INTRODUCCIÓN EL FIQH |
La
palabra Fiqh significa en el Corán "conocimiento profundo", pero con el tiempo adquirió otro
matiz, el de "conocimiento ordenado
del Islam". Este último sentido es el que nos interesa en esta obra.
Ni el Corán ni la Sunna
(conjunto de hadices, o tradiciones proféticas: dichos, actos, y
actitudes atribuidos a Rasulullah (s.a.s.), que son tanto datos biográficos
como "comentario" y "matización" del Corán, pues Muhammad
(s.a.s.) era, como afirmaba A’isha: "el
Corán andando") son corpus jurídicos o legislativos; es imposible, a
partir del Corán y la Sunna, reglamentar de forma definitiva la vida de la
comunidad. Es necesario aplicarles una metodología de acuerdo a la enseñanza
de Muhammad (s.a.s.) que insistía en la necesidad del Iÿtihad,
o sentido crítico, que los haga válidos
en cada circunstancia de tiempo y lugar. Esto permite a la comunidad musulmana
una gran agilidad, y centra sus debates no en cuestiones abstractas sino en la
realidad de la convivencia necesaria.
Esto genera en el Islam el nacimiento de muchas escuelas
o corrientes de Fiqh ( a las que se da el nombre de "madzâhib",
plural de "madzhab", camino o método, lugar por el
que se va), así como grandes individualidades y actitudes personales
independientes de cualquier escuela.
Esta diversidad de opiniones no va en detrimento de la unidad del Islam,
sino que, al contrario, es una de sus características esenciales y uno de sus
fundamentos definitorios. En el Islam no existe, ni puede existir, una
"ortodoxia", todas y cada una de estas escuelas son
"opiniones", y el musulmán está invitado a adherirse a alguna de
ellas o bien sustraerse, siempre haciendo uso del Iÿtihad y una actitud seria.
El Fiqh analiza la "exterioridad" del Islam, es decir, aborda al musulmán en tanto que se relaciona "formalmente" con Allah, consigo mismo y con los demás.
El experto en fiqh (alfaqih)
responde al ¿cómo?, del Islam. Al ¿por qué?, contesta otro arte o ciencia
(el Sufismo o Tasawuf), del
que resultan también innumerables escuelas, corrientes, y maestros. Fiqh y
Sufismo no son antagónicos, como muchas veces se ha querido ver, sino
complementarios.
El Fiqh es, por tanto, un importante aspecto del Islam; el Fiqh permite
la práctica del Islam y su concreción como realidad comunitaria.
Podemos esquematizar y afirmar que dos son sus temas fundamentales: la forma
de la trascendencia ('ibada) y la transacción
(mu'amala).
En cuanto al primero, tiene una única fuente: la revelación. El Corán
y la Sunna detallan sus pormenores, no habiendo en estas cuestiones divergencias
prácticamente entre los musulmanes. Ello es importante porque es la base de su
cohesión.
En los aspectos que conciernen a la vida cotidiana, a las relaciones
entre los hombres y las comunidades, la fuente es esencialmente la misma, pero
en su concreción la actitud de Rasulullah (s.a.s.) era distinta. En estas
cuestiones es fundamental la consulta y la
asamblea (Shura). Y así sabemos
que cuando los compañeros de Rasulullah (s.a.s.) no estaban de acuerdo con
algunas de sus opiniones, él (s.a.s.) se sometía a la decisión de la mayoría,
como ocurrió en Badr y Uhud. Es decir, en estos temas el Corán es, la mayor de
las veces, genérico, enseñando la necesidad de la justicia, la solidaridad, la
tolerancia, etc. y proponiendo algunos modelos. La primera comunidad musulmana
hizo realidad esas necesidades de una determinada manera (Sunna o Tradición que
debe ser respetada). El Corán y el ejemplo de esa comunidad sirven de inspiración
al resto de los musulmanes.
Existe entre los alfaqíes consenso sobre algunos puntos necesarios para
hacer ágil y positivo el Fiqh; son los siguientes:
1.- Realismo, no buscar soluciones a problemas no planteados. Dice el Corán:
"Creyentes: no preguntéis por cosas
que al
seos
mostradas os causarían daño" (al-Mâ-ida, 101). Sabemos
que el Corán era revelado cada vez que una situación exigía una respuesta, y
no al contrario. También sabemos por hadices que Muhammad (s.a.s.) detestaba
perder el tiempo discutiendo sobre soluciones
a problemas inexistentes (al-ughlutat).
2.- Agilidad, reprobándose la pesadez en la argumentación. Según un hadîz,
Rasulullah (s.a.s.) dijo: "Allah
detesta tanto decir y decir, y preguntar en demasía, y malgastar los
bienes". Y también dijo en otro hadîz: "Allah
ha establecido para vosotros obligaciones, no las desatendáis; os ha puesto límites,
no los transgredíais; os ha vedado cosas, no las violentéis; y ha callado
respecto a ciertos temas por Misericordia hacia vosotros y tolerancia, y no por
olvido; no preguntéis por ellas".
3.- Evitar en lo posible la discrepancia y sobre todo la que puede
motivar la ruptura de la comunidad. Dice el Corán: "Y
esta es vuestra Nación, Una nación" (al-Muminun, 52), "Preservaos
uniéndoos
con el lazo de Allah, todos vosotros, y no os dividáis" (al-Anfal,
46). "Los que dividen el Dîn, y
crean grupos antagónicos,... con esos nada tienes que ver" (al-An'am,
159). "No seáis como quienes se
dividieron y disputaron entre sí después de haberles sido mostradas las
pruebas ciertas; a esos corresponde un inmenso castigo" (Alu-'imran,
105).
4.- La referencia siempre es la revelación (el Corán y la Sunna). Dice el Corán: "Si divergís en algo, remitidlo a Allah y a su mensajero" (an-Nisâ, 59), "Que Allah decida sobre lo que no estáis de acuerdo" (ash-Shura, 10)