LA CIENCIA DE LOS NOMBRES

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الرحمن  الرحيم

 

(2) ar-Rahmân  /  (3) ar-Rahîm

 

          Rahmân y Rahîm (Misericordioso, Compasivo)[1] son dos poderosos Nombres de Allah derivados de Rahma, la misericordia, la compasión. Estos dos Nombres aparecen inmediatamente después del de Allah, quedando explicada la razón que lo movió a crearnos, sostener nuestra vida y expandirla. Para empezar, con el primer Nombre, hemos hablado del Uno-Único en Sí, de Su misterio indescifrable, de Su naturaleza envolvente y demoledora de los ídolos que el hombre imagina, de Su Dzât, de Su Ser en Sí Mismo, Su eternidad, Su inmensidad, Su lejanía infinita, Su inasequibilidad absoluta; pero ahora se nos habla de Su presencia inmediata, del desbordamiento de Su capacidad creadora dando origen y sostén a todo lo que existe, acompañando cada instante, asistiendo a cada criatura, en una proximidad que lo hace ser Íntimo. Primero, pues, se nos exige conocimiento de Allah en Sí, un conocimiento en el que Él es Remoto al cabo de una distancia insalvable; y, ahora, se nos exige, con estos dos Nombres, la vivencia de lo que significa Allah en nuestra realidad más inmediata. La Misericordia es la inmediatez de lo indefinible, lo infinito.

Hemos surgido de la Rahma de Allah, Su exuberante Misericordia, manifiesta en todo lo que nos hace ser, y ella nos mantiene en la existencia favoreciendo nuestra vida. Es el secreto presente en el amor, en la lluvia, en el calor, en la complementariedad de los contrarios. La Rahma de Allah es la causa del universo entero y de cada cosa en él; es su fuente y su materia prima. La Misericordia creadora nos sacó de la nada, alimenta nuestro ser y lo expande, y nos rescata finalmente de la muerte para la eternidad en al-Âjira, la Otra Vida, la Última Vida, pues la Rahma de Allah -como Allah mismo- es inagotable. De esta palabra derivan, pues, dos Hermosos Nombres que describen a Allah: Rahmân y Rahîm, el Misericordioso, el Compasivo, queriendo decir que Él -y sólo Él- es la razón de nuestro ser, de nuestra pervivencia y de nuestra riqueza. La Rahma es sinónimo de la eficacia de Allah y el entramado de Su Poder.

         El primero, Rahman (Misericordioso, Compasivo), es considerado como Nombre Propio, por lo que no se puede aplicar a nadie que no sea Allah. El segundo, Rahîm, por el contrario, tiene el valor de un adjetivo (misericordioso, compasivo), y puede decirse de todo el que lo merece por practicar las virtudes de la misericordia y la compasión (Rahma).

Definimos el término compasión como el sentimiento de desazón  que hace que alguien se apiade y se incline a ayudar a quien tiene una necesidad o sufre una desgracia. Pero la compasión tiene que ir acompañada de voluntad y capacidad. Quien tiene capacidad pero no ayuda al necesitado, no es compasivo, pues si en él hubiera verdadera voluntad lo haría, sin duda alguna. Quien tiene intención pero carece del poder para satisfacer la necesidad ajena, es llamado “compasivo” sólo en atención a su inclinación, pero su compasión no es perfecta.

         La compasión es plena cuando está penetrada por el deseo y la necesidad de ayudar y los acompaña la ayuda en sí. Y la compasión es universal cuando tiene como beneficiarios a quien la merece y a quien no la merece. La Rahma de Allah es plena y universal. Es plena porque cuando quiere socorrer al necesitado, lo hace. Es universal porque no hace distingos entre las criaturas, se realiza en esta vida y tras la muerte, y satisface las más diversas necesidades. Allah es, por tanto, Misericordioso-Compasivo (Rahmân-Rahîm) en el sentido más amplio de la expresión.

         El término compasión sugiere un sentimiento de dolor en el compasivo, que enciende su piedad y lo empuja a ayudar al necesitado, pero en Allah no tiene lugar ese sentimiento. Efectivamente, en árabe Rahma suele definirse como riqqa fî l-qalb, una debilidad en el corazón, algo por lo que la persona se desmorona ante sufrimiento ajeno y corre en su ayuda. Pero Allah es sólido, y nada lo afecta. Tal vez ello te haga pensar que hay un defecto en Su Compasión, una falta de sentimiento. Sin embargo, es todo lo contrario.

         El que socorre a otro porque él mismo siente dolor y pena, muchas veces busca en el fondo deshacerse de esa tristeza que se ha apoderado de él, es decir, busca aliviarse. En su generosidad hay un interés. Es más, en sí, ese dolor y pena son signos de debilidad. La perfección de la compasión está en atender al necesitado por sí mismo, sin más objeto que su bienestar. Y así es la Misericordia de Allah, diferenciándose de la que puede afectar al hombre. Es puro desbordamiento de bondad, sin mezcla de interés alguno. Es asistencia gratuita, y, además, de proporciones inconmensurables. La Rahma de Allah realiza prodigios fuera del alcance de toda criatura y cubre espacios más allá de lo que somos capaces de entender y comprobar.

         Rahmân y Rahîm no son nombres plenamente sinónimos. Para empezar, Rahmân es un nombre privativo de Allah, mientras que rahîm puede utilizarse para calificar a las personas compasivas (por ejemplo, en el Corán se dice que el Profeta -s.a.s.- es rahîm). Por tanto, Rahmân tiene un significado particular designando una forma especialmente intensa de la compasión que no está al alcance de los seres humanos. Rahmân no atiende sólo a las necesidades inmediatas de la criatura, sino que desde el principio se ha propuesto lo mejor para ella, más allá de la vida actual, y todo lo ha diseñado con ese fin: Rahmân es Allah sacando, primero, de la nada a las criaturas, dándoles vida, facilitándoles la supervivencia con lo que no está al alcance de nadie (por ejemplo, las leyes que rigen el universo y que favorecen la vida sobre la tierra, haciendo llover, que el sol caliente, etc.), y, después, el Rahîm guía en esta vida hacia la plenitud de la conciencia, es la razón de la felicidad tras la muerte, y el que invita a mirar al Rostro de Su Generosidad en el Jardín eterno. Rahmân es universal, Rahîm es concreto para cada persona en particular.

         En definitiva, Rahîm significa compasivo, y lo es tanto Allah como el ser humano que se apiada de las demás criaturas. Pero sólo Allah es Rahmân, porque hay formas de compasión que sólo están a Su alcance. ¿Por qué se dice entonces Rahmân Rahîm, mencionando ambos Nombres en grado descendente? Es como si dijéramos: El que es Compasivo (Rahmân) más allá de lo que puede imaginar el ser humano, en cosas inmensas, ¿no iba a ser Compasivo (Rahîm) para con el hombre en sus pequeñas necesidades?

Por ello, el musulmán se acoge a la Misericordia de Allah esperando de ella que satisfaga tanto sus aspiraciones espirituales como sus necesidades más cotidianas. Reconoce que Allah es Rahmân-Rahîm el musulmán que nunca desespera, pues sabe que la característica fundamental de Allah es la Rahma con la que puede apiadarse de él y sacarlo de todo aprieto y de toda desgracia. Por el contrario, desesperar es la actitud del que no sabe que su Creador es Rahmân-Rahîm. La desesperación es una forma de Kufr, de infidelidad hacia Allah, de ignorancia e ingratitud. La desesperación siempre está a punto de expulsar al musulmán del Islam, y por ello es un vicio que debe ser combatido con fuerza, con un retorno constante a Allah, confiando siempre en la abundancia y bondad infinita de Su Rahma.

 

         * Participa en la Acción del Rahmân la persona que atiende a las grandes necesidades espirituales de los hombres, sacándolos de la negligencia, el desdén y la inercia, y los pone en el Camino de Allah, haciéndolo con consejos sabios, evitando toda violencia, a la vez que  se apiada de los que se echan a perder a sí mismos. Participa en la significación de ese Nombre el que contempla todo mal en la existencia como una ruptura con Allah que es necesario remediar, y no ceja en el empeño, reestableciendo la armonía del universo sintonizándolo con su Creador. El que actúa así, es ‘Abd ar-Rahmân, servidor del Rahmân.

         * Por otro lado, esa persona participa en la Acción del Rahîm procurando satisfacer toda necesidad concreta del que carece de algo, en la medida de sus posibilidades. Es el que combate la pobreza, la enfermedad, la injusticia y la ignorancia, y lo hace con sus bienes, con su influencia, con su esfuerzo. Si no cuenta con nada de ello, entonces auxilia a las criaturas con la fuerza de su intención, con su tristeza y con su comunicación con Allah, intercediendo ante Él en favor de los necesitados. El que actúa así es llamado ‘Abd ar-Rahîm, servidor del Rahîm.

 

 

 

الملك

(4) al-Málik

 

         Allah, la Verdad Absoluta anterior a todas las cosas y sostén de todas las cosas, es el Creador presente al lado de toda realidad haciéndola ser, como expresión de su infinita Abundancia y Bondad, a las que llamamos Rahma, pura Misericordia, pues es absolutamente gratuita: no tiene más razón que el desbordamiento de Su Generosidad sin límites. Pero, además, Allah es el Rey de todas las cosas. Junto a Su Compasión, simultáneamente, se manifiesta Su Poder irreductible. Su Bondad es sinónimo de Su Grandeza, y Su Belleza tiene como compañera a la Majestad.

El Nombre de Allah Málik significa Rey, Soberano, y deriva de Mulk, reino, dominio. En sentido estricto, “rey-soberano” designa a aquél que es suficiente en sí y no necesita para nada de nada ni de nadie. Se basta a Sí Mismo. Además, Él es de quien todo lo demás tiene absoluta necesidad, y nada existe en sí -ni para ser lo que es, ni para cumplir con sus anhelos- prescindiendo del Rey de la existencia. Él es imprescindible, y todo le está subordinado en la raíz misma de su ser y para cada uno de sus movimientos o quietudes. Él prescinde de todo, pero nada puede prescindir de Él, ni para tomar un soplo de aire. Esta es la verdad de Allah, y quien la reconoce abandona los ídolos que pueblan las esperanzas y los miedos humanos. Y así, Él se nos presenta en la radicalidad de Su Poder, exigiéndonos una total claudicación.

Por otro lado y de forma inmediata, el término Málik implica la idea de Mâlik, Propietario, en el sentido de que todo lo que existe es suyo y le pertenece, pues es Su realización. Él es Hacedor de todas las cosas, está presente en cada realidad haciéndola ser o dejándola en la nada, perteneciéndole íntimamente, en el seno una relación estrecha sin la cual sólo hay imposibilidad. Su Mulk, Su Imperio, es inclusivo, lo aglutina y lo somete todo, y nada hay al margen de él. Allah es Creador y Gobernador de cuanto existe, sin excepción. Él determina la existencia o inexistencia de algo, y después rige todos y cada uno de sus instantes, no habiendo ninguno de ellos que escape a Su Dominio, que es, simultáneamente, directo, ineludible e indispensable[2].

En definitiva, Rey-Soberano (Málik) es aquél que no depende de nada y todo depende de Él, y todo lo que no es Él le pertenece, es suyo y está bajo su dominio y gestión. De acuerdo con esta significación original, no hay más rey que Allah. Sólo es aplicable a las criaturas y a los reyes humanos de manera metafórica.

La realeza perfecta de Allah exige al musulmán una actitud de absoluta sumisión a su Único Rey, su Señor del que depende hasta para respirar, para que el agua calme su sed y el sol le de calor. Quien es plenamente consciente de esto deja de depender de todo lo que no es Allah y unifica su corazón calmando su desasosiego en el oriente de la Verdad. Lleva la frente al suelo sólo ante su Rey y no tienen más ley que su Voluntad.

         Por otro lado y en otro orden de cosas, efectivamente las personas pueden desarrollarse espiritualmente y prescindir de muchas cosas, y conforme avanzan en ese proceso van haciéndose soberanas. Por tanto, verdaderamente se acerca al significado de la palabra Rey quien progresa en el autocontrol, quien se domina a sí mismo, no dejando ninguna de sus fuerzas o capacidades, ninguna de sus inclinaciones, ninguno de sus instintos o apetitos, fuera del ámbito de su voluntad soberana. La sobriedad, la austeridad, son virtudes que refuerzan la independencia de cada persona. Si a ello añadimos otras virtudes como la generosidad, iremos componiendo la idea de lo que en el Islam es, entre las personas, un verdadero rey. Cuando alguien logra ser autosuficiente y a la vez acoge a los demás, se entiende que es noble y rey.

 

         * Participa en la significación del Nombre Mâlik el que sólo es poseído por Allah, el que sólo posee a Allah, el capaz de prescindir de todo salvo de lo que le hace ser. Y, a la vez, gobierna su propio reino, y en él le obedecen sus ejércitos y sus súbditos, que son su voluntad, su corazón y su inteligencia. Su reino privado es su propio corazón y su cuerpo. Sus ejércitos son sus apetitos, su ira y sus pasiones. Sus súbditos son su lengua, sus ojos, sus manos, y el resto de sus miembros. Si gobierna ese reino y lo gestiona, y no es gobernado por él, si su reino le obedece y él no obedece a su reino, entonces es cuando ha alcanzado el grado de rey en su mundo.

         A ello hay que añadir que ese rey debe prescindir de las demás criaturas, mientras que la gente pasa a no poder prescindir de él, tanto para sus necesidades inmediatas como para su destino en lo infinito. Así es como se convierte en rey dentro del mundo terrestre. Ese es el grado que alcanzaron los profetas, quienes se independizaron encontrando en Allah a su único guía, mientras que las gentes están obligadas a seguirlos a ellos. Por debajo de ellos están los ‘ulamâ, los sabios herederos de los profetas. Su Mulk es en función de su capacidad para guiar a las gentes junto a su independencia.

         Con estas cualidades, el hombre se alza a algo próximo al rango de los ángeles, lo cual, a su vez, lo acerca a Allah. Y a todo esto hizo referencia el sabio al que un príncipe le dijo que le pidiera lo que necesitara. El sabio le respondió: “Tú eres quien debe pedirme lo que necesitas, porque yo tengo dos esclavos que son tus dueños: la avidez y la pasión. Ellos te vencen, mientras que a mí me obedecen”. Un discípulo pidió consejo a su maestro, y éste le dijo: “Sé rey en este mundo y en el que hay después de la muerte. Domina tu avidez y tu pasión en este mundo y serás su rey y serás rey en el mundo que hay después de la muerte. La soberanía está en la libertad y en la independencia”.

         Quien alcanza este grado, recibe con propiedad el nombre de ‘Abd al-Malik, servidor del Verdadero Rey.


 

[1] Damos aquí sólo algunas de las traducciones más habituales de estos términos, que siguen siendo insatisfactorias, pues ninguna versión cubre la amplia gama de matices que tiene el original. Los dos supuestos equivalentes se usan indiferentemente para Rahmân o Rahîm. Hay autores que consideran ambas palabras árabes como simples sinónimos, y varían las traducciones sin mucha justificación. Otras posibilidades: Clemente, Piadoso, Benevolente, Bondadoso,… igualmente para cualquiera de las dos palabras.

[2] El Nombre Málik, Rey, no incluye, obviamente, ningún matiz de arbitrariedad o despotismo, sino que nos describe “la relación entre Allah y la criatura en la raíz de las esencias”. Él es Rey al ser Creador y al depender de Él todo, y Su Dominio es su necesaria presencia rectora y ordenadora de la existencia. La contundencia de esa presencia –infinitamente más poderosa y eficaz que cualquier forma de dominio que podamos concebir- es la que nos autoriza a llamarle Rey de la existencia.

 

 

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