Periodo de Medina
622-632
Las primeras escaramuzas
En
el segundo año de la Hiÿra (624dc.), quince meses después de la llegada a
Medina, el Rasûl Muhammad (s.a.s.) envió a 'Abdullâh ibn Yahsh al-Asadi
a la cabeza de un destacamento de ocho hombres para seguir desde cerca los
movimientos de los quraishíes. 'Abdullâh llevaba instrucciones para preparar
una envoscada en Najla, valle situado sobre el camino de Taif a Makka, e
interceptar una pequeña caravana quraishí compuesta tan solo de cuatro
hombres: dos de ellos fueron hechos prisioneros, otro pudo huir y el cuarto murió
en la emboscada.
Esta escaramuza provocó un gran escándalo, ya que se produjo durante el
mes de Raÿab, que tradicionalmente era uno de los meses en los que era
obligatorio respetar la tregua y durante la cual estaba formalmente prohibido
verter sangre. Esto provocó que el Rasûl Muhammad (s.a.s.) sintiera reparo y
ordenó no tocar el botín. Sin embargo la revelación de unos versículos
legitimó la lucha incluso en esos tiempos sagrados de los árabes preislámicos:
"Te preguntan si es lícito luchar en los meses prohibidos. Respóndeles:
Luchar en ellos es un crimen grave, pero ponerle impedimentos a Allah y
rechazarlo e impedir que las gentes se acerquen a la mezquita al-Haram, y
expulsar a las gentes de sus casas es un crimen mayor. La discordia es peor que
la guerra".
El Rasûl aceptó entonces un quinto del botín y el resto fue
distribuido entre los Sahaba. Los dos cautivos fueron liberados a cambio de un
rescate. Uno de los dos prisioneros, al-Hakam ibn Kaisan, se hizo musulmán y
permaneció en Medina.
Otras pequeñas incursiones siguieron a la llamada "Salida
de Najla". Esas escaramuzas desmoralizaron a los makkíes que se vieron
obligados a viajar siempre acompañados de refuerzos militares.