas y sólo escapó con vida el joven Abd Al-Rahmán que buscó refugio en la tribu bereber y tras atravesar el Magreb, cruzó el estrecho y llegó a Al-Andalus donde en el 756/138, fue proclamado emir en la ciudad de Córdoba, a orillas del río Guadalquivir y fundó un emirato independiente que gozó de gran esplendor. Concluyó así el califato omeya y los abbasíes subieron al poder, dando paso a un tipo de sociedad muy distinto.