ÍNDICE

 

Los beduinos  

(INTRODUCCIÓN)

 

            La palabra beduino procede del término árabe que significa desierto (Bâdia), y de la que derivan los términos de nómada o beduino (Bâdawi, pl. Bâdu). Originariamente, los beduinos proceden de poblaciones de cazadores que se alimentaban de gacelas, avestruces, avutardas y codornices, siendo con toda probabilidad, los únicos ocupantes de los alrededores de los desiertos hacia el año cinco mil antes de Jesucristo. Con la introducción de los camellos domesticados hacia el año mil cien antes de Jesucristo, los nómadas colonizarían el desierto, donde ya era posible vivir casi todo el año, pasando el verano cerca de los pozos y de los oasis.

            Cerca de las costas del Océano Índico, ciertas poblaciones que hablaban dialectos semíticos, hacían pastar cebúes en algunas estepas regadas por periódicas lluvias en el verano. Al norte, en el Iraq meridional, se asentaban familias de pastores que cuidaban búfalos y cultivaban pastos. Ya en el desierto, se asentaban clanes y tribus que vivían del pastoreo de los rebaños de corderos, recorriendo grandes distancias montados en asnos. Finalmente, en el centro del desierto, los beduinos propiamente dichos, cuidaban sus camellos y trashumaban en invierno y  primavera hacia zonas donde la lluvia había caído poco tiempo antes, permaneciendo en verano cerca de fuentes de agua, de débito permanente. La civilización material del beduino se construyó sobre la noción de movilidad.

            El entorno de las relaciones del beduino era en primer lugar su extensa familia, es decir, su clan; por encima y englobándola esta la tribu, en la que se encuadran los distintos clanes, y englobando a las diferentes tribus se encontraba la confederación, límite final de un parentesco extremo al que incumbía la venganza mutua (un individuo es protegido por su clan frente a otro clan, por su tribu frente a otra tribu, y por su confederación frente a otra confederación). Todas las tribus seguían un estricto código de caballería cuando combatían entre ellas.

            La historia del nomadismo en la península arábiga, está en estrecha relación con la palabra ‘Arab, los árabes. En las lenguas semíticas, este vocablo se utilizaba para designar a los habitantes del desierto, y específicamente a los beduinos camelleros; como los habitantes de los oasis tenían su origen en poblaciones nómadas anteriores, recibieron por extensión este mismo calificativo. Es decir, el término ‘Arab, sinónimo de nómadas, beduinos, designaba una forma de vida rodeada de la aureola de una larga serie de valores (los Makarim), que acabaron reivindicando como mención a sus orígenes, quedando el vocablo Bâdu, solamente para los nómadas de facto. Por supuesto, existían distintas valoraciones y usos del término ‘Arab, por ejemplo, el Rasûl Muhammad (s.a.s.) solo lo utilizaba para designar a los beduinos. Fueron los griegos los primeros en dar a la palabra ‘Arab, el sentido étnico que jamás tuvo entre los musulmanes, al menos hasta mediados del siglo pasado, cuando los orientalistas comenzaron a introducir sus conceptos raciales en el mundo del Islam, un detalle curioso a tener en cuenta al respecto es el que los árabes sedentarios del sur, jamás se llamaran así mismos ‘Arab, sino yemeníes u otros apelativos. Hasta entonces, el término ‘Arab aludía a la mítica forma de vida de los nómadas, entendida ésta en sus aspectos más positivos y que se refieren a valores y virtudes (Makârim) que están en el origen mismo del Islam. Se llama Makârim a los rasgos propios del carácter y comportamiento de los beduinos: la libertad, la generosidad, la solidaridad, la lealtad, la serenidad, la firmeza, el equilibrio, el autodominio, la indulgencia, la nobleza, la hospitalidad, el espíritu caballeresco, la bravura en el combate, la obstinación en la venganza, la paciencia en el infortunio, la protección al débil y el desafío al fuerte ..., y que son la ley del desierto. En una ocasión, el Rasûl Muhammad (s.a.s.) dijo que él era tan solo, un restaurador y un impulsor de los Makârim. 

            La estructura de las tribus nómadas antes del Islam no han sido hasta hoy convenientemente estudiadas. Las tribus se nos presentan como estructuradas por el parentesco entre varones, aunque existan excepciones a esta regla. Un individuo que no estuviera ligado a un grupo por la sangre podía tener los mismos privilegios conferidos por el carácter de miembro, sobre todo el de la protección. Podía ser un aliado o un vecino protegido, o un cliente. Las partes en causa en una alianza (hilf), eran oficialmente iguales, pero cuando un individuo aislado vivía en tanto que aliado en medio de una tribu o de un clan, tenía la tendencia a pasar a un estado de subordinación o de dependencia La protección por vecindad (ÿiwâr), implicaba una protección temporal concedida a un individuo o grupo inmigrado o débil. El estatuto de cliente (maulà) era adquirido por un esclavo en el momento de su liberación. Los esclavos pasaban a formar parte de la tribu. Antes del Islam cualquier beduino podía ser capturado en el desierto, normalmente en el curso de una razzia, y ser vendido como esclavo. Un hombre podía ser expulsado de su tribu por un comportamiento humillante para los suyos, debiendo errar sólo como vagabundo o buscar refugio en otra tribu, bajo cualquiera de los regímenes antes expuestos.