LA MUERTE |
De lo que debe hacerse cuando un musulmán muere
Es sunna proceder de la siguiente manera cuando alguien fallece:
1) Insinuar o dictar
la Shahada al moribundo, "La ilâha
illa Allah". Se narra, basándose en la autoridad de Abu Sa'id al-Judrî,
que el Profeta (s.a.s.) dijo: "Susurrad
al que agoniza -La ilâha illa Alla-". Otra narración, basándose en
la autoridad de Mu'âdz ibn Yabal, relata que el Profeta (s.a.s.), dijo: "Aquel cuyas últimas palabras sean -La ilâha illa Allah- entrará
en el ÿanna". Este talqîn (susurro)
sólo es necesario en el caso de que el agonizante no sea capaz de pronunciar la
Shahada por sus propios medios, pues si este es el caso hay que sugerirle que lo
haga por sí mismo; este talqîn sólo
tiene utilidad en caso de que la persona conserve sus facultades mentales y el
lenguaje, pues de lo contrario carece de utilidad; si la persona no pudiera
hablar basta que diga la Shahada en su corazón. Los 'ulama dicen que no se debe
presionar al moribundo y no decirle, "Dí, La ilâha illa Allah", pues al ser molestado e importunado
puede proferir algún improperio. Se debe pronunciar la Shahada de tal manera
que el que agoniza pueda escucharla y repetirla; si la pronuncia una vez, no se
le debe pedir que la vuelva a repetir, a menos que haya pronunciado alguna frase
o palabra posterior a la Shahada, en tal caso hay que pedirle que la repita para
que sus últimas palabras sean La ilâha
illa Allah. Hay discrepancia entre los 'ulama en cuanto a si es necesario
pronunciar sólo la primera parte de la Shahada, o bien añadir la segunda también,
es decir, La ilâha illa Allah, wa
ashahadu anna Muhammadan rasulullah.
2) Recostar al enfermo de lado de forma que la qibla quede a su derecha.
Ahmad nos ha transmitido que Fâtima, la hija del Profeta
(s.a.s.), cuando le llego la hora de su muerte, se volvió hacia la Ka'aba y
colocó su mano derecha debajo de su cabeza. Esta es la posición que el Profeta
(s.a.s.) recomendó para dormir, y también en la que debería yacer el cadáver
en su tumba.
3) Recitar la sura número 36, Ya
Sin, del Corán, según nos ha transmitido Ahmad, Abu Dâwud, an-Nisâ-î,
al-Hâkim, e ibn Hibbân; estos dos últimos consideran el hadîz
como sahîh, basándose en la autoridad de Ma'qal ibn Yasâr,
que el Profeta (s.a.s.) dijo, "Ya Sin
es el corazón del Corán. Aquel que la recite buscando la complacencia de Allah
tanto en esta vida como en la próxima, obtendrá el Gufran de Allah; así pues
recitadla cuando os llegue vuestra hora". Ibn Hibbân hace la
siguiente observación: Este hadîz se refiere a la recitación de la
sura par aquellos que estén en su última hora, pero no para aquel que ya haya
fallecido. Esta interpretación está avalada por Ahmad quien en su Al-Musnad
afirma que Safwân dice: "Los
'ulama más respetables afirman que "la recitación de Ya Sin en la hora de
la muerte de una persona facilita el trance para esta persona". El
compilador de Musnad al-Firdaûs
atribuye este hadîz a Abu Dardâ y a Abu Dzarr, los cuales han
transmitido que: "El Profeta (s.a.s.)
dijo: -Si a alguien que esté en su lecho de muerte se le recita Ya Sin, Allah
hace sus sufrimientos mas llevaderos".
4) Cerrar los ojos al difunto. Muslim narra que el Profeta (s.a.s.) fue a
visitar a Abu Salama, al que encontró con los ojos en blanco y con la mirada
fija de la muerte, entonces el Profeta (s.a.s.) se los cerró y dijo: "Cuando
el espíritu abandona el cuerpo la vista le sigue".
5) Cubrir al difunto. 'Â-isha dijo: "Cuando
el Mensajero de Allah murió se le cubrió con un trozo de tela que contenía
algunos dibujos". (Transmitido por Bujârî y Muslim). El objetivo
claramente de esta medida es salvaguardar la intimidad y dignidad del difunto
ante la curiosidad y la indiscreción ajena. Hay un consenso general en
considerar lícito el besar al difunto. El Profeta (s.a.s.) besó a 'Uzmân ibn
Mad'wun después de su muerte; igualmente, cuando el Profeta (s.a.s.)
falleció, Abu Bakr se inclinó sobre él y le besó entre ambos ojos diciendo, "¡Oh mi Profeta!, ¡Oh mi mejor amigo!".
6) Preparar el funeral sin dilación, tras haber confirmado el
fallecimiento por un médico, o alguien cualificado que pueda certificarlo.
El responsable del difunto debe apresurarse para lavarlo, cubrirlo, y
prepararlo para el funeral evitando así la posible descomposición del cuerpo.
Ahmad y Tirmidzî narran basándose en la autoridad de 'Alî ibn Abu Tâlib
que el Profeta (s.a.s.) dijo: "¡Oh 'Alî
nunca pospongas tres cosas: el Salât cuando su tiempo ha llegado; el
funeral cuando la muerte haya sido confirmada, y el casamiento de una viuda o
divorciada cuando se haya encontrado un hombre adecuado para ella".
7) Saldar las deudas del difunto. Ahmad, Ibn Mâÿah, y Tirmidzî han recogido un hadîz, basándose en la autoridad de Abu Huraîra, en el que el Mensajero de Allah (s.a.s.) dijo: "El alma de un musulmán queda en suspenso hasta que todas sus deudas son saldadas". Tirmidzî considera a este hadîz como hassan, es decir sano. Esta obligación hace referencia a aquel musulmán que dejando deudas por pagar, deja herencia con las cual resarcir su pago; si el que muere tenía la intención de saldarlas, pero no deja herencia para ello, es Allah el que se encargará de saldarlas. Puede suceder que una persona con recursos económicos como para saldar sus deudas, y con la intención de hacerlo, muera antes de poderlo llevar a cabo, en este caso hay un hadîz de Bujârî, en el que basándose en la autoridad de Abu Huraîra, el Profeta (s.a.s.) dijo: "Si alguien toma parte de la riqueza del difunto con la intención de saldar las deudas de este, pero a su vez este otro muere sin haber podido hacerlo, Allah será quien cumpla con la restitución de la misma; por el contrario si toma parte de la riqueza o de las propiedades del difunto con la intención de malgastarlas o arruinarlas, será Allah quien lo destruya".